Por segundo año consecutivo, el movimiento feminista se esfuerza por hacer entender que la de este 8M no responde a la idea tradicional de huelga. Y por segundo año consecutivo las preguntas que necesariamente brotan del novedoso fenómeno, casi desconocido, retumban entre quienes tienen voluntad de secundar la huelga y participar en las movilizaciones.
El movimiento feminista lleva meses calentando motores a través de encuentros estatales, pero también gracias al trabajo de las comisiones que se organizan en barrios, pueblos y ciudades. El objetivo, reeditar el éxito de la movilización en las calles e involucrar a la ciudadanía en una huelga que aspira a "poner la vida en el centro" y pararlo todo. De nuevo, las activistas tratan de introducir los paros en empresas, aulas, mercados y hogares, de acuerdo con la convocatoria en cuatro esferas: laboral, educativa, cuidados y consumo. En la víspera del 8M, infoLibre repasa las principales claves para entender la huelga y las aristas que la articulan.
Huelga laboral: quién convoca y cómo secundarla
Todo trabajador asalariado está llamado a hacer huelga, aunque la forma de ejercer su derecho es diversa. Diferentes organizaciones sindicales confederales han registrado y convocado huelga, pero los modelos por los que han optado varían según sus siglas. Los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, organizan paros parciales de dos horas por turno. Es decir, para los trabajadores que tengan turno de mañana los paros serán de 12:00 a 14:00 horas, mientras que aquellas personas que trabajen de tarde podrán parar entre las 16:00 horas y las 18:00 horas. En cuanto a los empleados con horario nocturno, el paro tendrá lugar durante las dos primeras horas del turno que comienza el 8 de marzo.
Por primera vez este año, CCOO ha decidido ampliar la huelga a 24 horas en sectores como el de la enseñanza. UGT, por su parte, habla de una huelga de "al menos dos horas por turno". El matiz es importante. "La fórmula de la convocatoria", asegura, "da cobertura legal para hacer huelga durante toda la jornada". En algunas comunidades ambos sindicados han acordado convocar la huelga general para determinados sectores: en Madrid, por ejemplo, llaman a parar 24 horas a los trabajadores de Metro, educación, sanidad y en la administración pública.
Más allá de los modelos que este año han escogido los sindicatos mayoritarios, otros sí se han inclinado por convocar huelga general de 24 horas para todos los trabajadores. Es el caso de CNT, CGT o algunos territoriales como Langile Abertzaleen Batzordeak (LAB) o la Confederación Intersindical Galega (CIG). Todos estos sindicatos han registrado legalmente la huelga general, de forma que los trabajadores que deseen secundarla están en pleno derecho de hacerlo sin necesidad de estar afiliado a ningún sindicato y sin necesidad de comunicar su decisión a la empresa. La obligación del empresario es respetar el derecho a huelga, sin tomar represalias por ello y sin suplir las funciones del trabajador ausente.
Las consecuencias, del mismo modo que ocurre en una huelga tradicional, tienen que ver con la no cotización a la Seguridad Social durante la jornada de huelga –o las horas en las que se realice el paro–. Como el contrato queda en suspenso, se descontarán de las retribuciones el día de huelga y la parte proporcional de las gratificaciones extraordinarias.
Respecto a los servicios mínimos, la ley obliga a fijarlos para las actividades denominadas esenciales, que serán determinadas por cada administración territorial. Si un trabajador que se incline por secundar la huelga es designado para hacer servicios mínimos, debe hacerlo, aunque "legalmente pueden ser negociados e impugnados tanto por sindicatos como por asociaciones patronales", recuerda la Comisión 8M.
Autónomas, becarias y empleadas del hogar
La huelga laboral está atravesada por una serie de complejidades para los trabajadores que no lo son por cuenta ajena. Los autónomos no tienen derecho a huelga, aunque sí pueden parar si lo consideran oportuno. No obstante, el trabajador autónomo que decida hacerlo asumirá las consecuencias en cuanto a la relación con sus clientes.
Respecto a los estudiantes en prácticas, su situación es especialmente particular. Por un lado no son trabajadores en términos estrictos, de manera que no están cubiertos por el derecho a huelga, aunque la Comisión 8M asegura que sí podrán respaldarla si están dados de alta en la Seguridad Social. Sin embargo, matiza la CNT, la huelga feminista se convoca también en el ámbito educativo, por lo que los becarios, como estudiantes, podrán secundarla. "Si decide no asistir a su puesto, como no asistiría a clase, esta inasistencia no está cubierta por el derecho de huelga de los trabajadores, y tendrá que ver las condiciones de la beca para saber qué consecuencias puede tener", explica el sindicato. En cualquier caso, matiza, "no pueden restarle el día de huelga de su remuneración, porque este no es un salario como tal".
La situación de las empleadas del hogar es igualmente compleja. La OIT sí recoge su derecho a huelga, pero España todavía no ha ratificado el Convenio 189 que regula su trabajo y equipara su situación a la del resto de trabajadores. Aunque el derecho a huelga está contemplado en el Real Decreto 1620/2011 que regula la relación laboral de carácter especial –en su artículo séptimo–, la jurisprudencia dicta que en la práctica las trabajadoras del hogar no están realmente protegidas, pues el empleador tiene derecho a romper el contrato laboral sin dar ningún motivo. "Al tratarse de un régimen laboral especial, la relación se basa en la confianza, teniendo la empleadora el poder de romper la relación sin dar ningún motivo (desistimiento)", aclara la Comisión 8M.
