La identidad contra nadie de Luis García Montero

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Una defensa de la cultura popular como transmisora de valores solidarios y creadora de espacios de convivencia democrática. Una crítica a la infección de la telebasura alimentada por unos medios sujetos a intereses espurios. Una reivindicación del hilo poético andaluz –de Luis Cernuda a Antonio Machado, Federico García Lorca y Rafael Albert, por nombrar sólo cuatro de sus referentes–, hilo del que Luis García Montero es estudioso, divulgador y continuador. Una alerta contra la imparable mercantilización de la vida, los valores, el tiempo, el ocio, la cultura. Y una conclusión: si se aplasta la cultura popular y se destruye el crédito de las instituciones, si se impone el "anfalfabetismo orgulloso" que campa a sus anchas por las redes sociales, ganarán los Trump y las Le Pen y perderá la democracia. El poeta Luis García Montero (Granada, 1958), presidente de la Sociedad de Amigos de infoLibre, tomó la palabra este martes, 28 de febrero, Día de Andalucía, como Hijo Predilecto de la comunidad, para hablar de todo lo anterior y para tender una reflexión sobre la identidad (la andaluza y todas las demás), que a su juicio es imprescindible para tejer comunidades humanas, pero también temible cuando se utiliza para construir un "nosotros" excluyente. Y a los hechos se remitió...

"Son, desde luego, una amenaza las identidades rocosas, fundamentalistas, colonizadoras, soberbias, que quieren imponerse como único modo de vida. Hay demasiadas banderas, demasiados credos, demasiados patriotismos, demasiadas costas y fronteras manchadas de sangre", afirmó desde el atril del Teatro de la Maestranza, en Sevilla, tras recibir el título honorífico de manos de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. "Pero tampoco", añadió, "es muy alentadora la renuncia a una identidad, porque los individuos condenados a la soledad y al vacío son incapaces de habitar la palabra nosotros". "Sin identidad nadie se siente responsable de nadie. La ley del 'yo a lo mío' es tan mezquina como la consigna de 'todos a obedecer mis mandamientos'", afirmó el poeta, las gafas a mitad de la nariz, sosteniendo en la mano las hojas de su discurso.

 

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García Montero recibió el título de Hijo Predilecto junto a la actriz Mariana Galiana, conocida por sus papeles en Solas y la serie Cuéntame. El poeta habló en representación de todos los distinguidos en el Día de Andalucía, tanto Galiana, Hija Predilecta, como las personalidades del mundo de las artes, las ciencias, el deporte y la técnica que recibieron la Medalla de Oro de Andalucía. Defensor de una identidad que es la antítesis de la estridencia patriótica o el golpe de pecho, García Montero reivindicó, a través de su propia voz y de otros poetas andaluces, la idiosincrasia andaluza por su resistencia a la mercantilización y su aprecio por la belleza pausada. "Hace años, paseando por la Bahía de Cádiz, vi cómo la gente daba una ovación espontánea a una puesta de sol. Se celebraba la belleza y el paso natural del tiempo", contó. Eso es producto, según García Montero, de "una identidad que se niega a la mercantilización y que no pierde nunca el deseo de una relación elegante y llena de sensualidad con la vida".

Pero no cabe la resignación frente al paro o la pobreza, dijo, recogiendo una reflexión de Cernuda desde su exilio mexicano. El desafío es "salir de la pobreza sin caer en la prepotencia del lujo, progresar económicamente sin convertir en mercancía todo lo que pensamos, sentimos y tocamos", afirmó García Montero. "Buena tarea a la hora de buscar una identidad", resumió.

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Para que se identidad sin alambradas se levante, es imprescindible la cultura. La educación, insistió el poeta. García Montero destacó el valor de la cultura popular, aplaudió el empeño de la Institución Libre de Enseñanza y, como contraplano de todo ello, alertó de la omnipresencia de una telebasura que eleva a la categoría de problema español de primer orden. "Confieso que cuando veo algunos programas de telebasura, cuando observo el modo en el que se remueven de forma calculada los bajos instintos, me entran muchas dudas sobre la posibilidad de que sobreviva la entereza de un pueblo parecido a aquel en el que confiaba Antonio Machado", afirmó. Antes de añadir: "La telebasura y los grandes medios de información que están en manos de las élites económicas generan el producto de unas mayorías invitadas a la desmemoria, el racismo, el egoísmo, el miedo, dispuestas pare ser manipuladas por cualquier demagogo de extrema derecha, cualquier iluminado capaz de violar los derechos humanos y de suspender el debate argumentado de la razón pública". Hablaba de Trump, de Le Pen... Ahí no es libertad, por más que formalmente haya democreacia, porque "para que una sociedad sea libre, no basta con poder decir lo que pensamos, hay también que poder pensar lo que decimos".

El poeta granadino se detuvo en la pobreza y la precariedad, acuciantes en España y especialmente en Andalucía. Pero volvió a ligar la solución a los problemas sociales a la salida del círculo de degeneración de la cultura popular y del tiempo de ocio. "Las instituciones", dijo, con Susana Díaz a su espalda, "deben trabajar para evitarlo, sabiendo que son ellas la encarnación cotidiana de la virtud pública, del imperio del derecho democrático y de los amparos sociales que aseguran una convivencia justa". El discurso de García Montero fue también una reivindicación de la utilidad de las instituciones, con las que la izquierda en la que siempre ha militado tiene una relación tan conflictiva. "Olvidar el valor de las instituciones es tan peligroso como alejar a las instituciones de la gente que camina por las calles", afirmó.

Al margen de los dos hijos predilectos (García Montero y María Galiana), la Junta de Andalucía también entregó este martes las medallas de oro, que han sido para artistas, científicos, deportistas y empresarios destacados. Los reconocimientos han recaído en Elena Mendoza (compositora), Antonina Rodrigo (escritora), Arcángel (cantaor), Paco Cepero (guitarrista), India Martínez (cantante), Antonio Caño (periodista), Ramón González y Francisco Herrera (ingenieros), Lourdes Mohedano (gimnasta), Manuel Molina (empresario), la Asociación de Víctimas de la Talidomida, el Instituto de Educación Secundaria Vicente Espinel de Málaga y la Coordinación Autonómica de Trasplantes.

Una defensa de la cultura popular como transmisora de valores solidarios y creadora de espacios de convivencia democrática. Una crítica a la infección de la telebasura alimentada por unos medios sujetos a intereses espurios. Una reivindicación del hilo poético andaluz –de Luis Cernuda a Antonio Machado, Federico García Lorca y Rafael Albert, por nombrar sólo cuatro de sus referentes–, hilo del que Luis García Montero es estudioso, divulgador y continuador. Una alerta contra la imparable mercantilización de la vida, los valores, el tiempo, el ocio, la cultura. Y una conclusión: si se aplasta la cultura popular y se destruye el crédito de las instituciones, si se impone el "anfalfabetismo orgulloso" que campa a sus anchas por las redes sociales, ganarán los Trump y las Le Pen y perderá la democracia. El poeta Luis García Montero (Granada, 1958), presidente de la Sociedad de Amigos de infoLibre, tomó la palabra este martes, 28 de febrero, Día de Andalucía, como Hijo Predilecto de la comunidad, para hablar de todo lo anterior y para tender una reflexión sobre la identidad (la andaluza y todas las demás), que a su juicio es imprescindible para tejer comunidades humanas, pero también temible cuando se utiliza para construir un "nosotros" excluyente. Y a los hechos se remitió...

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