Ni una, ni dos, sino hasta tres veces preguntó el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, al líder socialista Pedro Sánchez si pactaría con Ciudadanos si le dieran los números tras las elecciones para conformar una mayoría de Gobierno. Y fueron también tres las ocasiones en las que Sánchez consiguió zafarse y eludió responder a esa cuestión en un debate preelectoral en el que, salvo algunas alusiones, las dos principales formaciones de la izquierda –y especialmente el líder del PSOE– se centraron en atacar a PP y Ciudadanos pero se engancharon en lo referente a los pactos o las "cloacas del Estado" y el espionaje a rivales políticos.
La izquierda llegó al primero de los dos debates de la campaña con un panorama favorable, según las encuestas, que sitúan la suma de PSOE y Unidas Podemos –junto a otras fuerzas nacionalistas periféricas– por delante del bloque de la derecha. El PSOE lidera cómodamente en todos los sondeos con porcentajes de estimación de voto de en torno al 30%, arrebatando buena parte de los votos de 2016 a la coalición morada, que no superaría el 15% de los sufragios. Así las cosas, la estrategia de Sánchez pasó por evitar el enfrentamiento directo con Unidas Podemos y reivindicar las mejoras sociales de sus meses de Gobierno, mientras Iglesias intentó demostrar –Constitución en mano– que su formación es la única que puede hacer virar un Ejecutivo socialista a la izquierda y conseguir que se cumplan los artículos de la Carta Magna que protegen los derechos sociales.
Y es que, en los dos primeros bloques del debate –política económica y política social–, el líder de Unidas Podemos denunció que PP y Ciudadanos utilizan la Ley Fundamental para arrojarla "como un ladrillo" y sólo se acuerdan "del artículo 155". "El resto de artículos que hablan de vivienda o pobreza no les interesan", criticó Iglesias, que quiso reivindicar tres de estos artículos frente a quienes "se dicen constitucionalistas" e "ignoran la Constitución" en lo relativo a los derechos sociales.
El primero de ellos fue el 31, el que establece la existencia de un sistema tributario justo y progresivo y a través del que Iglesias propuso una bajada impositiva para las rentas más bajas y un incremento de la presión fiscal para las más altas. El segundo artículo defendido por Iglesias fue el 47, que plantea que "todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada" y que el candidato morado utilizó para proponer la regulación de los precios del alquiler. Y en tercer lugar, Iglesias echó mano del artículo 35 –el que regula el derecho al trabajo y a una "remuneración suficiente"– y planteó la inclusión de fuertes restricciones a los contratos temporales.
Por su parte Sánchez, en lo relativo a la política económica, basó sus intervenciones en el balance de sus meses de Gobierno. "Hemos reucperado la universalidad de la sanidad, hemos recuperado el subsidio de desempleo para mayores de 52 años, hemos revalorizado las pensiones mínimas, hemos hecho la mayor oferta de empleo público de los últimos años, hemos aumentado las becas, hemos reconocido el derecho al voto de las personas con discapacidad, y todo esto lo hemos hecho en 10 meses y con estos dos señores [Pablo Casado y Albert Rivera] en contra sistemáticamente", defendió el líder del PSOE.
Las "cloacas del Estado" y el pacto con Ciudadanos
En una de sus intervenciones, Sánchez agradeció públicamente a Iglesias su apoyo durante la legislatura. Pero durante el debate, el candidato socialista no contestó a dos de las principales cuestiones planteadas por su homólogo de Unidas Podemos: si pactaría un Gobierno con Rivera y si, en caso de que llegara a un acuerdo con Unidas Podemos, estaría dispuesto a dejar entrar ministros morados en su Ejecutivo. Con respecto al segundo asunto, Sánchez aseguró que su modelo favorito es un gabinete "formado por integrantes del PSOE e independientes de reconocido prestigio", y evito responder a la primera pregunta, algo que le criticó Iglesias. "Yo te he preguntado, Pedro, si descartas un pacto con Ciudadanos, y el silencio es muy elocuente y hay muchos electores de izquierdas que toman nota", señaló.
PSOE y Unidas Podemos también chocaron cuando apareció en el debate el asunto de las "cloacas del Estado" y la policía política integrada en el Ministerio del Interior comandado por Jorge Fernández Díaz (PP). "El silencio del resto de formaciones con respecto al espionaje" a rivales políticos "es problemático para nuestra democracia", criticó Iglesias, que preguntó a Sánchez "por qué el PSOE unió sus votos a Ciudadanos y el PP para que Villarejo no compareciera" en una comisión de investigación del Congreso de los Diputados hace unos meses. El líder socialista mostró su solidaridad al candidato morado y, como durante todo el debate, eludió el enfrentamiento con él, pero no respondió a la pregunta.
