Juan Espadas (Sevilla, 1966) será el candidato del PSOE a la presidencia de la Junta de Andalucía, con el reto –ahora cuesta arriba, según las encuestas– de devolver al partido del puño y la rosa el poder que perdió en 2018 en su histórico feudo del sur. No ha sido su única gran promesa de campaña, también la de unir al partido tras más de un lustro de desgarro por los enfrentamientos entre susanistas y sanchistas. Su victoria, que supera el 50% y por lo tanto evita la segunda vuelta, alinea por primera vez al principal referente del PSOE andaluz con Pedro Sánchez, que inflige una nueva derrota a Susana Díaz, a la que aún le queda la secretaría general del PSOE-A. El partido queda ahora en una situación de bicefalia. Díaz es secretaria general; Espadas, candidato. No obstante, es provisional. Díaz ya ha anunciado que no se presentará a revalidar la secretaría general en el próximo congreso, con lo que el camino al cargo queda expedito para Espadas, que ya reclama toda el liderazgo del PSOE andaluz e incluso prepara cambios en el grupo parlamentario.
Espadas obtiene, con más del 93% escrutado, un 55,19%; Díaz, un 38,43%; Luis Ángel Hierro, un 5,51%. No habrá segunda vuelta, porque Espadas ha superado la mitad de los votos. La diferencia entre Espadas y Díaz supera los 5.000 votos y se acerca a los 17 puntos. La victoria de Espadas es clara, pero, al mismo tiempo, hay casi un 45% de los votantes que no han apostado por él.
Los resultados por provincias son:
Díaz ha plantado batalla, siendo la más votada en Málaga, Córdoba y Almería, en este último caso con casi 25 puntos de diferencia a su favor. Pero Espadas ha cimentado su victoria en cinco provincias, siendo especialmente claro su triunfo en Jaén, donde ha sido decisivo el apoyo del líder provincial, Francisco Reyes.
"Clara victoria", señalaba una fuente desde Moncloa, donde compartían balance de alegría con Ferraz. El mensaje que salía de la dirección federal era de satisfacción, no sólo por el triunfo de Espadas, sino porque tenía una holgura suficiente para evitar la segunda vuelta.
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El alcalde desde 2015 de la mayor ciudad por población gobernada por el PSOE, Sevilla, con casi 700.000 habitantes, desplaza a Susana Díaz, presidenta entre 2013 y 2018 tras suceder a José Antonio Griñán y que fue candidata en 2015 y 2018. Díaz quería ser candidata por tercera vez. Pero la militancia, a la que se había encomendado en una campaña con ecos de la de Pedro Sánchez en 2017, le ha dicho que no. Con Espadas, se convierte en candidato del PSOE-A, la mayor federación del partido con más de 45.000 militantes, un moderado, enemigo de estridencias, exconsejero de Vivienda de Manuel Chaves, que ha acreditado como regidor capacidad de pactar a izquierda y derecha. Su área de especialización política, antes de ser alcalde, era el medio ambiente.
El triunfo de Espadas supone un respiro para la dirección federal liderada por Pedro Sánchez, que había dado respaldo al alcalde de Sevilla frente a Susana Díaz. Es más, las primarias fueron adelantadas por Ferraz tras solicitarlo Juan Espadas en el PSOE de Sevilla. Una derrota de Espadas hubiera sido interpretada como un síntoma de debilidad interna de Sánchez. La victoria del alcalde, en cambio, sitúa por primera vez al gran referente del socialismo andaluz en sintonía con Sánchez, que nunca ha llegado a normalizar su relación con Díaz.
La derrotada de la noche es Díaz (Sevilla, 1974), que cae en su tercera gran batalla consecutiva: dos orgánicas –las primarias del PSOE federal contra Pedro Sánchez de 2017 y las de esta noche– y una institucional, con la pérdida de la Junta en 2018, tras casi 37 años con los socialistas en el poder. Le queda aún la secretaría general del PSOE andaluz, cargo al que no volverá a optar. Díaz, que en 2017 intentó conquistar Ferraz antes de ir a por la Moncloa, cuando parecía ser la más pujante figura del partido, queda menos de tres años después sin poder institucional y sin el apoyo de la militancia de su partido en Andalucía. La que fue estrella ascendente del socialismo se apaga.
Juan Espadas (Sevilla, 1966) será el candidato del PSOE a la presidencia de la Junta de Andalucía, con el reto –ahora cuesta arriba, según las encuestas– de devolver al partido del puño y la rosa el poder que perdió en 2018 en su histórico feudo del sur. No ha sido su única gran promesa de campaña, también la de unir al partido tras más de un lustro de desgarro por los enfrentamientos entre susanistas y sanchistas. Su victoria, que supera el 50% y por lo tanto evita la segunda vuelta, alinea por primera vez al principal referente del PSOE andaluz con Pedro Sánchez, que inflige una nueva derrota a Susana Díaz, a la que aún le queda la secretaría general del PSOE-A. El partido queda ahora en una situación de bicefalia. Díaz es secretaria general; Espadas, candidato. No obstante, es provisional. Díaz ya ha anunciado que no se presentará a revalidar la secretaría general en el próximo congreso, con lo que el camino al cargo queda expedito para Espadas, que ya reclama toda el liderazgo del PSOE andaluz e incluso prepara cambios en el grupo parlamentario.