El impacto fue altísimo el jueves al mediodía. La noticia de la dimisión de Íñigo Errejón pilló por sorpresa al ala socialista del Gobierno. Y la preocupación se fue haciendo más grande conforme pasaban las horas y se iban conociendo más detalles del contexto. Muchos dirigentes del PSOE se quedaron en shock al leer los relatos de las víctimas y las acusaciones por violencia machista.
En el PSOE no hubo ningún tipo de duda: tolerancia cero. Y fue el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien decidió marcar la posición de manera clara y rotunda a través de la red social X. Y desde la propia Moncloa se pidió a todos los ministros que tenían intervenciones ante los medios que se trasladara a la opinión pública el máximo apoyo a las víctimas en las horas siguientes.
Este domingo, desde Omán, durante la escala de la visita a la India prevista para comienzos de la semana, el presidente del Gobierno defendió las decisiones tomadas por Díaz y Sumar. En conversación informal con la prensa, el líder del PSOE ha recalcado que Díaz nunca le comentó nada sobre la conducta de Errejón ni sobre su vida personal. No obstante, destacó que la situación es "dolorosa y desagradable" y, aunque niega que el Gobierno de coalición se haya debilitado por ello, expresó dudas sobre la reestructuración del espacio político en el que se encuentran Sumar y Podemos.
La violencia machista es un tema crucial para el Gobierno, que se define como el más feminista de la historia. Es una de sus grandes banderas en un momento en el que aparecen corrientes negacionistas y en el que preocupa especialmente la actitud de muchos chicos jóvenes, donde la ultraderecha ha encontrado un fértil campo de votos.
Errejón es un personaje político muy conocido por los socialistas. Un dirigente en el que centraron muchas críticas hace una década cuando el sorpasso era factible por parte de Podemos y con el que luego fueron entablando una buena interlocución al haber evolucionado hacia posiciones pactistas y grandes acuerdos con el PSOE. Además, muchos en el partido que dirige Pedro Sánchez lo han visto siempre como un aliado para contrarrestar las posiciones más duras de Pablo Iglesias, Ione Belarra e Irene Montero.
"Sumar está dando explicaciones y actuando"
El impacto es total, pero desde el ala socialista se centran en marcar la distancia: es un asunto de partido, deben gestionarlo Sumar y Más Madrid. Esta es la posición que se marca tanto desde La Moncloa como desde el cuartel general del PSOE en la calle de Ferraz. Varios ministros consultados por infoLibre muestran su indignación con el caso pero remarcan que es un asunto limitado a sus socios.
En la dirección del PSOE también explican: “Sumar está dando explicaciones, han actuado y ahora deben investigar qué falló. A partir de ahí, todos los esfuerzos deben ir a propiciar un entorno seguro para las víctimas, para que denuncien y no teman acercarse a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Que los partidos tengamos protocolos para prevenir estas situaciones, como lo tiene el PSOE desde 2021, y que se actualizará y mejorará en el próximo congreso federal de Sevilla”.
El caso de Errejón viene a colocar más al límite a Sumar, que se encuentra en horas bajas en los sondeos y que está inmerso en un complicado proceso congresual donde tiene que elegir un nuevo liderazgo tras la dimisión de Yolanda Díaz por el mal resultado en las elecciones europeas del pasado 9 de junio. Frente a la interpretación que se puede hacer sobre que esto puede llevar votos al PSOE frente a un Sumar desgastado, muchos dirigentes socialistas, en cambio, indican que esto es perjudicial también para ellos.
"No podemos entrar. Respeto a Sumar"
El convencimiento general en el PSOE, empezando por el propio Pedro Sánchez, es que necesitan a un espacio a su izquierda que sea competitivo en las urnas y que puede disputar de tú a tú con Vox las terceras plazas en las circunscripciones provinciales. Además, los análisis que hacen demoscópicamente indican que la izquierda tiene casi imposible repetir en La Moncloa si Podemos y los otros partidos progresistas van por separado. Como dice un dirigente de Ferraz: “Esto no funciona si vamos tres en vez de dos”.
En el propio tuit que lanzó Sánchez pocas horas después de saltar la crisis se incluyeron unas palabras destinadas a apoyar a Sumar en un momento tan difícil: “Toda mi confianza a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, una organización que ha hecho y está haciendo mucho por el progreso de las mujeres”. El presidente del Gobierno cuida a sus socios para que resistan y no quiere entrar en un tema tan sensible en diferencias. Como indican en La Moncloa: “No podemos ni debemos entrar. Respeto a Sumar”.
El caso Errejón tiene un impacto claro en la ciudadanía y en los votantes progresistas. A lo que se aferran ministros socialistas cuando se les pregunta por las consecuencias es que prevén una legislatura larga. “Siempre que ha llovido ha escampado”, resume una de las personas con más fuerza en el Consejo de Ministros. Otro miembro del Ejecutivo insiste en decir que se trata de “algo personal de Errejón”.
La debilidad de Sumar
La debilidad de Sumar (que apenas supera los seis puntos en intención de voto en unas generales, cuando llegó a superar los doce hace apenas quince meses, en el 23J) es uno de los principales frenos en La Moncloa y en Ferraz cuando alguien pone encima de la mesa la posibilidad de ir a las urnas. Muchos creen que sería un “suicidio” directo porque la izquierda no sumaría, como ya se comprobó en las pasadas elecciones europeas.
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La grave crisis de Sumar explota en mitad de un momento muy delicado para la legislatura y se suma al desgaste de imagen que provoca también la investigación sobre el caso Koldo. Los partidos de la coalición negocian ahora el proyecto de ley de presupuestos generales del Estado, que puede ser la clave de bóveda para apuntalar la legislatura. La vista está puesta en intentar sacar las cuentas públicas rearmando la mayoría de investidura, que ahora está muy codiciada por los procesos congresuales en el independentismo catalán.
También dirigentes socialistas empiezan a vislumbrar que el espacio a su izquierda se mueve ya en otros ejes diferentes al 23 de julio. Izquierda Unida trata de tener un nuevo papel, especialmente para vehicular un espacio en el que vuelva a integrarse Podemos. En cambio, los de Ione Belarra no quieren escuchar esta opción en estos momentos y defienden seguir "su propio camino". En la pasada sesión de control no pasó desapercibido el tono duro entre María Jesús Montero y la líder de los morados.
Una parte importante del Consejo de Ministros hace la lectura de que Podemos ve que no habrá presupuestos y de que la legislatura no va a llegar a su fin, por lo que, interpretan, los morados están sacando su lado más duro por si hay que ir a las urnas. Además, vuelve a resurgir con fuerza la figura de Irene Montero después de haber logrado un escaño en el Parlamento Europeo y acapara de nuevo mucho espacio mediático.
El impacto fue altísimo el jueves al mediodía. La noticia de la dimisión de Íñigo Errejón pilló por sorpresa al ala socialista del Gobierno. Y la preocupación se fue haciendo más grande conforme pasaban las horas y se iban conociendo más detalles del contexto. Muchos dirigentes del PSOE se quedaron en shock al leer los relatos de las víctimas y las acusaciones por violencia machista.