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Jéssica Albiach: “El PSC está más a la derecha que Pedro Sánchez”

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El ‘no’ de los comunes a los presupuestos de la Generalitat precipitó inesperadamente la legislatura en Cataluña y evidenció la debilidad del Govern de Pere Aragonès. Pusieron su línea roja en el casino del Hard Rock y en los recortes sanitarios en pediatría y en hospitales. Jéssica Albiach, número uno de la candidatura de este espacio, se reafirma en aquella decisión. Y se pone una meta más alta: entrar en el futuro Ejecutivo autonómico para hacer realmente políticas progresistas.

Albiach (València, 1979) mira al PSC y a Esquerra para posibles pactos tras el 12M en un complicado panorama para atar el Palau de la Generalitat. Pone mucho el foco durante esta campaña en la vivienda y apela directamente al candidato del PSC, Salvador Illa, para que no defienda a la patronal inmobiliaria. A la vez que deja muy claro que no piensa dar sus votos a Carles Puigdemont, cuyos modelo está en las “antípodas”.

¿Qué sensaciones tiene de lo que va de campaña?

Hay que hablar de lo que realmente le importa a la gente como, por ejemplo, la vivienda, la transición ecológica, la necesidad de tener más transportes públicos, la educación y la sanidad. Vemos algunos que están más interesados en que estas elecciones vayan de Salvador Illa, de Carles Puigdemont o incluso de Pedro Sánchez, pero esto va de millones de catalanes que necesitan un Gobierno que les proteja. Insisto en que uno de los grandes retos es la vivienda y es importante que Salvador Illa mire más a la gente y menos a la patronal inmobiliaria. 

Inciden mucho en la vivienda durante la campaña, ¿pero qué propone?

De manera urgente hay que regular los alquileres de temporada. Son ahora mismo la gran puerta de atrás por la que se están disparando los precios. Además, tenemos barrios enteros que se están cayendo porque se construyeron en los sesenta con muy malas calidades y algunos tienen aluminosis. Por lo tanto, se necesita una política inmediata de rehabilitaciones, que hace que las familias se puedan quedar, ayuda a la eficiencia energética y genera empleo de calidad. Asimismo, hace falta aumentar el parque público de vivienda, ya que estamos en el 1,5% mientras que la media europea está en el 16%. El PSC no ha querido ir al al acto del Sindicato de Inquilinas, siempre van arrastrando los pies cuando se trata de plantar cara al lobby inmobiliario.

Estoy dispuesta a pactar con el PSC y con ERC

Citaba antes a Pedro Sánchez. Se ha vivido un terremoto político con su reflexión sobre seguir o no en La Moncloa. ¿Cree que ha tomado una buena decisión? ¿Afectará en la campaña?

Hay mucha gente aliviada porque vemos que el Gobierno de coalición progresista puede seguir trabajando con una cierta tranquilidad, pero también hay mucha población desconcertada. Primero se cogió cinco días para reflexionar él, y cuando volvió parece que es la ciudadanía la que tenía que reflexionar. Pero la gente es muy consciente de la existencia del lawfare y de las cloacas, algo que en Cataluña sabemos bien. De hecho, el PSOE ha llegado tarde, aunque sea bienvenido, a darse cuenta del efecto y del impacto de esto. A veces hasta ha colaborado: Ximo Puig fue el que le pidió la dimisión a Mònica Oltra. También hay que recordar el escaño de Alberto Rodríguez que retiró Meritxell Batet o las fotos de Jaume Collboni con Agbar, que han sido los que más han practicado el lawfare contra Ada Colau. También lo han sufrido Irene Montero, Pablo Iglesias y líderes independentistas. El PSOE se suma tarde, no ha reaccionado hasta que no le ha tocado. Pero lo más importante es que suponga un punto de inflexión. Si Sánchez no quiere darle la razón a los que piensan que ha sido un movimiento táctico, pues hay que llenar de contenido esta regeneración.

¿Cómo?

Eso quiere decir, por ejemplo, renovar la cúpula del Consejo General del Poder Judicial. También hay que derogar la ley mordaza o hacer una ley de medios para perseguir el lawfare y garantizar la pluralidad. El Gobierno de coalición tiene también que seguir con fuerzas, sin complejos, sin pedir perdón y con políticas públicas valientes.

