¿Ha llegado por fin el 15M climático?

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Este viernes es 15 de marzo. El acrónimo es bien conocido: 15M. Aunque se trata de otro mes, es la misma sigla que se utiliza para hablar de la gran movilización social que, a partir del 15 de mayo de 2011, recorrió plazas de todo el país y logró cambiar la agenda política en aras de la regeneración democrática y la justicia social. Este viernes, el movimiento Fridays for Future, impulsado desde Bélgica por la activista adolescente Greta Thunberg, aspira a coger el testigo en España y convertirse en lo que algunos sectores llevan años esperando: un 15M climático, que ponga en primera plana la urgente necesidad de efectuar cambios radicales para luchar contra un cambio climático que se nos viene encima. Con una salvedad: no serán las asociaciones ecologistas, ni los partidos, los que liderarán la protesta callejera. Serán los jóvenes y los estudiantes. Tras unas semanas de timidez y expectativa, Fridays for Future ha calado en el país, y este viernes será el principio de una sucesión de manifestaciones que llaman a la clase política a tomarse, por fin, en serio, el gran reto del siglo.

En España, estos viernes climáticos están coordinados por Juventud por el Clima, que coordina los movimientos estudiantiles que han brotado en más de 45 ciudades de todo el país. En realidad, la de este 15 de marzo no será la primera manifestación: ya hubo concentraciones el pasado 1, y el 8 fueron interrumpidas para dejar protagonismo y espacio a la huelga feminista. Pero este 15 está convocada una movilización global, que se espera que sea la más masiva de todas, y la llama que prenda la mecha en España.

"Mañana, más allá de la gente que acuda, va a ser un trampolín para llegar a más gente", asegura, convencido, Lucas Barrero, estudiante de cuarto curso de Ambientales en la Universitat de Girona que junto a varios compañeros comenzó en enero a manifestarse en el campus de la institución catalana y que en la última convocatoria juntó a más de 200 personas. Barrero y sus compañeros fueron los pioneros del movimiento en el país: el viernes le secundarán miles de jóvenes en aras de una lucha que tiene mucho de intergeneracional. No se trata de que mañana los jóvenes abarroten las calles: se trata de convencer a los que mañana no se manifestarán, pero quizás pasado sí.

Motivos hay de sobra. El cambio climático no es un fenómeno que está por venir, sino que ya ha llegado: y no provoca, simplemente, un aumento de las temperaturas medias, sino eventos atmosféricos extremos (sequías, huracanes, olas de calor) más duraderos y más intensos, consume y seca los recursos, mata la biodiversidad, genera pobreza y migraciones. Afecta a la economía, a la salud, a los ecosistemas, a la política y, sobre todo, a los más vulnerables. Ante la emergencia climática, una joven sueca llamada Greta Thunberg empezó a moverse en su país hasta llegar a la cumbre del clima de Katowice (Polonia) con un discurso poderosísimo: contundente, radical y con capacidad de generar sonrojo entre los responsables políticos allí reunidos, que fueron incapaces de elevar la ambición de sus compromisos ante el desafío.

Thunberg dio el pistoletazo de salida con la COP a movilizaciones semanales y su protagonismo y su mensaje la ha convertido, a ojos de muchos, en una heroína. Ha sido, incluso, propuesta para el Nobel de la Paz. "Ha sido un proceso realmente rápido. Empezamos en enero cinco amigos, que vimos un vídeo de la Greta y dijimos que había que hacer algo", explica Lucas. El movimiento, en un principio circunscrito a Girona, empezó a replicarse en otras ciudades. En cuestión de semanas, se han organizado en torno a la marca Juventud por el Clima y han consensuado un mismo cartel, y un mismo lema, para las decenas de convocatorias: "Rebélate contra la extinción de especies y la crisis ecológica".

