La imagen de Feijóo en el PP y en Vox baja al peor registro desde que llegó a la dirección de Génova

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La letra pequeña de los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), las respuestas que recogen sus encuestadores y no han sido sometidas a correcciones posteriores —la llamada cocina electoral—, revela un mes más el creciente deterioro de la imagen pública de Alberto Núñez Feijóo desde que la revuelta de los barones que acabó con la carrera política de Pablo Casado le llevó en volandas al timón del Partido Popular.

La evolución de los datos es muy reveladora. El apoyo por parte de los votantes del PP, que en el mes de julio de 2022, al calor del resonante éxito obtenido por Juanma Moreno en las elecciones andaluzas, había alcanzando la cifra del 71,3%, se ha ido derrumbando. Los barómetros más recientes de los meses de abril y mayo indican que el porcentaje de apoyo a Feijóo se sitúa ligeramente por encima del 54%, lo que representa el peor registro que ha tenido dentro de su propio partido desde que asumió la dirección del PP.

Al mismo tiempo, el atractivo que llegó a tener en un primer momento entre los votantes de Vox también parece haberse desmoronado. En julio del año pasado casi la tercera parte (28,5%) de quienes en 2019 habían votado a la ultraderecha se mostraban a favor de que Feijóo fuese presidente. Hoy esa cifra se ha reducido a la mitad y apenas supera el 13%.

Los votantes socialistas

¿Y qué pasa con los votantes socialistas, que se han convertido en uno de los principales objetivos de Feijóo para debilitar a Pedro Sánchez e intentar ganar las elecciones generales de diciembre?

El porcentaje de quienes votaron al PSOE en 2019 y preferirían que Feijóo fuese presidente nunca ha sido muy alto, pero sí signficativo. En los meses de junio y julio, con Feijóo recién aterrizado en la política nacional, llegó a ser del 5,9 y el 5,7%, respectivamente. Hoy, tal y como refleja el barómetro del CIS del mes de mayo, no pasa del 4,3%.

Del deterioro de la imagen de Núñez Feijóo, cada vez más expuesto —a su pesar— a la observación del público, pese al control que su equipo de colaboradores ejerce sobre el acceso que los medios no afines tienen al PP, da idea también el crecimiento aparentemente imparable de quienes responden a los encuestadores que tienen poca o ninguna confianza en él.

Cuando llegó a Madrid, ese porcentaje era relativamente bajo (55,4%) y no distaba mucho del de quienes sentían mucha o bastante confianza hacia él. Esa percepción, sin embargo, no ha dejado de empeorar, a medida que los ciudadanos van haciéndose una idea de quién es el líder del PP, a quien hasta hace un año sólo conocían como presidente de la Xunta de Galicia.

Desconfianza creciente

Los últimos tres barómetros sitúan la desconfianza hacia Feijóo en máximos, entre el 75,1% de marzo y el 73,7% de mayo. Y la confianza en su figura en mínimos, con cifras que apenas superan el 20%, casi 15 puntos porcentuales menos que hace un año.

Otro indicador relevante que mide el CIS y que a menudo pasa desapercibido es la batalla silenciosa que PP y PSOE libran desde hace poco más de un año por hacerse con la mayoría de los votantes que se declaran de centro. Es este un grupo muy apetitoso para las fuerzas políticas que tradicionalmente se han repartido el grueso del pastel electoral. No sólo por su disposición casi natural a cambiar de bando en diferentes elecciones sino por su extraordinario volumen: siempre han sido los votantes más numerosos.

La llegada de Feijóo a la Presidencia del PP supuso un cambio cualitativamente muy relevante para su partido: por primera vez en mucho tiempo los conservadores pasaron a ser los preferidos de este grupo. En abril de 2022, el 26,3% de quienes se declaraban en el 5 de la escala ideológica —entendiendo el 1 como la extrema izquierda y el 10 como la extrema derecha— decían preferir al PP y apenas el 18,1 elegían al PSOE.

Esta ventaja conservadora, con algunas variaciones, se mantuvo durante varios meses y alcanzó su máximo el pasado mes de enero, cuando el PP registró un 27% y el PSOE apenas un 16,9%. Entonces la actualidad estaba dominada por la reforma de los delitos de sedición y malversación y la pugna en torno a la renovación del Tribunal Constitucional.

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Desde entonces, la batalla por ganarse el favor de los votantes que se autocalifican de centro se ha recrudecido. El PSOE batió al PP en febrero (23,7 frente a 21,4), pero el PP recuperó la posición al mes siguiente (22,3 frente a 20,7). Desde entonces, los dos partidos siguen alternándose en el liderazgo en esa franja ideológica: el PSOE volvió a liderar en abril y el PP se hizo con el primer lugar en mayo.

Donde Feijóo sí está recuperando alguna posición es en la comparación con Pedro Sánchez en las preferencias de los ciudadanos para ocupar la Presidencia del Gobierno, pero no tanto porque él suba sino porque el secretario general del PSOE está cayendo. 

Feijóo ha ido retrocediendo desde julio de 2022, cuando a punto estuvo de ganar a Sánchez en este capítulo, y ahora se ha atascado en torno a un 15%. Sánchez, en cambio, que en octubre y noviembre llegó a rozar el 23% en las preferencias de los ciudadanos para seguir en la Presidencia, cae mes a mes desde el pasado mes de febrero. En el barómetro de mayo firmó un 20,7%, su peor cifra desde hace doce meses. 

La letra pequeña de los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), las respuestas que recogen sus encuestadores y no han sido sometidas a correcciones posteriores —la llamada cocina electoral—, revela un mes más el creciente deterioro de la imagen pública de Alberto Núñez Feijóo desde que la revuelta de los barones que acabó con la carrera política de Pablo Casado le llevó en volandas al timón del Partido Popular.

¿Qué pasó en febrero?

El examen de los barómetros del CIS que lleva a cabo infoLibre dede hace meses para medir la percepción que los ciudadanos tienen de Feijóo revela un hecho singular: el pasado mes de febrero el PP logró frenar e incluso revertir el deterioro de la imagen pública de su líder. 

En ese barómetro los conservadores registraron datos singularmente positivos, aunque después no tuvieran continuidad en los meses posteriores. Mejoró la percepción de Feijóo y recuperó apoyo dentro de sus propios votantes y los del PSOE. También consiguió el mejor dato de trasvase de voto socialista hacia el PP (8,8%), aunque esa cifra ha vuelto a descender (el barómetro de mayo, el último publicado, habla de un porcentaje del 6,4%).

¿Qué ocurrió en febrero para que Feijóo y el PP parecieran haber iniciado un punto de inflexión que después no tuvo cotninuidad? En los dias en los que el CIS llevó a cabo la encuesta los conservadortes estaban en plena ofensiva contra el Gobierno a cuenta de la las consecuencias indeseadas de la ley del sólo sí es sí, que a su vez desencadenó la más grave crisis interna entre el PSOE y Unidas Podemos de toda la legislatura.

Aquella batalla cultural dio aparentemente resultado en las tendencias que detecta el CIS, lo que a su vez podría estar detrás del empeño con el que el PP se ha volcado en hacer de Bildu y de ETA el tema central de las elecciones municipales y autonómicas del 28M.

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