¿Y afectará esto a la campaña catalana?

Hay mucha gente aliviada, pero desconcertada. Dependerá mucho de lo que pase en los próximos días.

Sánchez no ha reaccionado hasta que no le ha tocado, es importante que sea un punto de inflexión

¿Cree que sumará el independentismo la mayoría absoluta o Cataluña está en otra fase?

La gente que es independentista seguirá siéndolo. Otra cosa es que hay que recordar que Pere Aragonès fue investido por Junts y por la CUP y luego se rompió el Govern hace un año y medio. Por eso hay que escuchar la pulsión de cambio que hay en la sociedad catalana porque esta última legislatura ha servido poco para avanzar en el terreno nacional y en el social.

Pere Aragonès siempre le achaca que se terminó la legislatura porque no le apoyaron los presupuestos, ¿se reafirma en que fue una buena decisión de los comunes?

Estamos hablando de unos presupuestos que recortaban en pediatría y en los recursos para el Hospital de Vall d’Hebron. Además, Aragonès e Illa firmaron un acuerdo secreto para vincular el casino más grande de Europa a unos presupuestos. En la Diputación Permanente hemos podido aprobar medidas sociales. Por lo tanto, se demuestra que no había que vincular las cuentas de Cataluña a un casino que nos traería más facilidades para caer en las adicciones y en la ludopatía y más delincuencia y más mafias. Además, consumiría tanta agua como una ciudad de 30.000 habitantes cuando estamos viviendo la peor sequía de nuestra historia.

Ha sido clara a la hora de hablar de pactos tras el 12M. Usted quiere entrar en un futuro Govern de la Generalitat, ¿no?

Sí. Nosotros hemos sido responsables y aprobamos los presupuestos de 2020 en pleno covid, mientras que el PSC votó en contra siendo Salvador Illa ministro de Sanidad. También fueron posibles con nuestros votos los de 2022 y 2023. Nos hemos dado cuenta de que si no estamos en el Gobierno, no se ponen a trabajar aunque les hayamos dado las herramientas. Y nosotros decimos que queremos un Ejecutivo progresista pero que haga políticas progresistas. Si alguien añora las mayorías absolutas, se equivoca. Hay que pactar y yo digo: estoy dispuesta a pactar con el PSC y con ERC. A partir de aquí lo importante es que sea sobre contenidos. Es clave el acceso a la vivienda, la sanidad, la educación pública, el impulso del catalán y la transición ecológica. 

La palabra que define la gestión de ERC es decepción

¿Afirma también rotundamente que no llegará a un pacto con Junts?

Lo afirmo claramente. Hemos trabajado activamente para que haya desjudicialización en el conflicto político con los indultos, la eliminación del delito de sedición y la amnistía. Pero otra cosa es que, evidentemente, el modelo de país que defiende Puigdemont está en las antípodas del de los comunes. Hay que recordar lo que es Junts. En esta campaña estamos viendo de manera muy activa a Artur Mas y a Jordi Pujol pidiendo el voto para este partido. Me gustaría recordar que Mas fue el gran campeón de los recortes en los servicios públicos de nuestro país. Mi modelo de país no tiene nada que ver con el de Junts. Y también vemos que Illa dice una cosa o la otra en función del día. 

¿Cree que de verdad existe tentación por parte del PSC de pactar con Junts?

Por primera vez, y es inédito, tenemos un PSC en Cataluña que está más a la derecha que Pedro Sánchez. Coincide en muchas cuestiones de modelo económico y de infraestructuras con Junts.

¿Qué le parece el fenómeno de Aliança Catalana? ¿Sacará escaños en el Parlament? ¿Qué representa?

Es extrema derecha, hable catalán o castellano y sea independentista o españolista. Hay que esperar a ver, es importante ser prudente. No hay que darle más importancia de la que tiene, pero es un fenómeno que está ahí. Y debe haber un compromiso de todas las fuerzas no sólo de no pactar con Vox, sino también con Aliança porque hace el mismo discurso de odio y de xenofobia.

Si el PSC consiguiera un muy buen resultado, ¿podrían darle sus votos en la investidura sin entrar en el Govern?