 

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"Medidas urgentes, justas y reales"

¿Cuáles son las reivindicaciones? La primera, clara, entendible, un consenso de mínimos: que los políticos actúen con más ambición y con mejores compromisos ante el cambio climático. Pero no de cualquier manera. "Con medidas urgentes, justas y reales", apostilla Lucas. El concepto de justicia climática está muy presente en las convocatorias de Juventud por el Clima. En primer lugar, desde un punto de vista de clase, habida cuenta que los más pobres son los menos culpables de los niveles criminales de CO2 en la atmósfera, y los que más sufrirán sus efectos. "Si no se tiene en cuenta eso, te va a salir medio país a la calle, como en Francia con los chalecos amarillos, protestando por una medida medioambiental", recuerda el activista.

La justicia climática, además, también funciona desde un punto de vista intergeneracional. La juventud de ahora será la población adulta que, si se mantiene la inacción, tendrá que gestionar un planeta roto. "¿Qué les diré a mis hijos sobre vosotros, generaciones responsables de que ellos no puedan disfrutar del mundo como vosotros lo hicisteis?", es la cita de Greta que Juventud por el Clima ha elegido para su nota de prensa. Y condensa el potencial del movimiento.

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Precisamente por ello, Juventud por el Clima ha nacido en España con una premisa clara: no se dejarán capitalizar por partidos políticos ni por asociaciones ecologistas, aunque, evidentemente, hablarán con todo el mundo: sobre todo, con los que llevan años en la lucha. Igual que el movimiento feminista debe estar liderado y protagonizado por mujeres, esta nueva ola de acción climática quiere poner a jóvenes y estudiantes sujetando la pancarta: el resto, celebrando, animando y difundiendo. "El peligro está ahí. Ya nos vino un partido político a hacerse la foto con nosotros", recuerda Barrero, sin desvelar el nombre de la formación en concreto. Coincide el eurodiputado de Equo Florent Marcellesi, uno de los políticos más activos en la difusión del movimiento: "Nosotros escuchamos, miramos y actuamos. Esa es la responsabilidad que tenemos los políticos".

La etiqueta de 15M climático ha sido asumida por Juventud por el Clima. Evoca a un pasado de movilización e ilusión, pero también puede poner demasiadas expectativas sobre un movimiento que aún da sus primeros pasos. "No creo que sea del todo presuntuoso", responde Lucas. "Al final vamos de eso, de empoderar a la sociedad y de llevar esto a la calle. Ahora mismo el cambio climático no es una prioridad para la gente", recuerda. Los viernes climáticos comparten con las protestas de hace casi ocho años su vocación de convencer a los que faltan.

"Desde luego, la ola verde estudiantil ya está en España. El viernes hay convocatorias en muchísimas ciudades españolas. Nadie puede decir si va a cambiar la agenda política a corto plazo. Yo espero que sí. Pero estoy convencido de esto: al igual que pasó el 15M, cuando hubo una impugnación democrática del sistema, esto va a ser una impugnación climática del sistema", concluye Marcellesi. El mundo medioambiental estaba esperando una oportunidad como esta: en un país con las movilizaciones feministas más masivas del mundo, donde en los últimos años se han repetido ejemplos de dignidad democrática en la calle, faltaba una convocatoria que llamara a la acción climática fuera de los Parlamentos. Este viernes los jóvenes tienen la oportunidad de poner el cambio climático, por primera vez, en el centro.

Este viernes es 15 de marzo. El acrónimo es bien conocido: 15M. Aunque se trata de otro mes, es la misma sigla que se utiliza para hablar de la gran movilización social que, a partir del 15 de mayo de 2011, recorrió plazas de todo el país y logró cambiar la agenda política en aras de la regeneración democrática y la justicia social. Este viernes, el movimiento Fridays for Future, impulsado desde Bélgica por la activista adolescente Greta Thunberg, aspira a coger el testigo en España y convertirse en lo que algunos sectores llevan años esperando: un 15M climático, que ponga en primera plana la urgente necesidad de efectuar cambios radicales para luchar contra un cambio climático que se nos viene encima. Con una salvedad: no serán las asociaciones ecologistas, ni los partidos, los que liderarán la protesta callejera. Serán los jóvenes y los estudiantes. Tras unas semanas de timidez y expectativa, Fridays for Future ha calado en el país, y este viernes será el principio de una sucesión de manifestaciones que llaman a la clase política a tomarse, por fin, en serio, el gran reto del siglo.

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