Hepatitis C, la enfermedad silenciada de casi un millón de españoles

7

Algunos médicos y pacientes se refieren a ella como una enfermedad "silenciada". La hepatitis C es un virus asociado tradicionalmente al consumo de drogas inyectables, si bien la mayoría de las infecciones tuvieron lugar en España a través de transfusiones de sangre y derivados contaminados (hasta 1992 no era posible detectar carga viral en la sangre) e inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas.  

Según datos de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) afecta a más de 900.000 personas en España y más del 50% de los pacientes que han necesitado un trasplante son pacientes con hepatitis C que han evolucionado a una enfermedad hepática terminal. En conjunto, los virus de la hepatitis B y de la C son la causa principal de cáncer del hígado en el mundo y representan el 78% de los casos, según datos de la OMS. Además, el INE certifica que en 2012 (el último año del que hay cifras) murieron 731 personas en España como consecuencia directa de este virus.

Tras mucho tiempo acallada, de la hepatitis C se ha vuelto a hablar en los últimos meses gracias a la existencia de unos fármacos de última generación (sofosbuvir y simepravir) que son capaces de curar indefinidamente determinados genotipos. Pero colectivos profesionales y de pacientes se quejan de que su alto precio (alrededor de 50.000 euros por tres meses de tratamiento en el caso de la terapia combinada con ambos fármacos) está provocando que no llegue a los enfermos que lo necesitan. Tras meses de negociaciones con la farmacéutica que lo comercializa, ambos fármacos (de nombre comercial Sovaldi y Olysio, respectivamente) entraron en la financiación pública el pasado noviembre. 

Los documentos de instrucciones a seguir por los facultativos –los llamados Informes de Posicionamiento Terapéutico– recogen que la terapia combinada, la considerada óptima porque aporta tasas de curación del 90%, sólo se autorizará a enfermos que requieran un tratamiento urgente y que no puedan someterse a la terapia clásica con interferón (un tratamiento inyectado que tiene notables efectos secundarios). El informe, que no cuenta con memoria económica, tampoco detalla qué se entiende por tratamiento urgente. El ministerio, según informó en una nota de prensa, ha reservado una partida de 125 millones de euros para financiar este medicamento "durante el primer año de comercialización". Si el precio finalmente pactado es de 25.500 euros por tres meses de tratamiento, quiere decir que serán alrededor de 4.900 los pacientes a los que se suministrará Sovaldi.

Los datos que manejan los hepatólogos, señala el doctor Rafael Bárcena, ex jefe de sección de Gastroenterología del Hospital Ramón y Cajal y Madrid (puesto del que acaba de ser jubilado de manera forzosa a pesar de haber pedido la prórroga) hablan de que hay alrededor de 35.000 pacientes con cirrosis, es decir, hepatitis crónica en España. Son personas que aunque no han experimentado por el momento grandes complicaciones, sí pueden ver afectada su situación clínica de forma repentina. "Con el tiempo llegan las varices en el esófago que pueden acabar en hemorragias internas y ahí si el pronóstico empieza a ser muy malo, que es lo que se llama cirrosis descompensada", explica. 

Profesionales como el doctor Bárcena consideran que el Ministerio de Sanidad prevé una prescripción "limitada" del tratamiento. A su juicio habría que tratar a todo paciente con cirrosis, es decir, a esas 35.000 personas. ¿Cuál es la explicación? "Hay dos factores: por un lado, estos pacientes tienen un gran riesgo de cáncer; y, por otro, la enfermedad acaba por descompensarse y ahí ya sí se entra en un momento muy grave. Cuando un cirrótico se descompensa, la supervivencia a los cinco años es menos del 50% y a los dos años ha muerto el 30%. Es peor que un cáncer. Los que no fallecen tienen una calidad de vida muy mala. Por eso no hay que esperar a tratar a un enfermo que tenga riesgo de muerte tan importante. Es verdad que no está previsto ahora, pero esa tiene que ser la meta que tiene que tener el país a uno o dos años", señala. 

El doctor Juan Manuel Pascasio, experto hepatólogo del Grupo de Trasplante Hepático del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, cree que entre la situación ideal desde el punto de vista médico, que es tratar a todas las personas infectadas por el virus en España, y las restricciones que se ponen por parte de la Administración a la hora de suministrar estos tratamientos hay "demasiada distancia".  "Es verdad que hay pacientes que podrían esperar y que no experimentan situaciones de tanta urgencia, pero que se recomiende tratar a pacientes trasplantados, en lista de trasplante o con cirrosis con interferón habiendo terapias sin riesgos para el enfermo y con mejores tasas de respuesta no es aceptable, es una línea que no se puede pasar. Los efectos del interferón no es que sean molestos, es que en algunos casos pueden ser peligrosos. Cuando no se disponía de otro tratamiento había que forzarlo, pero habiendo ahora terapias más efectivas no tiene justificación que no se usen", sentencia. 

