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IU cede a la presión interna y se abre a unas primarias a la carta para las europeas

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Hace unas semanas, en una de las largas reuniones de la dirección de Izquierda Unida, después de que algunos dirigentes defendieran el procedimiento de primarias para elegir candidatos, Cayo Lara soltó: "Me parece bien, pero siempre se habla de primarias y luego nadie trae a los órganos una propuesta sencilla". Sus compañeros le tomaron entonces la palabra. Y trajeron ayer sábado, a la primera cita del año del Consejo Político Federal –que reúne a más de 200 miembros–, dos alternativas para montar unas primarias, más o menos abiertas, para elegir la lista de las europeas del próximo 25 de mayo. Una, de Izquierda Abierta (IzAb), el partido de Gaspar Llamazares y Montse Muñoz. La otra, de la corriente EnComún, que abandenan la madrileña Tania Sánchez y el balear Eberhard Grosske. El aparato hizo la suya, más vaga, con el objetivo de que, tras el debate, se llegara a un planteamiento de síntesis. Lo hubo. Y se respaldó por un 65,7%.

El resultado es de difícil definición. No se dio vía libre a unas primarias puras, porque IU debe componer su plancha a partir de tres elementos: sus propios aspirantes, los de IU; los que postulen los partidos aliados (ICV y, si cuaja el acuerdo, Anova, Chunta o Batzarre), y los que emerjan del espectro social. Ni tampoco se aprobaron unas primarias abiertas a los ciudadanos para designar a los integrantes de la federación en la candidatura. Lo que se acordó fue un proceso más alambicado, pero en cualquier caso bastante más aperturista que lo que los usos de IU mandaban hasta ahora. Y, sobre todo, nada esperado unos meses atrás. Las federaciones deberán elevar a Olimpo, la sede federal, dos nombres: un hombre y una mujer. De aquí salen 34 aspirantes (dos por cada uno de los 17 territorios, otro más por Ceuta, otro por Melilla y otro en representación de los afiliados del exterior). Cada federación elegirá el método por el que designar a ese ticket de hombre-mujer, "sin excluir las primarias", como resumieron fuentes oficiales. Si se inclina por esta opción, cada una organizará esas elecciones internas como quiera. 

La segunda tarea que deberán hacer las federaciones es expresar su preferencia respecto al cabeza de cartel. Indicar quién les gusta más. "Y para eso, tienen que postularse, claro", bromeaba un miembro de la ejecutiva. O sea que, por fin, tras meses aparcando el debate, comenzará el baile de nombres. Y en la carrera se da por seguro que el veterano Willy Meyer, secretario de Política Internacional y eurodiputado en dos legislaturas, querrá repetir una vez más. En el amplio sector que recela de él, se ve con muy buenos ojos a Marina Albiol, diputada en Les Corts por Castellón, de 31 años, de quien se elogia su labor parlamentaria y su combate contra la corrupción. 

Una comisión de 5-5-5

En los territorios no acabará todo. En los próximos días se constituirá una "comisión de consenso", encargada de armar la candidatura y de buscar el acuerdo entre todas las familias. La formarán 15 personas: cinco representantes de las federaciones grandes (Andalucía, Madrid, País Valencià, Asturias y EUiA), cinco portavoces de los partidos de IU (PCE, Izquierda Abierta, Izquierda Republicana, el Colectivo de Unidad de los Trabajadores de Juan Manuel Sánchez Gordillo y la corriente EnComún) y cinco miembros de la dirección –incluyendo a representantes de los movimientos sociales que han estado trabajando en la plataforma Suma, en la que ha tenido un protagonismo activo el dirigente Enrique Santiago–. 

La comisión, con la propuesta surgida en su seno y a partir de los nombres y preferencias que lleguen de las federaciones, elevará al siguiente Consejo Político Federal, el 1 de marzo, una lista completa. Si no hubiera cuajado el consenso, los más de 200 miembros de este órgano de dirección votarán entre las distintas opciones. Al día siguiente, domingo 2 de marzo, tendrá lugar la asamblea programática y electoral, donde IU vestirá de largo su alternativa al lado de sus aliados. Para entonces, deberán haberse decantado ya Anocha, Chunta o Equo. 

