Formar un Gobierno tras las elecciones del 20-D parece, hoy por hoy, misión imposible. El fragmentado escenario que arrojaron los comicios y, especialmente, las condiciones que los partidos están imponiendo para otorgar sus apoyos plantean un bloqueo en el que ni PP ni PSOE –los partidos más votados– parecen poder reunir los apoyos suficientes para investir presidente a su candidato. Y, pese a que los expertos avisan de que aún es muy pronto para pronosticar qué ocurrirá, sobre las negociaciones planea el fantasma de una repetición de elecciones que podría perjudicar especialmente a PSOE y Ciudadanos.
Pese a todo, las principales fuerzas políticas han asegurado que ese es precisamente el último escenario que contemplan. Pero, hoy por hoy, ni la derecha –PP y Ciudadanos– ni la izquierda –PSOE, Podemos e IU– alcanzan la mayoría absoluta ni parece cerca de llegar a un acuerdo que permita gobernar aun en minoría. Las soluciones que se han bosquejado durante estos días pasan por pactos amplios que incluyan a PP y PSOE, si bien los socialistas –claves en todos los posibles acuerdos–ya han asegurado que no piensan investir a ningún candidato del PP y que tampoco negociarán con Podemos si no renuncia a organizar un referéndum en Cataluña, una condición que el partido de Pablo Iglesias establece como línea roja.
En cualquier caso, los expertos sostienen que, ahora mismo, dos semanas después de la celebración de las elecciones, los partidos se encuentran fijando sus posturas de máximos y marcando su posición, pero pronostican que, según pasen las semanas, se irán tendiendo puentes entre ellos. "Las primeras declaraciones que ha habido forman parte del panorama típico que se da tras unas elecciones polarizadas y con mucha fragmentación", explica a infoLibre Juan Rodríguez, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Valencia (UV).
Rodríguez plantea que las "dos grandes opciones" que están sobre la mesa para formar gobierno son o bien la formación de "un gran pacto" de legislatura entre PP, PSOE y Ciudadanos con forma de coalición, o bien "una coalición de izquierdas". Pero, en su opinión, estas dos alternativas son "las opciones maximalistas" y también "las más improbables", una situación que aboca a plantear gobiernos en minoría o bien del PP con apoyo externo del PSOE, o bien de los socialistas aupados por Podemos.
La elección envenenada del PSOE
En ambos casos, la elección pivota en torno al partido de Pedro Sánchez, que se encuentra constreñido por una difícil situación interna, ya que parte de los barones territoriales piden celebrar un congreso del partido lo antes posible. Y las dos alternativas, a juicio de Jorge Galindo, investigador de la Universidad de Ginebra, son malas para el PSOE, que además ahora mismo "no es un actor unitario", sino que "los intereses de Sánchez pueden no ser los mismos que los de Susana Díaz".
"Los incentivos de Sánchez para pactar con el PP son mayores" que los de otros dirigentes socialistas, explica en este sentido Galindo, que señala que un acuerdo con los conservadores para permitir con su abstención la investidura de Rajoy permitiría no convocar nuevas elecciones, un escenario en el que el liderazgo del secretario general del PSOE podría correr peligro. Pero este acuerdo, de producirse, debería conllevar unas fuertes condiciones de los socialistas al PP para que no termine siendo perjudicial para el partido.
"Tendría que obtener concesiones en temas como un pacto por la educación, una reforma de la Constitución que incluya elementos federales, la modificación del artículo 135 de la Constitución y especialmente incluir algún tipo de medida contra la corrupción, porque si no el retrato del 'PPSOE' sería demasiado fácil para el resto de partidos", señala en este sentido Galindo. Juan Rodríguez se muestra de acuerdo con él: "Para el PSOE, pactar con el PP tiene un precio muy elevado, tendría que marcar una agenda muy clara para que le interesara, y el problema del PSOE es que no es un partido unificado que tenga claras sus prioridades".
No obstante, Pablo Simón, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), alerta de que más allá del desprestigio que podría suponer esta alianza para el PSOE, existe otro riesgo a largo plazo de mucho mayor calado: "La explosión del sistema de partidos". "En estos casos, las grandes coaliciones o los gobiernos liderados por tecnócratas, como propuso hace unos días [el número dos de Podemos] Iñigo Errejón, son la antesala de una implosión", porque visualizaría una "falta de alternativas", señala Simón.
En cualquier caso, al PP no le queda otra que tratar de convencer a los socialistas para que se abstengan si Rajoy quiere mantener el poder. Y eso pasa, sostienen los expertos, por ser muy flexibles con sus planteamientos. "El PP lo único que puede ofrecer al PSOE es deshacer toda la legislatura anterior, y además no tiene banquillo para proponer otro candidato que no sea Rajoy", sostiene Simón, mientras que Galindo asegura que, entre los conservadores, el más interesado en llegar a acuerdo con los socialistas es el actual presidente del Gobierno porque cabe la posibilidad de que en unas nuevas elecciones no fuera de nuevo candidato.