El sujeto de la huelga
¿Quién está llamado a secundar la huelga? La Comisión 8M a nivel estatal apela directamente a las mujeres, pero en cuanto a los hombres deja libertad de decisión a sus homólogas territoriales: cada cual es libre de articular la huelga de la forma que mejor se adapte a sus circunstancias y convicciones. La Comisión 8M de Madrid, por ejemplo, pide que sólo las mujeres participen en la huelga, mientras que otras como la Asamblea Feminista del 8M de Valladolid o la Comisión 8M de Granada consideran que debe ser mixta en todos los ejes excepto el de cuidados, el único que sí aglutina consenso en cuanto a su carácter no mixto.
La mayoría de sindicatos sí se dirigen a ambos sexos. En primer lugar por una cuestión legal –así debe quedar registrada la convocatoria– y en segundo lugar por las convicciones que defienden: llaman también a los hombres con el fin de parar la producción y generar impacto material, pero también para que ellos tomen parte de las reclamaciones del movimiento feminista. Otros sindicatos, sin embargo, optan por una huelga sólo de mujeres para mostrar "el lugar vacío" que dejan en la sociedad. Aunque cada organización y sindicato defiende una posición concreta, la decisión final emanará de cada trabajador. Lo importante es que ellos mismos "hablen con las mujeres de su entorno y vean cómo pueden ayudar", concluyen las activistas.
En cuanto a participar en las movilizaciones que se celebrarán por todo el país, las comisiones coinciden en apoyar la participación masculina, siempre respetando el protagonismo de las mujeres y los bloques que las organizadoras han estructurado para las marchas.
Aulas vacías
Si bien el derecho a huelga pertenece a los trabajadores, lo cierto es que también el estudiantado está llamado a participar. ¿De qué forma? Tanto la propia Comisión 8M como el Sindicato de Estudiantes trabajan con el objetivo de vaciar las aulas. Para este 8 de marzo, el alumnado cuenta además con el apoyo de la Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado (CEAPA), que ha decidido respaldar "las movilizaciones del próximo 8 de marzo convocadas en toda España por la igualdad real entre hombre y mujeres".
Actualmente, los estudiantes están cubiertos y existe una sentencia del Tribunal Supremo que lo avala a través de una "mezcla interpretativa del derecho de reunión y asociación". Por otro lado, a partir de tercero de la ESO cualquier alumno puede hacer huelga sin que sea necesaria autorización de sus progenitores o tutores legales, siempre que lo hayan decidido de forma colectiva en asamblea.
Tal y como detalla el Sindicato de Estudiantes, la Ley Orgánica 8/1985, reguladora del Derecho a la Educación, señala que "en los términos que establezcan las administraciones educativas, las decisiones colectivas que adopten los alumnos, a partir del tercer curso de la educación secundaria obligatoria, con respecto a la asistencia a clase no tendrán la consideración de faltas de conducta ni serán objeto de sanción, cuando éstas hayan sido resultado del ejercicio del derecho de reunión y sean comunicadas previamente a la dirección del centro".
Del mismo modo que ocurre en el eje laboral, de nuevo cada actor disiente a la hora de dirigir su llamada: algunas comisiones optan por una huelga mixta y otras limitan la participación apelando sólo a las mujeres. El Sindicato de Estudiantes defiende que los hombres se sumen a las acciones de sus compañeras.
Cuidados y consumo
La convocatoria que nace al calor del movimiento feminista lanza un mensaje claro: se trata de parar. No sólo abandonar el puesto de trabajo o las aulas, sino también dejar a un lado el consumo, el trabajo doméstico no remunerado y los cuidados. ¿Qué significa esto? Significa que las mujeres dejen, por un día, de cuidar, cocinar, planchar, poner la lavadora o hacer la compra. También de consumir, como forma de rechazar el modelo actual y cultivar un "consumo responsable ligado al territorio" y al ecofeminismo.
En el ámbito de los cuidados, las activistas apelan a la colaboración masculina, que entienden debe ser continua y corresponsable. Si las mujeres dejan de cuidar y desempeñar las tareas domésticas, los hombres deberán asumir este papel. Ahí enlaza la huelga de cuidados, como en una suerte de círculo que se retroalimenta, con la laboral. Parar en lo laboral –secundando la huelga o a través de otras fórmulas– con el fin de poder asumir las labores de puertas para dentro.
Pero las trabas no son pocas y no siempre resultan sorteables. Por ello, un año más las feministas han organizado en los diferentes territorios comidas colectivas y puntos de cuidados, timoneados por hombres, para encargarse de los niños o personas dependientes. Los varones que quieran tomar parte de la huelga pueden hacerlo a través de la participación en estos espacios. Para aquellas mujeres que no tengan la opción de dejar a un lado el trabajo en sus hogares, las activistas proponen la acción simbólica de colgar un mandil en las ventanas, y así "visibilizar los cuidados y a las que no pueden parar".
Por segundo año consecutivo, el movimiento feminista se esfuerza por hacer entender que la de este 8M no responde a la idea tradicional de huelga. Y por segundo año consecutivo las preguntas que necesariamente brotan del novedoso fenómeno, casi desconocido, retumban entre quienes tienen voluntad de secundar la huelga y participar en las movilizaciones.