El Consejo arrancaba ayer sábado sin ninguna decisión tomada. Nada había dejado cerrado, la víspera, el órgano inferior, la Presidencia Federal. Pero si algo demostró el debate, tal y como relataron distintos dirigentes consultados por infoLibre, eran las "ganas de promover un proceso más participativo" que el actual. Se llamara o no primarias, fueran estas más o menos corregidas. El sentir era "generalizado". Un cambio muy sustancial en la cultura de IU, hasta ahora muy renuente a este formato. De hecho, sólo celebró unas primarias nacionales en 2008, cuando se disputaron la candidatura a la Moncloa Gaspar Llamazares y la valenciana Marga Sanz. No ha habido más disputas para las generales. Y jamás se ha aprobado en los órganos oficiales, y no aparece en los estatutos, la posibilidad de primarias abiertas a la ciudadanía, al estilo de las del PSOE. De no haberse operado el giro de ayer, se habría seguido al trantrán: el Consejo habría elegido la lista y punto. Ahora, este tendrá la última palabra, pero previamente se desplegará un procedimiento menos concentrado. Un mecanismo mucho más abierto habría exigido más tiempo. No lo hay, porque apenas queda mes y medio para que todo quede atado. 

Menor protagonismo del conflicto de Rivas

La fórmula elegida, presentada por el secretario de Organización, Miguel Reneses, tras conversar con EnComún e IzAb, recibió 69 votos a favor –65,71%–, 16 en contra y 20 abstenciones. El núcleo del no lo monopolizó el partido de Llamazares. Los gasparistas planteaban que el cabeza de lista y el resto de activistas que procedieran de los colectivos fueran votados en primarias abiertas por todos los ciudadanos que se declarasen "electores de IU" y pagaran un euro. El resto de la candidatura sería aprobada por el Consejo. EnComún, en cambio, proponía que el número uno, aun procediendo de IU –por ser la fuerza mayor– fuera elegido "abriendo la votación al conjunto de la ciudadanía". El resto de la plancha, en la parte que le correspondiera a la federación, se designaría por un procedimiento semejante a las primarias entre militantes de 2008.

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IzAb se quejó del formato diseñado por Reneses: lamentó que IU "no se atreva a poner en marcha un proceso participado por la ciudadanía que concluya, tras una elaboración programática también participativa, en la celebración de primarias abiertas a la ciudadanía", aseguró en un comunicado. "Con esta decisión IU reduce considerablemente sus posibilidades de aglutinar al conjunto de la izquierda social y política del Estado para la construcción de una alternativa política que venza al bipartidismo ya desde los comicios europeos".

La reunión de ayer se centró en su mayor parte en el mecanismo de las europeas –no en los nombres, eso comenzará en los próximos días–, y apenas emergió un conflicto que estaba, no obstante, en boca de todos en los pasillos: Rivas Vaciamadrid. Aún estaba caliente la Presidencia, que se dio por "enterada" de la comunicación que Reneses hizo a la asamblea local: una transcripción de los estatutos federales, en la que se recogieron las competencias de las organizaciones de base. Un gesto que para la mayoría, aunque no hubo votación, significó "un aval" al coordinador ripense, Pedro del Cura, frente al alcalde, José Masa. El sector cercano al regidor, encabezado por Izquierda Abierta y la dirección madrileña, reclamó a Lara que dejase claro que la Presidencia no había "avalado nada" porque no es competente para entrar en grescas municipales. El problema es que Rivas es la mayor ciudad en poder de IU: 80.000 habitantes, un bastión inexpugnable desde 1991. Tomaron la palabra un puñado de dirigentes de los dos bandos enfrentados (Luis María González, Marcos Sanz y Lidia Fernández por IU-CM; Sira Abed y Luis Nieto de parte de Rivas), pero sin que la discusión se fuera de las manos.

Lara, por su parte, volvió a sacar su informe de coyuntura sin dificultades: 88 votos a favor (84,61%), ninguno en contra y 16 abstenciones. Pero eso ya sí que no es noticia a estas alturas. 

Hace unas semanas, en una de las largas reuniones de la dirección de Izquierda Unida, después de que algunos dirigentes defendieran el procedimiento de primarias para elegir candidatos, Cayo Lara soltó: "Me parece bien, pero siempre se habla de primarias y luego nadie trae a los órganos una propuesta sencilla". Sus compañeros le tomaron entonces la palabra. Y trajeron ayer sábado, a la primera cita del año del Consejo Político Federal –que reúne a más de 200 miembros–, dos alternativas para montar unas primarias, más o menos abiertas, para elegir la lista de las europeas del próximo 25 de mayo. Una, de Izquierda Abierta (IzAb), el partido de Gaspar Llamazares y Montse Muñoz. La otra, de la corriente EnComún, que abandenan la madrileña Tania Sánchez y el balear Eberhard Grosske. El aparato hizo la suya, más vaga, con el objetivo de que, tras el debate, se llegara a un planteamiento de síntesis. Lo hubo. Y se respaldó por un 65,7%.

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