Han pasado más de ocho meses desde que Pablo Iglesias abandonó la primera línea de la política. El fracaso de la izquierda en la Comunidad de Madrid forzó su salida en la madrugada del 5 de mayo de 2021. Una decisión que, según sus más afines, llevaba rumiando desde hacía meses. "Tengo la conciencia absoluta de haberme convertido en un chivo expiatorio que moviliza los afectos más oscuros y más contrarios a la democracia", dijo la noche de su dimisión. "Es evidente que a día de hoy no contribuyo a sumar", prosiguió. "Seguiré comprometido con mi país pero no voy a ser un tapón para una renovación de liderazgos que se tiene que producir en nuestro partido".
Iglesias zanjaba así una etapa en la política institucionalizada que inició en el año 2014 con la fundación de Podemos y que le llevó hasta la vicepresidencia del Gobierno seis años después. "Pablo estaba ya muy quemado y la campaña, con las amenazas de muerte de por medio, le acabó de rematar", señala a infoLibre una fuente del espacio confederal que le conoce bien. El exlíder morado decidió alejarse de todo y cortar por lo sano —literalmente— y apenas unos días más tarde de su dimisión se deshizo de su característica coleta. "Lo quería hacer desde hace tiempo. Recuerdo que un día fue a cenar a Lavapiés —barrio céntrico de Madrid— a cenar y no le reconocieron", detalla la misma fuente.
Tras unos meses de silencio informativo, Iglesias anunció en julio que en el inicio del curso educativo se incorporaría a la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) como investigador a tiempo parcial. Ese mismo verano también se dio a conocer que colaboraría como analista en varios medios de comunicación como La Ser y Rac1, una lista que actualmente también incluye a los diarios Gara, Ctxt, Ara.cat y recientemente al diario Público, donde emitirá un podcast. "Quien creyera que Pablo iba a tratar de conseguir una plaza en la universidad y punto es que no lo conocía mucho", resume una segunda voz de Unidas Podemos. "Él se dio a conocer en los medios y ahora ha vuelto a los medios. Es con lo que más disfruta".
En esas tertulias comenta los asuntos relacionados con la actualidad política y no esconde las críticas hacia el que fuera su socio de Gobierno, el PSOE. Ocurrió la semana pasada a propósito del conflicto entre Ucrania y Rusia. "Hemos escuchado a la ministra de Defensa decir algo que los electores socialista no se creen. ¿Usted se cree, ministra, que la gente es tonta? ¿De verdad alguien se cree que la OTAN nació para defender la paz, los derechos humanos y la democracia y no los intereses de EEUU?", fue la reflexión que lanzó el sábado. "El señor Iglesias tiene mucho tiempo libre. Yo tengo mucha responsabilidad y no tengo tiempo para opiones que, como las de cualquier ciudadano son respetables", contestó Margarita Robles.
También sucedió con el agotado mandato del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). "Yo ahora no tengo ningún cargo público y puedo decir lo que me da la gana sin riesgos de que Lesmes me haga un comunicado. El CGPJ lleva tres años caducado y ha trabajado precisamente para evitar que sea renovado en connivencia con el Partido Popular. Está haciendo política", apuntó.
Y con las macrogranjas, después de viralizarse unas declaraciones tergiversadas del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre la mala calidad de la carne que produce la ganadería intensiva. "El PSOE debería haber aprendido algo de los bulos de la derecha sobre la tesis de Sánchez. Fue un error que no defendieran a Garzón. Los bulos hay que pararlos en seco", dijo el sábado, unas palabras que también pronunció durante de la tertulia de la Cadena Ser.
En definitiva, Iglesias ya no se siente atado por los corsés de la política institucional y sus argumentos son empleados y también compartidos por dirigentes en activo de Unidas Podemos. Sin embargo, no todos en la formación morada están conformes con el protagonismo del exlíder de Unidas Podemos y consideran que se deberían "tomar distancia" .
"Pablo no participa en los debates políticos del espacio", señala a infoLibre una fuente de su entorno más cercano, "pero sus intervenciones en los medios son escuchadas con atención", prosigue. "De ahí suelen salir los hitos más importantes de la semana. Él sigue siendo un referente absoluto para Podemos", zanja. El exvicepresidente tiene una interlocución fluida con la mayoría de miembros de la cúpula directiva de Unidas Podemos y asesora de manera habitual a sus dirigentes.