Es que lo que estamos viendo con el PSC es que cuando no estás a su lado tiene muchas tentaciones de mirar a la derecha. En vez de mejorar los trenes de Cercanías de Cataluña, Illa está proponiendo ampliar el aeropuerto de Barcelona para traer 20 millones de turistas más cuando la patronal está diciendo que ya hemos tocado techo. Claro que es importante estar en el Gobierno. Que el PSC esté solo en el Govern no es garantía de políticas progresistas.

El PP ha dado por perdida Cataluña para sacar rédito electoral en otros puntos

Uno de los referentes de su espacio, el ministro Ernest Urtasun, acaba de anunciar que elimina el Premio Nacional de Tauromaquia. ¿Qué le parece?

Me llena de orgullo. Siempre hemos dicho que la tortura animal no es cultura. 

¿En qué competencias en la Generalitat se sentirían cómodos? ¿Les gustaría tener vivienda?

La vivienda siempre ha sido una prioridad, pero hay que ser prudente y esperar. Lo importante son los contenidos.

Es candidata en la lista de Comuns Sumar. Ustedes van a conseguir entrar en el Parlament, pero ese espacio ha tenido muy malos resultados en Euskadi y en Galicia. ¿Le preocupa el clima de fragmentación y de enfrentamiento en las izquierdas?

Sumar consiguió una cosa inédita en las elecciones generales: reunir a las políticas distintas de la izquierda transformadora. Eso fue un gran acierto y aportamos para que hubiera un Gobierno de coalición progresista. A partir de ahí, Sumar como partido es muy nuevo. Hay que pensar que cada realidad territorial es distinta y hay fuerzas ya preexistentes como Más Madrid, Compromís y los comunes, por lo que es distinto a territorios donde se tiene que arraigar. La apuesta plurinacional de Sumar es importante para el país.

¿El 12M puede ser el punto final a lo que se conoce como el procés?

Hay que plantearse qué entendemos por procés porque hay distintas teorías. Si lo entendemos como unos ciertos tiempos que se marcaron, pues ya ha pasado. Y si hablamos de la unidad independentista, esta legislatura ha acabado con un Govern en estricta minoría absoluta. Sigue habiendo gente independentista, pero el procés con una hoja de ruta no está.

Es importante que Salvador Illa mire más a la gente y menos a la patronal inmobiliaria

Siempre han defendido una ley de amnistía, y ahora se aprobará en breve por parte de las Cortes Generales. Esta norma está generando mucha tensión en la derecha, ¿qué le parece la actitud del Partido Popular y su utilización del Senado?

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Los ataques del PP no son sólo contra la ley de amnistía porque el problema de fondo del Partido Popular es que cuando no gobierna es capaz de utilizar cualquier herramienta sin ningún tipo de escrúpulos. No soporta no tener el poder ni gobernar. Está en contra de la ley de amnistía pero, sobre todo, de los avances. Insisto en que la amnistía no es solo buena para el mundo independentista, sino que es positiva para todos los que queremos hablar de futuro y hacer políticas desde la fraternidad y no desde la venganza. El PP ha dado por perdida Cataluña para sacar rédito electoral en otros puntos.

¿Le ha decepcionado Pere Aragonès?

Si hay una palabra que responde a la gestión del Govern de ERC, es decepción. Llevan casi nueve años en el Govern y tres en la Presidencia y extraña que hablen como si no estuvieran para expulsar responsabilidades. Tenemos una crisis educativa profunda como dice el informe Pisa y ellos llevan más de seis años al frente del departamento de Educación. Ahora mismo pides hora para ver a tu doctora de cabecera y tienes que esperar 15 días. No han conseguido gestionar ERC. Y en el tema de la sequía están aplicando restricciones durísimas a los agricultores y a la industria y, en cambio, están dando barra libre al turismo.

El ‘no’ de los comunes a los presupuestos de la Generalitat precipitó inesperadamente la legislatura en Cataluña y evidenció la debilidad del Govern de Pere Aragonès. Pusieron su línea roja en el casino del Hard Rock y en los recortes sanitarios en pediatría y en hospitales. Jéssica Albiach, número uno de la candidatura de este espacio, se reafirma en aquella decisión. Y se pone una meta más alta: entrar en el futuro Ejecutivo autonómico para hacer realmente políticas progresistas.

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