Más duro fue el rifirrafe entre ambos cuando Iglesias criticó que los socialistas aseguren que "se han limpiado las cloacas". "El señor Iglesias sabe que las cloacas del Estado se fueron por el desagüe de la moción de censura", sostuvo Sánchez, una afirmación que fue rápidamente respondida con una pregunta del aludido: "¿Entonces por qué imputan a [el número dos de comunicación de la Moncloa hasta hace unas semanas, Alberto] Pozas?". "Estamos hablando de cuando tenía responsabilidades en Interviú", se defendió el líder del PSOE, a lo que Iglesias preguntó "cómo puede acabar" alguien con ese pasado trabajando para el Gobierno.
El bloque territorial
Donde más incómoda se encontró la izquierda fue en el bloque dedicado a política territorial, en el que Casado y Rivera atacaron duramente a Sánchez en relación con Cataluña y este tiró de manual para responderles e hizo un elogio de la "convivencia" frente al frentismo y las "mentiras" de "las derechas". En las próximas elecciones "vamos a decidir si queremos una España donde caben todos o solo el trío de Colón", aseveró el líder del PSOE, que se escudó en la "separación de poderes" para no responder las continuas preguntas sobre si indultaría a los dirigentes independentistas catalanes en caso de que fueran condenados.
La estrategia de Sánchez para responder a las críticas de PP y Ciudadanos sobre Cataluña fue la de pasar al ataque en otras cuestiones, como el "gran bazar de la corrupción" de la formación conservadora, que –según recordó en varias ocasiones– fue la causa por la cual el PSOE presentó la moción de censura contra Mariano Rajoy que terminó ganando. Asimismo, el líder socialista criticó que Casado lo acusara de llegar a acuerdos con EH Bildu cuando el PP "ha pactado 127 iniciativas" con los abertzale en el Parlamento Vasco. "¿De qué color tiene usted manchadas las manos?", atacó.
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También fue en ese bloque, el territorial, en el que Sánchez acusó a Casado y Rivera de despreciar la igualdad entre hombres y mujeres. "Señor Casado, me gustaría que le dijese a sus candidatos y, sobre todo, a sus candidatas que no es no y que cuando una mujer no dice sí, es no", espetó el líder del PSOE a su homólogo del PP en referencia las declaraciones realizadas hace unos días por la candidata conservadora por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo. También le pidió que diga "a sus amigos ausentes de la ultraderecha que el vientre de una mujer no es un taxi". Y a continuación se dirigió a Rivera para decirle "que el vientre de una mujer no se alquila".
Iglesias, por su parte, quiso evitar la guerra de banderas, pidió "altura de Estado" para hablar de la crisis territorial, fue el único de los cuatro candidatos que se acordó de los "millones de españoles del mundo rural" e insistió en que "España también es los españoles que viven dentro". "Lo que une a los ciudadanos no suena tan grandioso, pero son cosas más concretas, cuando uno tiene que llevar a un familiar a un hospital no le preguntan a quien vota", planteó el candidato de Unidas Podemos, que aseguró que está "claro" que "España es plurinacional" porque "hasta la Constitución habla de nacionalidades", e insistió en que "la convivencia" en Cataluña "no se puede recuperar con insultos y gritos".
Durante sus minutos finales, Sánchez y, especialmente, Iglesias, se dedicaron a los abstencionistas y los indecisos. El candidato socialista llamó a concentrar el voto en el PSOE para hacer "una enorme moción contra la corrupción, la desiguadad y la crispación", mientras el líder de Unidas Podemos pidió a quienes creen que "la política no sirve para cambiar nada que le den "una oportunidad, una sola, para estar en un Gobierno cuatro años". "Y si después de esos cuatro años no hemos conseguido cambiar nada, no nos voten nunca más", zanjó.
Ni una, ni dos, sino hasta tres veces preguntó el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, al líder socialista Pedro Sánchez si pactaría con Ciudadanos si le dieran los números tras las elecciones para conformar una mayoría de Gobierno. Y fueron también tres las ocasiones en las que Sánchez consiguió zafarse y eludió responder a esa cuestión en un debate preelectoral en el que, salvo algunas alusiones, las dos principales formaciones de la izquierda –y especialmente el líder del PSOE– se centraron en atacar a PP y Ciudadanos pero se engancharon en lo referente a los pactos o las "cloacas del Estado" y el espionaje a rivales políticos.