En la vida y en política siempre hay dos caminos cuando vienen mal dadas. La de coger el toro por los cuernos y la de esconderse hasta que pase el temporal. La decisión nunca es fácil y hay que tomarla en tiempo récord. José Luis Ábalos, convencido de que no hay mejor defensa que un buen ataque, ha elegido esta semana la primera opción. Dar la cara y acudir a dar explicaciones a los medios de comunicación.
En plena polémica por el presunto cobro de comisiones en la compraventa de mascarillas por parte de su asesor Koldo García, el exministro se ha enfrentado a las preguntas incómodas de los periodistas con aparente tranquilidad y fortaleza. Una jugada valiente en la que ha criticado la cacería política y el “populismo justiciero” al que está siendo sometido. ¿Ha sido una estrategia brillante o suicida? ¿Le beneficiará o le perjudicará en el futuro si es investigado?
Un político que no se esconde
“He hablado con gente que fue acusada de manera falsa y les ha costado diez años que se archivaran las demandas que les pusieron. Si te vas, eres un cadáver político. Y ya nadie va a querer ni siquiera tomarse un café contigo", le confesaba Ábalos a Risto Mejide en Todo es mentira. Esta entrevista de dos horas en el programa con el que colabora ha sido una de las más extensas y completas que ha dado. Incluso, llegó a emocionarse al hablar de sus compañeros de partido.
Dando la cara en las entrevistas, el exministro de Fomento ha conseguido transmitir la imagen de que es un político que no tiene nada que esconder. En sus intervenciones, se ha presentado como una víctima del sistema y de su partido, desviando el foco de su presunta culpabilidad a lo injustamente que está siendo tratado. "Nunca he visto a un grupo político hacer un pronunciamiento semejante, con un órdago que se haría efectivo en 24 horas”, decía sobre el ultimátum que le dio PSOE para que renunciase a su acta de diputado.
Esta estrategia le ha humanizado y ha hecho que muchos ciudadanos empaticen con él, como hemos visto con la cantidad de memes que han surgido sobre su capacidad de resistencia. “Es una respuesta muy coherente con su perfil político”, opina el profesor de Comunicación política de la Universidad de Navarra Jordi Rodríguez-Virgili. “Ábalos es un hombre que domina bien la comunicación, que está habituado a salir en los medios y se encuentra cómodo, pero los focos, a veces, queman y las posibilidades de cometer errores cuando estás bajo la lupa de la justicia y del control político son mayores por mucho que domines el registro”.
Una estrategia coherente, pero arriesgada
En la entrevista con Risto Mejide, Ábalos incurrió en algunas inexactitudes, por ejemplo, sobre la fotografía que les sacaron en una marisquería del centro de Madrid. Uno de los momentos de mayor tensión fue al final de la conversación en el chéster, cuando el presentador le pidió que le mostrase la última vez que había hablado con Koldo. Ábalos se negó a enseñar el móvil con evasivas y contradicciones.
La politóloga y analista política Verónica Fumanal estuvo el día de la entrevista en el plató de Todo es mentira y pudo hacerle preguntas al exministro. “Su primer intervención en el Congreso de los Diputados cuando se pasó al Grupo Mixto fue muy buena, medida y calculada y si se hubiera quedado ahí y mantenido lo mismo que dijo podría haberle salido mucho mejor, pero en la entrevista con Risto evidenció que su versión tiene lagunas. Hubo momentos en que no la supo mantener”, explica.
Ver másEl juez ordena bloquear 88 cuentas bancarias de la 'trama Koldo'
Una opinión que comparte con el profesor de Comunicación Política en la UPF Barcelona School of Management Toni Aira. “En el Congreso transmitió un punto importante de aplomo y tranquilidad, pero la tournée se ha hecho un poco larga. Ábalos se ha recreado demasiado en las entrevistas y ha ido a peor. Creo que al final ha sido contraproducente porque ha entrado en errores que pueden serle perjudiciales y ha generado una sensación de que está sobreactuando”, añade.
La importancia de la coherencia en las tournées mediáticas
El objetivo de José Luis Ábalos desde el principio ha sido intentar salvar los muebles ante el goteo continuo de informaciones sobre su relación con Koldo, pero, tal y como explica Fumanal, “las tournées mediáticas hay que hacerlas con mucha estrategia y, sobre todo, teniendo en cuenta que se ha de mantener la misma versión. En comunicación de crisis se recomienda utilizar siempre las mismas expresiones”.
Aunque con la gira por los platós ha conseguido colocar su relato, a veces, ha mostrado debilidades en su línea argumental. Algo que no es de extrañar al asumir una exposición mediática tan elevada en un tema judicial tan complejo y con tantas aristas. El jueves aseguró que la de Todo es mentira sería su última entrevista por el momento, pero su actividad como diputado del Grupo Mixto continuará en el Congreso. El tiempo dirá hasta qué punto los riesgos de exponerse han merecido la pena.
En la vida y en política siempre hay dos caminos cuando vienen mal dadas. La de coger el toro por los cuernos y la de esconderse hasta que pase el temporal. La decisión nunca es fácil y hay que tomarla en tiempo récord. José Luis Ábalos, convencido de que no hay mejor defensa que un buen ataque, ha elegido esta semana la primera opción. Dar la cara y acudir a dar explicaciones a los medios de comunicación.