El Gobierno apuesta por los nuevos fondos de inversión de defensa colocando 367 millones en pleno rearme

El nuevo orden geopolítico mundial ha convertido al sector de la seguridad europeo en la nueva pepita de oro. Y los inversores son conscientes de ello. Solo el año pasado, según datos de la compañía de análisis PitchBook, las firmas de capital riesgo invirtieron en compañías de defensa del Viejo Continente 576,6 millones de euros, el doble de lo que se registró en el ejercicio anterior. Un pastel del que también quieren comer los fondos españoles especializados, que han acabado por convertirse en una de las piezas clave del rearme planteado por el Gobierno de coalición. Unos vehículos de inversión para los que el Ejecutivo ya ha puesto sobre la mesa más de 367 millones de euros.
Estos instrumentos financieros son uno de los pilares sobre los que se apoya el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, aprobado a finales de abril en Consejo de Ministros y remitido a Bruselas para que la OTAN y la Unión Europea lo analicen. De ahí que el Gobierno contemple la inversión en "fondos de capital riesgo especializados en el ámbito de la defensa" dentro de la partida destinada a la mejora de condiciones laborales, preparación y equipamiento de las Fuerzas Armadas. Y dos son los nombres propios que destacan en este mundo y que aspiran a repartirse buena parte de la tarta: Hyperion Fund y Nazca Aeroespacial y Defensa I.
El ámbito geográfico de inversión de ambos se circunscribe a nuestro país, si bien también contemplan la posibilidad de hacerlo en compañías extranjeras, siempre que se vayan a integrar en otras españolas –así lo establece el segundo fondo– o estén afincadas en un país de la OTAN –como fija el primero–. Las normas de ambos vetan la inversión directa o indirecta en compañías cuyo negocio principal consista en la venta de armas, munición o equipamiento letal. Ahora bien, en el caso del segundo, el folleto incluye una cláusula que bordea la prohibición: "Esta restricción no se aplicará en la medida en que dichas actividades formen parte de políticas explícitas de la Unión Europea o las complementen".
Cuando lo registró ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la idea de Nazca Capital, cuyos tentáculos llegan a todo tipo de sectores –desde el agroindustrial al de la salud o el audiovisual–, era que su nuevo fondo orientado a la inversión en "tecnologías y soluciones de uso dual" del ámbito aeroespacial, de defensa y seguridad pudiera alcanzar un tamaño máximo de 500 millones de euros, el triple que el de Hyperion y uno de los mayores vehículos de inversión especializado en la materia del Viejo Continente. Una cifra que ha ampliado hasta los 600 millones después de haber recibido un fuerte espaldarazo institucional.
El Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, entidad pública empresarial dependiente del Ministerio de Ciencia, se ha convertido en inversor ancla del fondo –aquel que pone sobre la mesa importantes sumas de dinero, sirviendo de cebo para atraer a otros inversores–. A través de Innvierte, programa de apoyo a la inversión de capital riesgo en empresas de base tecnológica, el CDTI ha acordado una aportación de hasta 294 millones de euros al fondo de Nazca Capital. La entidad gestora, liderada por Santiago Carbó y Álvaro de Mariátegui, aún debe conformar el consejo asesor del fondo, que estará compuesto "por perfiles de alta relevancia" en el ámbito de la defensa o la seguridad.
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Quien ya cuenta con ese equipo es Hyperion Fund. En su caso, presumen de contar con el asesoramiento de pesos pesados a nivel internacional: desde el ex secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen hasta la exministra francesa Michèle Alliot-Marie o la diplomática estadounidense Paula Dobriansky. A diferencia de su competidor, el fondo, que cuelga de la gestora Singular, cuenta con caras más reconocidas. Entre sus ejecutivos está el exlíder del PP Pablo Casado, que no supo medir en su día las consecuencias de una guerra con Isabel Díaz Ayuso pero sí fue capaz de anticiparse al bum militar. Y le acompañan un nieto del expresidente del Banco Santander –Ricardo Gómez-Acebo Botín– o un exasesor del exministro de Defensa Pedro Morenés –Joaquín Ortiz–.
También Hyperion cuenta ya con respaldo institucional. En diciembre, el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación se comprometió a invertir en el fondo 28,5 millones de euros. Un vehículo de inversión en el que también participa el Instituto de Crédito Oficial. A través de su Fondo Next-Tech, una iniciativa conjunta de esta entidad pública con la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, ha inyectado 45 millones de euros para un vehículo de inversión en el que también ha puesto los ojos Nortia, el holding inversor del empresario Manuel Lao, y grandes compañías como Indra –que ha buscado una participación del 15% en el fondo– o Prosegur.
Desde que consiguió los compromisos para echar a andar, el fondo de Pablo Casado no ha parado de moverse. En las últimas semanas, Hyperion se ha hecho con un 11,7% de la startup espacial Sateliot tras inyectar 10 millones. Además, ha participado, junto a Lauria Partners, en la operación de compra de la empresa de ingeniería y fabricación de mecánica de alta precisión en los sectores aeroespacial y de la defensa Gutmar, donde Hyperion entrará como socio minoritario. Y también en la compra del grupo de aviación privado Gestair. Además, ha liderado otra ronda de financiación alrededor de la startup de sistemas de propulsión Pangea.