Llamados a entenderse pero obligados a diferenciarse: Sumar buscará su autonomía frente al PSOE

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La lectura en el espacio a la izquierda del PSOE es —casi— unánime: el resultado de Sumar el 23J, con más de tres millones de votos para la candidatura de Yolanda Díaz, ha sido "bueno", especialmente si se compara con la debacle del 28M. Desde la coalición presumen de haber logrado frenar un Gobierno que la derecha y la ultraderecha creían garantizado y de tener los apoyos suficientes para reeditar el Gobierno de coalición, si bien es cierto que la aritmética es más compleja que la de 2019 porque necesitan la abstención de Junts para la investidura y para aprobar cualquier ley en el Congreso.

Eso sí, también hay matices dentro del espacio: el portavoz de campaña de Sumar, Ernest Urtasun, lo defiende como un éxito, mientras que el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, señala que es un "buen resultado" por las dificultades del contexto electoral, pero recuerda que el bloque de la derecha avanza posiciones. Por su parte, la líder de Podemos, Ione Belarra, lo califica directamente de "fracaso" por el hecho de haber perdido más de medio millón de votos respecto a 2019 que se debe, a su juicio, al hecho de haber "invisibilizado" a su formación.

Es cierto que el espacio en su conjunto ha sufrido un retroceso que, principalmente, capitaliza el PSOE al ganar casi un millón de votos. El candidato socialista y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, jugó la baza del voto útil en campaña, en un mensaje muy emocional que logró movilizar a una izquierda que, según los análisis demoscópicos, era más reticente a acudir a las urnas el pasado domingo. El principal miedo del equipo de Díaz era precisamente que el voto progresista se concentrara en el PSOE hasta el punto de dejar a Sumar herida de muerte, con un resultado por debajo de los 25 escaños.

Díaz buscará diferenciase del PSOE con propuestas y "sin ruido"

Precisamente una de las críticas que sobrevuelan sobre Díaz —tanto en campaña como durante la legislatura — radica en su dificultad de diferenciarse del PSOE por su complicidad con Sánchez y su formas, más propensas al diálogo que al "ruido", como ella misma define a las discrepancias entre los socios del Ejecutivo. Podemos, que es quien hasta ahora ha ocupado el liderazgo de ese espacio, ha convertido sus enfrentamientos con el PSOE uno de sus campos de batalla esta legislatura, mientras que Díaz aboga por resolver los conflictos de otro modo. Para los de Belarra es vital remarcar esas diferencias para evitar ser percibidos como una sola formación y consideran que la vicepresidenta segunda en funciones corre el riesgo de quedar desdibujada frente a Sánchez.

Una opinión compartida por Garzón. El coordinador federal de Izquierda Unida ha hecho balance del resultado del domingo frente a la Ejecutiva del partido. En el informe político ratificado por la dirección, se pide a Sumar que acentúe más las diferencias con el PSOE y que refuerce su autonomía política. Con el bipartidismo en máximos desde el año 2015, Garzón ha señalado que no solo vale "continuar" con las políticas que ha desplegado el Gobierno esta legislatura, sino que hay que ir más allá para que Sumar sea capaz de "socavar las bases del neoliberalismo y la reacción conectando con la clase trabajadora".

La estrategia de Díaz para marcar perfil frente al PSOE, según apuntan varias fuentes de su equipo, será similar a la desplegada en campaña: dar protagonismo a las propuestas y reforzar la comunicación en positivo para no ser percibidos de manera hostil por los medios. Uno de los mensajes en los que ha insistido más la vicepresidenta segunda en funciones es en el hecho de que las medidas del Gobierno de coalición no han llegado a todos los hogares, especialmente a los que más lo necesitan, y por ese motivo hacen falta medidas "vivir mejor", como la reducción de la jornada laboral. Díaz, además, confía en repetir al frente del ministerio de Trabajo y alcanzar más acuerdos con el diálogo social, uno de sus sellos esta legislatura.

Por lo pronto, Sumar ya está marcando posición de cara a la investidura de Sánchez. Urtasun el pasado miércoles que la coalición no se verá relegada a un segundo plano en las negociaciones con Junts y que no dejará que el PSOE actúe en solitario: "Vamos a estar ahí en primera línea ayudando desde el primer minuto". El equipo de Díaz ha nombrado a Jaume Asens como interlocutor del espacio con el expresident Carles Puigdemont. Señalan que es el hombre ideal para hacerlo porque lideró la petición de los indultos y la reforma del código penal, además de haberse desplazado a Waterloo en alguna ocasión y haber visitado a los líderes independentistas cuando estaban en prisión.

De la repetición de 2019 a la normalización de la coalición

Lo que es innegable es que Sumar y el PSOE están llamados a entenderse. La alianza que costó una repetición electoral en 2019 y muchos reproches públicos entre Sánchez y el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, ya se da por hecho por ambas partes. La izquierda afirma que en estos cuatro años se ha demostrado que un Gobierno parecía altamente inestable —Frankestein como lo califica la derecha—, ha resultado mucho más sólido de lo esperado. Es más, la legislatura que ahora expira ha llegado a aprobar 215 iniciativas legislativas. Cuatro años de continuas y extenuantes negociaciones, con el Gobierno cuadrando constantemente los votos y viviendo con tensión todas las pantallas del Congreso con las luces verdes y rojas.

Alberto Garzón pide a Sumar que refuerce su “autonomía” y a Yolanda Díaz que se diferencie del PSOE

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La futura coalición no planea una agenda legislativa tan multitudinaria, sino que tiene como objetivo la profundización de todas las leyes iniciadas durante este mandato y se centrará mucho en la gestión de los fondos europeos, que serán clave durante esta legislatura y la actividad económica. Asimismo, hay otra circunstancia que podría ayudar a Sánchez si sale investido: ERC y Junts no cumplen todos los requisitos para constituirse en grupos parlamentarios, por lo que los de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz son vitales para que lo consigan si dominan la Mesa de la Cámara Baja. Contar con un grupo propio es fundamental para los partidos, ya que supone una presencia importante, cuota de preguntas y una mayor subvención económica.

Por lo pronto, Sumar ya ha emplazado ya al PSOE a "trabajar" para pactar un programa y una estructura del Gobierno. Díaz ha asegurado en más de una ocasión que apuesta por un Gobierno reducido pero con más carteras de Estado aunque desde el PSOE  se lo toman con calma. Consideran que "todos" los partidos tienen ahora que reposar y asimilar los resultados que dejaron las urnas y emplazan al candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, a presentarse a una investidura.

Aunque Sánchez no tiene prisa, sí ha querido reforzar el mensaje de que no habrá una repetición electoral. Por lo pronto, en el PSOE miran a la constitución de las Cortes prevista para el 17 de agosto como siguiente paso. Una vez se haga, se constituirán los grupos parlamentarios y será el turno de la ronda de consultas de Felipe VI, que debe designar a un candidato para la investidura.

La lectura en el espacio a la izquierda del PSOE es —casi— unánime: el resultado de Sumar el 23J, con más de tres millones de votos para la candidatura de Yolanda Díaz, ha sido "bueno", especialmente si se compara con la debacle del 28M. Desde la coalición presumen de haber logrado frenar un Gobierno que la derecha y la ultraderecha creían garantizado y de tener los apoyos suficientes para reeditar el Gobierno de coalición, si bien es cierto que la aritmética es más compleja que la de 2019 porque necesitan la abstención de Junts para la investidura y para aprobar cualquier ley en el Congreso.

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