GALICIA
Rafael Louzán, el jugador clave en la final que aupó a Feijóo a liderar el PP gallego
Rafael Louzán es presidente de la Federación Española de Fútbol desde este 16 de diciembre. Se impuso a su rival, Salvador Gomar, con un resultado propio de uno de eses pequeños ayuntamientos donde el Partido Popular arrasa en cada elección municipal dejando sólo a un partido de la oposición con una presencia testimonial: 90 votos contra 43, con cuatro blancos y uno nulo. Una mayoría absolutísima.
Louzán llega a la convulsa Federación Española una década después de acceder a la presidencia de la gallega. La ganó en las elecciones del organismo federativo regional a finales de 2014 en una pelea que fue más allá del fútbol cuando se enfrentó al alcalde socialista de Cerceda, José García Liñares, que había acusado al entonces presidente del PP y de la Diputación de Pontevedra de utilizar la institución provincial en su beneficio para alcanzar el cargo.
La Diputación de Pontevedra, que presidía desde 2003, también fue clave en otro proceso electoral interno en el que Louzán se movió intensamente para que el resultado fuera acorde a sus intereses. Sucedió a finales de 2005, cuando el PPdeG tuvo que hacer frente a la sucesión de Manuel Fraga tras perder la Xunta. La carrera había comenzado con cuatro candidatos: Enrique López Veiga, Xosé Cuíña, José Manuel Barreiro y Alberto Núñez Feijóo.
Eran cuatro, pero la atención se centró principalmente en dos. Cuíña, el eterno aspirante a suceder a Don Manuel, defenestrado del Gobierno gallego durante la crisis del Prestige, y Feijóo, el sustituto del político de Lalín en el Gobierno de Fraga, apadrinado por la cúpula de la madrileña de Génova y, sobre todo, de José Manuel Romay Beccaría.
Uno de los cuatro candidatos, el exconselleiro Enrique López Veiga, se retiró tras el primer filtro de la elección de delegados para el congreso donde se fijaría la sucesión: no le daban "las cuentas", admitió. Superada la primera meta volante, Cuíña subió la apuesta: su propósito no era sólo suceder a Fraga, sino también "refundar" el PPdeG "en clave gallega, sin paliativos y radicalmente democrático" con el primer objetivo de frenar la "pérdida paulatina" de autonomía frente a la dirección estatal de Mariano Rajoy.
En ese momento resultó clave la posición de los poderosos dirigentes provinciales de la época, José Luis Baltar en Ourense y Rafael Louzán en Pontevedra, y los alcaldes y alcaldesas de cada zona. Fuentes conocedoras de aquel proceso recuerdan que no fueron pocos los alcaldes que acudieron a consultar con Romay para saber cuál era la elección de Rajoy para el liderazgo y que la respuesta fue el nombre de su patrocinado, Feijóo. Lo mismo ocurrió con Louzán en un contexto en el que, evocan las mismas fuentes, también estaban sobre la mesa los fondos que fluían de la Diputación a los municipios.
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En este panorama, aprovechando la celebración del Día de la Constitución en Ourense, Baltar reunió a los periodistas y anunció lo que iba a pasar. Los alcaldes controlados por Louzán apostaban por Feijóo y eso hacía que Cuíña ya no tuviera números para suceder a Fraga. Por eso, los delegados afines al exconselleiro pasaron a tener "libertad" para votar y los alcaldes baltaristas, lo mismo. Los votos fluyeron hacia Feijóo, en la línea de lo que quería el Madrid, y la retirada de Barreiro era sólo cuestión de tiempo. Poco antes de Navidad, Barreiro anunció que se unía a la lista del ahijado político de Romay, que fue proclamado nuevo líder del PPdeG sin rivales en enero de 2006.
Fue de esta manera como Louzán desequilibró el partido decisivo de Feijóo en su ascenso político, proceso sin el cual la posibilidad de alcanzar alguna vez la presidencia de la Xunta y la dirección estatal del PP habría sido muy complicada. El que en su día había sido tutelado en Ribadumia (Pontevedra) por Nené Barral –el histórico alcalde fallecido en 2023 sin ser condenado nunca por las múltiples causas ligadas al contrabando que le salpicaron– tuvo que abandonar la presidencia de la Diputación tras las elecciones municipales de 2015. En aquellas elecciones, el PP perdió por primera vez la institución provincial frente a PSdeG y BNG, aunque Louzán ya había hecho saber que pensaba abandonarla de todas formas.
Cuando dejó la política institucional, desde la que llenó la provincia de los campos de césped artificial, en el mundo del fútbol gallego no fueron pocas las voces que señalaron que el objetivo final de Louzán era la presidencia de la Federación Española. Y estará en ese cargo durante cuatro años si no se lo impide el Tribunal Supremo, que está pendiente de dictaminar sobre su sentencia definitiva de inhabilitación confirmada por la Audiencia de Pontevedra en 2022 al comprobarse que cometió fraude para poder pagar 86.000 euros a la empresa constructora de un campo de fútbol subvencionado por la Diputación en Moraña por obras ajenas al proyecto, haciendo pasar obras ya hechas como si fueran nuevas.