Falta de información 

La mayoría de las autonomías se muestran reticentes a la hora de informar sobre cuántos pacientes están recibiendo la terapia combinada. Este periódico se puso en contacto con las consejerías de Sanidad de las 17 comunidades para preguntarles por esta cuestión y sólo dos facilitaron datos. Es el caso de Aragón y la Comunidad Valenciana, donde están siendo tratados 50 y 35 pacientes, respectivamente. La Administración valenciana estima que son 500 los afectados con estados avanzados de la enfermedad (los que, por tanto, tendrían que tener acceso a la terapia) y la aragonesa no dio esta información. En Canarias, Madrid y La Rioja se han creado comités que evalúan, atendiendo a criterios médicos, a los pacientes que pueden tener acceso a esta nueva combinación de fármacos.

Los colectivos de afectados se quejan de que el fármaco no está llegando. Mario Cortés, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C de Madrid, asegura que sólo tienen conocimiento de que se está tratando a Saturnino Cobo, un paciente terminal cuya mujer se puso en huelga de hambre hace unas semanas. De hecho, asegura que hay otras dos personas con la enfermedad en un estado muy avanzado a los que no se les está facilitando. "El tema es muy grave; la única explicación que nos dan es que no hay dinero. Las estimaciones que tenemos en base a datos que nos han facilitado a hepatólogos es que en Madrid hay unas 3.600 personas con cirrosis descompensada que necesitan ya una solución", explica. 

"Si existe un medicamento que es efectivo, lo que tiene que hacer el Ministerio de Sanidad es ponerlo a disposición de las personas que lo necesiten", explica Pedro Santamaría, portavoz de la Asociación Catalana de Enfermos de Hepatitis. En este sentido, Santamaría reclama que su utilización como medicamento compasivo se extienda ya, al menos, a los grupos de pacientes que se encuentran en situación clínica de enfermedad avanzada o descompensada y de riesgo vital derivado de la evolución de la enfermedad. "Estamos disgustados e indignados y consideramos que lo que está haciendo el Ministerio de Sanidad es omitir su deber de socorro", denuncia. En este sentido, Santamaría asegura que en los hospitales públicos catalanes hay grandes acumulaciones sin respuesta de peticiones de tratamiento y tacha de inaceptable que se estén utilizando "criterios economicistas" para negar el tratamiento a este grupo de pacientes "a pesar del despilfarro de recursos públicos utilizados para fines mucho menos importantes". 

La efectividad de la terapia combinada 

Otro aspecto clave es la efectividad del tratamiento. Desde el Ministerio de Sanidad aseguran que los datos actuales sobre la eficacia clínica de Sovaldi son limitados. "El medicamento produce la supresión de la carga viral, y la mantiene varios meses, pero esta respuesta varía mucho en función del estadio y del genotipo de la enfermedad, por lo que no se puede afirmar que se obtengan beneficios indiscutibles en los pacientes más graves (por ejemplo, pacientes con hígado trasplantado que se han reinfectado), si bien Sovaldi se viene utilizando desde hace varios meses en estos pacientes al carecer de otra alternativa terapéutica", explican. 

Los hepatólogos consultados por infoLibre aseguran que la eficacia de la terapia combinada está probada en los genotipos 1 y 4, pues no sirve para todos los tipos de infecciones hepáticas. "Lo ideal es tratar a los pacientes cuanto antes mejor, pues son pacientes que se van a curar, en los que se va a evitar la progresión de la enfermedad e incluso que van a dejar de utilizar el sistema sanitario, van a dejar de gastar. El de la hepatitis C es un virus que se cura, que no requiere un mantenimiento del tratamiento para que esté controlado", explica el doctor Acevedo. 

Científicos descubren el método para reparar genes de embriones humanos y evitar una enfermedad hereditaria

Ver más

Un momento clave

Las principales fuentes de adquisición del virus fueron en torno a los años 80 en relación con las transfusiones de sangre y la drogadicción. Afortunadamente, dice el doctor Bárcena, las fuentes de infección "están disminuyendo". "Lo que queda es una carga de enfermedad muy alta en la población que se infectó a partir de los años cincuenta, cuando estaban en su juventud. Son, por lo general, pacientes con cirrosis que ya empiezan a tener problemas para hacer una vida normal", asevera. Por eso, el actual, es un momento clave. 

"Lo que tenemos ahora delante son las consecuencias de las infecciones de esos años, han pasado 20, 30 o 40 años y lo que estamos viendo son muchos casos de enfermedad avanzada", dice el doctor Pascasio. De hecho, explica este médico, está previsto que en los próximos años y hasta 2020 sigan avanzando las necesidades de trasplante de hígado por el aumento del número de enfermos y sus complicaciones. "Para que haya un impacto significativo en salud pública hay que poner remedio a esta situación tratando a muchos pacientes, no solo a los más graves. No se trata solo de tener tratamientos muy eficaces, sino de que esos tratamientos se apliquen a mucha gente", sentencia Acevedo. 

Algunos médicos y pacientes se refieren a ella como una enfermedad "silenciada". La hepatitis C es un virus asociado tradicionalmente al consumo de drogas inyectables, si bien la mayoría de las infecciones tuvieron lugar en España a través de transfusiones de sangre y derivados contaminados (hasta 1992 no era posible detectar carga viral en la sangre) e inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas.  

Más sobre este tema
>