Salvador Illa se negó este martes a opinar sobre la conveniencia de mantener la fecha de las elecciones catalanas previstas para el 14 de febrero a pesar de que las cifras de los expertos que asesoran a la Generalitat apuntan a que será entonces cuando la tercera ola de la pandemia de covid-19 esté en su peor momento. El ministro no quiso opinar pese a ocupar la cúspide del sistema nacional de salud con el fin de evitar que sus palabras pudiesen ser interpretadas en clave electoral porque él mismo es el candidato a la Presidencia de la Generalitat por el PSC. En vez de eso, repitió en varias ocasiones que esa decisión, mantener la fecha o aplazar la cita con las urnas, le corresponde tomarla al Govern de común acuerdo con los partidos políticos en la reunión prevista para el próximo viernes.
No obstante, fuentes de Moncloa y del PSOE consultadas por infoLibre se mostraron pesimistas. Los datos no favorecen la celebración de elecciones y cada vez son más las voces de expertos que apuestan por un aplazamiento electoral. Las cifras de contagios en Cataluña, como en el resto de España, no van bien. Enero está siendo un “mes complicado” y la evolución de la pandemia está siendo “muy preocupante”, con una incidencia acumulada en los últimos 14 días de 435,62 casos por 100.000 habitantes, reconoció Illa en rueda de prensa. “Vienen semanas muy duras y un mes de enero muy complicado, pero ya sabemos lo que tenemos que hacer”: reducir “al máximo” la movilidad y los contactos sociales.
Las cifras oficiales de la pandemia hablan de una velocidad de reproducción de 1,21, por encima del listón que oficiosamente se marcó el Govern cuando se puso en marcha el reloj electoral. Y la incidencia acumulada suma 523,28 casos, por encima de la media española.
A la vista del riesgo evidente de que las elecciones se suspendan, en el Gobierno y en el PSOE celebran la decisión de haber mantenido a Illa al frente del Ministerio de Sanidad a pesar de que las elecciones ya estaban convocadas. Y de las críticas que, a diario, ha recibido Illa por compatibilizar su condición de candidato con la cartera ministerial. Lo hicieron por prudencia, conscientes de que la evolución de la tercera ola podría desencadenar este escenario. No querían sacrificar una plataforma pública tan relevante como el Ministerio de Sanidad.
¿El aplazamiento de las elecciones puede diluir el efecto positivo que la candidatura de Illa ha tenido para las expectativas de los socialistas en Cataluña? Las fuentes consultadas admiten que es un riesgo, pero confían en los beneficios que supondrá disponer de más tiempo para que su gestión se asocie al avance del plan de vacunación, que sigue siendo la única esperanza de poner fin a la pandemia.
Más claro que Illa fue el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, que en declaraciones a TV3 apostó por mantener la fecha del 14 de febrero porque, en su opinión, “el Govern está preparándose, está poniendo todas las condiciones para que se pueda votar con todas las garantías”.
En su opinión “no hay motivos añadidos” que indiquen que se deban aplazar las elecciones. No obstante, admitió, el escenario cambiaría si hubiese un confinamiento domiciliario, algo que el ministro de Sanidad rechazó este martes tajantemente tras el Consejo de Ministros.
Decisión definitiva
La decisión “definitiva” sobre si mantener o aplazar las elecciones catalanas la tomarán el Govern y los partidos políticos en una reunión que todos desean que concluya en consenso. Meritxell Budó, consellera de Presidencia y portavoz del Govern, reconoció este martes que el escenario sobre la pandemia es incierto porque ya hay tantos positivos que no se puede detectar el origen del contagio, y no prevé que para el inicio de la campaña electoral la situación haya mejorado: “Los datos en estos momentos nos hacen pensar que el 29 de enero no estaremos mejor que ahora”.
La decisión que se tome el viernes se basará en un análisis técnico de los datos de evolución de la crisis sanitaria en Cataluña que el Govern presidido por Pere Aragonès pondrá a disposición de los partidos.
“Si no hubiera consenso, desde el Govern deberemos acabar tomando la decisión final”, admitió, aunque el ejecutivo catalán sigue diciendo que se basará en criterios técnicos y no políticos.
En el caso de que se opte por aplazar los comicios, la consellera de Presidencia ha asegurado que los servicios jurídicos de la Generalitat y el departamento de Procesos Electorales ya están estudiando el nuevo escenario. El Govern se reuniría de forma extraordinaria para aprobar el decreto de aplazamientos con la intención es que este decreto ya incorpore la nueva fecha de convocatoria.
Para elegir la nueva fecha, explicó Budó, será necesario combinar el consenso entre los partidos con las proyecciones de los expertos y las autoridades sanitarias sobre cuándo habrá garantías de que la curva de contagios estará “de bajada” y no habrá incertidumbre.
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Las opiniones de los partidos, a la espera de la reunión del viernes, parecen diverger. La candidata de JxCat a la Presidencia de la Generalitat, Laura Borràs, insiste en que “se han hecho elecciones en todo el mundo”. Por el contrario, la candidata de En Comú Podem, Jéssica Albiach, confesó que le “cuesta” imaginarse la celebración de las elecciones con 6.000 positivos diarios y “con los hospitales al límite y a punto de colapsar”.
El líder de Cs en Cataluña y candidato a las elecciones, Carlos Carrizosa, acusó al PSC de tener prisa para celebrar los comicios por un “fallo de cálculo electoralista al designar” al ministro Salvador Illa como candidato. Si “ahora un atraso de elecciones les viene a trasmano, es un problema del PSC”, aseguró antes de afirmar que a su partido le resulta indiferente que las elecciones se celebren el 14 de febrero o más tarde.
El candidato del PP, Alejandro Fernández, cree que Illa “tendrá un margen muy importante de decisión” de un posible aplazamiento. Y sostiene que el covid-19 no será el factor determinante. “Creo que, por desgracia, lo que va a pasar es que la decisión que se tome el viernes tendrá que ver con todo menos con los criterios sanitarios, que es lo peor que puede ocurrir”, aseguró sin explicar en qué se basa. “Aparentemente, la Junta Electoral nada tiene que ver con Illa pero todos sabemos que se conforma a través de mayorías que se ajustan a las mayorías parlamentarias. Por lo tanto, efectivamente el Partido Socialista tendrá un margen muy importante de decisión sobre el aplazamiento o no de las elecciones”, concluyó.
Salvador Illa se negó este martes a opinar sobre la conveniencia de mantener la fecha de las elecciones catalanas previstas para el 14 de febrero a pesar de que las cifras de los expertos que asesoran a la Generalitat apuntan a que será entonces cuando la tercera ola de la pandemia de covid-19 esté en su peor momento. El ministro no quiso opinar pese a ocupar la cúspide del sistema nacional de salud con el fin de evitar que sus palabras pudiesen ser interpretadas en clave electoral porque él mismo es el candidato a la Presidencia de la Generalitat por el PSC. En vez de eso, repitió en varias ocasiones que esa decisión, mantener la fecha o aplazar la cita con las urnas, le corresponde tomarla al Govern de común acuerdo con los partidos políticos en la reunión prevista para el próximo viernes.