Uno de ellos es Jaume Asens, presidente del grupo de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común en el Congreso. En una reciente entrevista con este medio revelaba que hablaba "dos o tres veces" a la semana con Iglesias y que en ocasiones le pedía opinión política. Asens es uno de ellos pero no el único. En ese grupo también están figuras como la actual secretaria general, Ione Belarra, y el portavoz del Congreso en la Cámara Baja, Pablo Echenique.
Iglesias y Díaz se distancian
La noche de su dimisión Iglesias señaló a la actual vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como su sucesora natural de cara a las próximas elecciones generales. "Ella puede ser la próxima presidenta", aseguró. El nombre de Díaz ya sonaba en algunas quinielas, pero el anuncio de Iglesias acabó por catapultarla: ascendió hasta la vicepresidencia tercera –que luego se transformó en segunda tras la salida de Carmen Calvo del Gobierno– y se convirtió, de facto, en la líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo de coalición.
Según ha podido saber infoLibre, su relación no pasa por su mejor momento desde hace un mes y medio y han reducido esos intercambios de opiniones al mínimo. En el entorno de la vicepresidenta prefieren no entrar a valorar esta cuestión y simplemente señalan que Iglesias tiene todo el derecho del mundo a opinar de lo que él considere oportuno.
Díaz es cuestionada en algunas de las opiniones que lanza Iglesias en los medios en los que colabora. La única vez que rompió su silencio fue para responder a su planteamiento de un posible adelanto electoral en 2022. Sobre este aspecto, la vicepresidenta aseguró "que el resto de especulaciones no corresponden al Gobierno de España" y que ahora solo tocaba "gobernar, gobernar y gobernar".
El mismo día que se produjeron esas declaraciones en la rueda de prensa del Consejo de Ministros y ya sin micrófonos los periodistas volvieron a preguntar a la vicepresidenta si Pablo Iglesias no se había ido ya del Gobierno. "¿Eso, eso, no se había ido?", se limitó a responder ella, sin darle más importancia.
El exvicepresidente entra en la campaña de Castilla y León
El pasado sábado Iglesias arropó al candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Pablo Fernández, y a la número dos por la provincia vallisoletana, María Sánchez, en un acto en Valladolid sobre los bulos y las fake news. "Ya no estoy en política, puedo decir la verdad", resumía gráficamente el propio Iglesias acerca de su rol actual dentro del espacio.
En su entorno descartan que el exlíder de Unidas Podemos participe en mítines al uso durante la campaña, pero revelan que sí está previsto que colabore de nuevo en otro acto cuyo formato similar al del pasado sábado. "Él siempre va a estar a disposición del partido, al fin y al cabo es el proyecto al que vio nacer", valoran. Previamente, en el mes de octubre, el madrileño también participó en la Universidad de Otoño de Podemos.
Sin embargo, a tenor del cartel, Iglesias no fue en calidad de exvicepresidente ni de exsecretario general, sino de presidente de la fundación del partido, el Instituto República y Democracia. "Es lógico que siga haciendo actividad política y siga expresando sus opiniones personales, siempre distinguiendo que no habla en nombre de la dirección de podemos", señalan desde Izquierda Unida.
Sin embargo, en el ala socialista del Gobierno sí interpretan que las declaraciones de Iglesias durante ese encuentro en Valladolid se produjeron como "portavoz" de Podemos. La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, asegura que ella "respeta" que "cada partido decida quién es su portavoz".
Han pasado más de ocho meses desde que Pablo Iglesias abandonó la primera línea de la política. El fracaso de la izquierda en la Comunidad de Madrid forzó su salida en la madrugada del 5 de mayo de 2021. Una decisión que, según sus más afines, llevaba rumiando desde hacía meses. "Tengo la conciencia absoluta de haberme convertido en un chivo expiatorio que moviliza los afectos más oscuros y más contrarios a la democracia", dijo la noche de su dimisión. "Es evidente que a día de hoy no contribuyo a sumar", prosiguió. "Seguiré comprometido con mi país pero no voy a ser un tapón para una renovación de liderazgos que se tiene que producir en nuestro partido".