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Begoña Gómez cambia de estrategia en un caso con mil frentes abiertos que se van desinflando

La izquierda con Chivite al frente parte con ventaja en Navarra mirando a Bildu y con la derecha fragmentada

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Navarra es uno de los ecosistemas políticos de España más peculiares, con un panorama muy fragmentado. Su gobernabilidad siempre ha estado ligada a los pactos y la emoción siempre es máxima de cara a las investiduras. Y en esta ocasión se prevé una Cámara muy repartida, pero con una mayoría de las izquierdas, a tenor de los sondeos.

En Ferraz y en Pamplona los socialistas se ven en muy buena posición para seguir manteniendo el Gobierno foral, con María Chivite, a la cabeza con un pacto con las fuerzas progresistas. Actualmente, el Ejecutivo autonómico tiene miembros socialistas, de Geroa Bai y de Podemos. En los comicios de 2019 el mapa quedó así en diputados: Navarra Suma (19), PSN-PSOE (11), GBai (9), Bildu (8), Podemos (2) e I-E (1).

Una de las principales novedades de esta elección es que las derechas irán fragmentadas, pasando de ese Navarra Suma a concurrir por separado UPN, PP y Cs (con muchas tensiones entre ellos y el transfuguismo hacia los populares de los diputados de Unión del Pueblo Navarro en el Congreso tras cambiar su voto en la reforma laboral). Con otro competidor en el extremo del espectro, Vox, que puede entrar por primera vez en el Parlamento, a tenor de las encuestas.

Los sondeos en su media, según el trabajo de Datos RTVE, colocan en primera posición a la UPN de Javier Esparza en intención de voto, con un 27,3%, por delante de los socialistas, que están en un 18,9%. Detrás van Geroa Bai, con un 16,4%, y EH Bildu, con un 16,2%. Contigo Navarra (la coalición de Podemos, IU, Batzarre, Alianza Verde, Verdes Equo e independientes) estará sobre el 8%, superando al PP (7%), Vox (3,3%) y Cs (0,1%).

Por lo tanto, el bloque de la izquierda aparece con más fuerza que las derechas, pero siempre con la vista puesta en el papel de EH Bildu, que en la anterior legislatura se abstuvo para que pudiera ser investida María Chivite y saliera adelante el Gobierno progresista. Ahora, el peso que tenga será clave para los pesos. Pedro Sánchez permitió que se formara ese Gobierno de progreso, algo que no hizo en su día José Luis Rodríguez Zapatero. Tuvo un papel vital para dar luz verde el hoy secretario de Organización, Santos Cerdán, navarro y hombre de la máxima confianza del presidente del Gobierno. Hasta los barones más críticos apoyaron la vía que se abrió y que ahora se quiere volver a repetir.

El PSN se ve fuerte y Podemos e IU salen unidos

El PSN, según fuentes del partido, tiene “buenas perspectivas” de cara a estas elecciones y sus encuestas internas señalan que crece con posibilidades de ser primera fuerza, con hasta trece escaños. UPN, indican, estaría también en esas cifras, con posibilidades de lograr 14. Es el análisis que hacen los socialistas es que Bildu se mantiene y toca su techo, ya que tiene algunas pérdidas por los problemas de GKS y EA. Ven que Geroa Bai tiene una tendencia a la baja, que fortalece al PSN.

El PSN considera que es muy importante para retener el Gobierno la unión a su izquierda de Podemos e IU, que la otra vez fueron por separado y les penalizó la ley electoral. Es fundamental, comentan las fuentes consultadas, este hecho, lo que puede hacer que el bloque de izquierdas tenga más fuerza y que no haya tanta dependencia del nacionalismo. Para los de Chivite el escenario ideal sería repetir ese Gobierno de progreso, pero con más fuerza de la izquierda, y que Bildu no fuera tan necesario para las votaciones.

Los socialistas saben, además, que les beneficia en este panorama la fuerte división de la derecha, vaticinando que el PP puede tener un número interesante de diputados frente a lo que cree UPN. En sus encuestas internas también aparece la posibilidad de que entre la ultraderecha de Vox con dos escaños en el Parlamento navarro. En el círculo de Chivite también ven a su favor que el PSN tiene mucha fuerza en Pamplona y Tudela, que son las localidades con más población en las urnas.

