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El debate presupuestario

Las ideas de Feijóo sobre los Presupuestos: críticas que servirían también para Rajoy y pronósticos fallidos

Alberto Núñez Feijóo asiste este sábado al Congreso Nacional de Familias Numerosas en Santiago de Compostela.

“Que la segunda partida más importante [del proyecto de Presupuestos para 2023] después de las pensiones sean los intereses de la deuda conlleva que todos los organismos digan que este Presupuesto no es real. Ha caducado en 24 horas”. Así de contundente se mostró esta semana el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a las puertas del que será su primer debate presupuestario de la legislatura.

Lo hizo en una entrevista en televisión sin darse cuenta, aparentemente, de que lo que estaba criticando es un rasgo común a los Presupuestos españoles de los últimos años, tanto los impulsados por el PSOE —y Unidas Podemos— como por su propio partido.

Es verdad que en las cuentas que el Gobierno has enviado al Congreso la partida más abultada son las pensiones. Son 190.687 millones de euros, que representan el 39% del dinero disponible, casi cuatro de cada cinco euros. La segunda partida más importante son las transferencias a otras administraciones públicas, sobre todo comunidades autónomas (66.457 millones de euros, el 13,6% del total). Y la tercera, efectivamente, es dinero destinado a pagar deuda pública (31.275 millones, un 6,4%). 

Lo que Feijóo no dice es que esa estructura se repite desde hace años. Basta con poner como ejemplo los últimos Presupuestos del PP, aprobados al final del mandato de Mariano Rajoy y correspondientes al ejercicio del año 2018. En aquel momento, bajo la dirección económica de Cristóbal Montoro, las pensiones también eran la partida más abultada e incluso destacaban más en el conjunto de las cuentas (un 40,9%). La segunda partida en importancia también eran las transferencia a otras administraciones públicas (comunidades autónomas y ayuntamientos) y ascendían a 49.519 millones (un 14% del gasto, también por encima de la proporción prevista ahora para 2023). Y la tercera, que es la que Feijóo utiliza contra Sánchez, también se dedicaba con Rajoy a abonar los intereses de la deuda pública: 31.547 millones (un 6,9%). 

Es decir: para criticar a el peso de los intereses de la deuda en el proyecto de Presupuestos de Sánchez (6,4%), Feijóo pasa por alto que esa partida no sólo ya era la tercera en importancia sino que tenía una presencia mayor en las cuentas de Rajoy (6,9%).

Calco de Casado

No es esta la única incongruencia presente en el discurso económico del líder del Partido Popular. Las primeras opiniones con las que ha recibido el proyecto de Presupuestos del Gobierno para 2023, en el que no ha encontrado un solo rasgo positivo, son un calco de las que su antecesor Pablo Casado utilizó el año pasado para descalificar las cuentas del Ejecutivo para 2022.

Entonces Casado y su equipo intentaron erosionar el proyecto de Presupuestos diciendo que no valía “la pena ni enmendarlos, porque todas las previsiones” en que se basaban eran “falsas”. “Nacen muertos y las previsiones macroeconómicas son papel mojado”, decía enfáticamente Casado, según el cual PSOE y Unidas Podemos habían elaborado las cuentas públicas “al revés”, anteponiendo el gasto que necesitaba para comprar votos y cuadrando luego “a martillazos los ingresos”. 

“No podemos aceptar que con la que está cayendo en España y con las cuentas públicas al límite, este Gobierno se dedique a comprar votos con los independentistas”, acusaba el entonces líder del Partido Popular. En vez de eso, defendía con vehemencia, la alternativa pasaba por bajar impuestos, quitar burocracia, dar flexibilidad laboral “y no andar comprando votos como si fuéramos un partido peronista, que es lo que le gusta al Gobierno”.

Un año después, Feijóo no se ha movido un milímetro de ese discurso. “Lo que necesitamos son unas cuentas públicas creíbles”, declaró el lunes pasado. Pero el proyecto del Gobierno “se basa en una previsión de crecimiento irreal, en una previsión de ingresos fiscales irreal y en una crecimiento de la economía irreal”. Lo que viene, según él, es menos creación de empleo, tipos de interés más elevados y un incremento de la deuda pública.

Es indistinguible de lo que el equipo de Casado decía hace un año. El diputado lucense Jaime de Olano, que sigue siendo portavoz económico con Feijóo, afirmaba tajante que España no iba a crecer este año lo que el Ejecutivo decía que iba a crecer y que no se iba a recaudar lo que PSOE y Unidas Podemos calculaban que se iba a recaudar. 

Previsiones equivocadas

Acertó en lo primero (el crecimiento sigue estando a la cabeza de los países de nuestro entorno, aunque está siendo menor de lo esperado), pero se equivocó de plano en lo segundo: la recaudación está en récord, lo que está permitiendo financiar el escudo social desplegado para hacer frente a las consecuencias económicas de la invasión ruinas de Ucrania.

La exministra Elvira Rodríguez también pronosticaba entonces que España pincharía “en recaudación y en crecimiento” y hacía suyos a los pronósticos ese organismos internacionales que, antes de la guerra, preveían un aumento del PIB español de entre el 5 y el 5,5%. 

Los calificativos se repetían, impulsados por los argumentarios que salían de Génova: las cuentas eran “mentira” y “tramposas” porque se basaban en “falsas previsiones de crecimiento e ingresos” e iban a generar desempleo y una caída pronunciada de la recaudación vía impuestos. Ahí es donde más se equivocaron: las cifras de empleo mejoraron notablemente a lo largo de 2022, impulsadas por la reforma laboral y el crecimiento económico. El paro sigue por debajo de los tres millones, pese a que su descenso se ha detenido en los últimos meses, y la Seguridad Social continúa en máximos, por encima de los 20 millones de trabajadores afiliados.

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Con todo, la principal magnitud en la que erró el PP el año pasado en el debate presupuestario fue en la recaudación. Como ellos mismos subrayan cada vez que piden bajadas de impuestos generalizadas, los ingresos del Estado están en cifras récord, muy por encima de lo previsto.

Feijóo y su equipo repiten los argumentos de Casado. Los Presupuestos son una “compra de voluntades” para asegurarse los votos del independentismo catalán y de Bildu. “Con los PGE se pagan favores al nacionalismo y se elude cualquier reforma en profundidad. Vienen a sumarse a una política económica errática, cuyo fracaso puede constatarse con datos”, defendió poco después de que el Consejo de Ministros aprobase el proyecto. Según el líder del PP, las cuentas públicas corren el riesgo de ser fraudulentas por apoyarse en cifras ficticias.

Casado situaba España hace un año a las puertas de una recesión, en quiebra técnica y al borde de un rescate. Feijóo pronostica que viene una crisis y que en España será “más profunda y más prolongada” que en los países de nuestro entorno. La visión de Casado no se cumplió. España va a cerrar el año con un crecimiento del 4,3%, muy por encima de Alemania, Italia o Francia, según los últimos datos publicados por el FMI. Para saber si Feijóo se acierta tendremos que esperar doce meses.

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