Un pacto de izquierdas llevaría a una legislatura corta
No obstante, la alianza de los socialistas con Podemos no se presenta más fácil, sino todo lo contrario. El partido de Pablo Iglesias, según coinciden los expertos, es el más interesado en que haya nuevas elecciones, y a juicio de Galindo, la estrategia que está manteniendo –poner entre sus líneas rojas el referéndum en Cataluña, inasumible para el PSOE– pasa por forzarlas, ya que entiende que podrían sobrepasar al PSOE y consolidarse como la fuerza hegemónica en la izquierda, porque "la hipótesis es que los votos se concentrarían en las dos opciones antagónicas: PP y Podemos".
"El PSOE lo tiene más difícil para pactar por su izquierda que por su derecha, porque objetivamente Podemos no quiere un pacto y apuesta por una legislatura lo más corta que pueda", coincide Juan Rodríguez. Pablo Simón se muestra de acuerdo, y si bien es cauto a la hora de interpretar la estrategia de Podemos –que a su juicio puede estar motivada por "la intención de forzar elecciones" o por la de mostrarse duro en la negociación–, ahonda en que "las líneas rojas de Podemos escapan a una mayoría de Gobierno, porque para reformar la Constitución necesitas una mayoría constitucional que el PSOE no te puede proporcionar por sí solo".
Por ello, Simón es de la opinión de que un eventual pacto PSOE-Podemos-IU –que en ningún caso conllevaría que la formación de Pablo Iglesias entrase en el Gobierno– conduciría a una legislatura "corta" y "acotada a temas clave", algo en lo que también influiría la poca estabilidad de ese eventual Gobierno, que necesitaría para alcanzar la mayoría absoluta –que le permitiría, entre otras cosas, aprobar leyes orgánicas– el apoyo del PNV y la abstención de ERC.
A esto se sumaría que los cambios constitucionales serían complicados sin el apoyo del PP, "que tiene fuerza para bloquear las mayorías cualificadas [necesarias para las reformas de la Carta Magna] y además mayoría absoluta en el Senado", recuerda Rodríguez. Los expertos, sin embargo, también llaman la atención sobre otro factor que podría influir en las negociaciones entre Podemos y el PSOE: los acuerdos que sustentan varios gobiernos autonómicos y municipales entre ambos partidos, unos pactos con los que unos y otros podrían tratar de presionar al contrario.
La repetición de elecciones, un escenario muy presente
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¿Y si no hay acuerdo? Ambas formaciones, explican los politólogos, tendrían que posicionarse para las nuevas elecciones, y eso implicaría echarse las culpas mutuamente del fiasco de la negociación. "Podemos puede verse perjudicado si el PSOE le ofrece una cosa difícilmente rechazable, y por el contrario, si Podemos toma la iniciativa presentando propuestas en cuanto se constituya el Congreso, puede transmitir la idea de 'esto es lo que haríamos si tuviéramos mayoría'", señala Rodríguez, quien considera que ahora mismo "sería más fácil explicar antes al público el 'no pacto' por las divisiones internas del PSOE que por el escaso interés de Podemos".
Así las cosas, a día de hoy es muy complicado saber qué ocurrirá, aunque los tres expertos no descartan en absoluto la repetición de las elecciones. Simón se muestra cauto a la hora de hacer un pronóstico, aunque sostiene que "o arranca un Gobierno en minoría del PSOE [con apoyo externo de otras fuerzas de izquierda] o vamos a elecciones, porque veo muy pocas opciones de que el PSOE transija con el PP". Galindo, por el contrario, apunta que "si Podemos mantiene el referéndum como condición, la única posibilidad de Gobierno es que se unan los que no están de acuerdo" (PP, PSOE y Ciudadanos), si bien insiste en que "la negociación acaba de empezar".
Por de pronto, las Cortes se constituirán el próximo 13 de enero y pocos días después –no hay un plazo legal fijado– se celebrará la primera votación de investidura, en la que los diputados pueden votar sí, no o abstenerse. Si, como todo apunta, el candidato propuesto por el rey no obtuviera mayoría absoluta, 48 horas después se celebraría otra votación en la que valdría con la mayoría simple de la Cámara. Pero si en esta votación tampoco se elige un presidente, se abrirá un plazo de 60 días tras el que, si no hay solución, se convocarán automáticamente nuevas elecciones. Hoy por hoy, todos los escenarios están abiertos.
Formar un Gobierno tras las elecciones del 20-D parece, hoy por hoy, misión imposible. El fragmentado escenario que arrojaron los comicios y, especialmente, las condiciones que los partidos están imponiendo para otorgar sus apoyos plantean un bloqueo en el que ni PP ni PSOE –los partidos más votados– parecen poder reunir los apoyos suficientes para investir presidente a su candidato. Y, pese a que los expertos avisan de que aún es muy pronto para pronosticar qué ocurrirá, sobre las negociaciones planea el fantasma de una repetición de elecciones que podría perjudicar especialmente a PSOE y Ciudadanos.