La figura de Chivite

Uno de los mayores activos con los que juegan los socialistas es la propia figura de la presidenta, la mejor valorada de los líderes autonómicos en el CIS. “Es la locomotora del proyecto, ha calado entre la gente, la ven como una navarra más”, señalan en el cuartel general del PSN. “La gente en la pandemia vio determinación y liderazgo”, sostienen al hilo. Además de la gestión social, podrá vender en campaña que se han conseguido tres transferencias: ingreso mínimo vital, tráfico y sanidad penitenciaria. Se sienten muy orgullosos los socialistas de haber sacado cuatro presupuestos.

La relación con Bildu

Con lupa se ha mirado la relación con Bildu. El PSN lo ha tenido de aliado presupuestario y han desarrollado sintonía en temas de carácter social, además de municipalistas y de apoyo financiero a los consistorios. Se ha pactado, como explican los socialistas, sin dañar la imagen y sin cuestionar los temas identitarios. En ese sentido, por ejemplo, se acordó por el otro lado con Navarra Suma la ley de símbolos, y no con Bildu.

En el PSN se muestran satisfechos por haber logrado desterrar la lucha identitaria que era frecuente en la comunidad y que se haya convertido en una legislatura “de diálogo y convivencia entre diferentes”. Y ponen también como “pieza clave” del cambio a Pedro Sánchez, al darle esa importancia a la comunidad, no por su población, pero sí “cualitativamente”. Todo ello siempre en conexión directa con Santos Cerdán en Ferraz, que ha sido el gran artífice de explicar la idiosincrasia navarra.

“Es nuestro momento”, proclaman desde el PSN, que ahora goza de unidad interna y se ve con fuerzas para ser el primer partido, algo impensable durante décadas. La campaña que han diseñado está dirigida a explicar cómo se ha protegido a la gente durante estos tiempos tan convulsos y cómo se han conseguido fondos para transformar la comunidad y el tejido industrial.

La movilización será un reto para ese 28M, una preocupación que cala en muchas federaciones pero en el PSN observa que su electorado está activado. Navarra es una comunidad que suele superar el 70%. Como uno de los grandes momentos de esta campaña está el acto de la rosa que tendrá como protagonista al presidente del Gobierno este 29 de abril.

Bildu y su pragmatismo

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Si hay un aspecto que ha definido el papel de EH Bildu esta legislatura, tanto a nivel autonómico como nacional, es su apuesta por el pragmatismo. Los abertzales han pactado todos los presupuestos y se definen como la “única alternativa abertzale y de izquierdas” para unas elecciones en las que tratarán de recuperar importantes alcaldías como la de Pamplona con Joseba Asiron. Su candidata a la presidencia será Laura Aznal, que reemplaza a Bakartxo Ruiz como cabeza de lista.

En el espectro de izquierdas, Navarra es una de las autonomías también que Yolanda Díaz pone de ejemplo para ilustrar sus planes de cara a las generales. En junio del pasado año Podemos, Izquierda Unida, Batzarre y varios independientes confirmaron el acuerdo que ya ratificaron en noviembre de 2021 para confluir "en un frente amplio de izquierdas" a las elecciones forales y municipales del 2023 bajo el nombre de Contigo Navarra. 

La candidata a la presidencia de la comunidad foral, Begoña Alfaro, pertenece a la dirección autonómica de Podemos pero fue de las pocas dirigentes que se desplazó hasta Magariños para apoyar a Díaz. También acudió Eduardo Santos, consejero de Políticas Migratorias y Justicia en el Gobierno foral y anterior secretario general de Podemos en Navarra y Daniel López, dirigente de Podemos Navarra y exedil en Tudela. Los dirigentes navarros de Podemos confían en que la presencia de Díaz durante la campaña les ayude a revalidar el actual gobierno presidido por Chivite, una comunidad de la que es la líder estatal morada, Ione Belarra.

Navarra es uno de los ecosistemas políticos de España más peculiares, con un panorama muy fragmentado. Su gobernabilidad siempre ha estado ligada a los pactos y la emoción siempre es máxima de cara a las investiduras. Y en esta ocasión se prevé una Cámara muy repartida, pero con una mayoría de las izquierdas, a tenor de los sondeos.

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