"¿Dónde va a ir una persona de 52 años a buscar trabajo si le despiden?", se pregunta Ibrahim, un jardinero de la Comunidad de Madrid en huelga junto a otros empleados del servicio de limpieza viaria. La capital de España es desde hace una semana una ciudad-contenedor, donde los alimentos, latas, envases y demás desperdicios invaden sus calles a cada paso. Los barrenderos y jardineros están en huelga indefinida porque las empresas concesionarias quieren "despedir a 1.135 trabajadores y bajar el sueldo en más de un 40% a 6.000 barrenderos", añade este jardinero, que acusa directamente a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, de "contentar a sus amigos" y las empresas con la concesión de los servicios públicos.
En un comunicado emitido por el sindicado de Comisiones de Base, aseguran que las mismas empresas constructoras (FCC, Sacyr y OHL) "que se forraron con el boom inmobiliario, y que siguen enriqueciéndose con sus negocios en el exterior, han copado ahora los servicios, los hospitales, los centros de salud, la limpieza viaria y jardinería. Con la complicidad de los Gobiernos han accedido al servicio licitando por debajo del precio establecido".
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Es el día de la Almudena (festivo en Madrid) y en la calle Arenal los señores vestidos de chulapos madrileños bailan con sus parejas con cuidado de no pisar una piel de plátano ante la mirada atónita de los turistas. "La huelga va a seguir hasta que no retiren los EREs planteados porque con 1.500 trabajadores menos no se va a poder mantener Madrid limpia", explica Gustavo Cabrera, otro miembro del servicio de jardinería que se siente estafado y que reclama que los servicios vuelvan a ser gestionados por parte de la administración pública. A los 1.135 despidos que plantean los EREs habría que añadir 300 trabajadores a quienes las contratas no han subrogado, es decir, asumido en plantilla, con los derechos y obligaciones laborales que existían en la anterior empresa.
Agustín tiene 63 años y está a punto de jubilarse. Cada día, cuenta, se levanta a las seis de la mañana para podar los hierbajos de los jardines de Ciudad Lineal. Recuerda que a lo largo de su vida laboral los convenios colectivos no se asemejan a los de hoy, con un "claro recorte de derechos". "Nuestros antepasados tuvieron que luchar por conseguir estos derechos y de un plumazo nos los están quitando" declara mientras matiza que ellos no tienen nada que ver con los piquetes que se dedican a esparcir más basura para generar presión. "El otro día fuimos a una manifestación en Carabanchel y había jóvenes haciendo vandalismo. No estamos con ellos. Nosotros nos manifestamos pacíficamente", concluye ante los aplausos de los compañeros, que rememoran tiempos mejores vividos junto al "mítico Agustín".
La Policía Nacional detuvo la noche del viernes a cinco personas por quemar y tirar basuras en Puente de Vallecas y Arganzuela, aunque no eran trabajadores de la limpieza. "La culpa es de los ciudadanos que han elegido a una mafia. No me vale la excusa de que no han votado a la alcaldesa, porque iba en las listas", comenta indignado uno de los que acudió a la manifestación frente a la Catedral de la Almudena. "Lo que quiere la casta política es enfrentar a los ciudadanos", añade Ibrahim, que reitera la importancia de lenvantar la voz. "Después de la crisis esto tiene que cambiar. No podemos seguir así. Cuando es el PP a degüello, cuando son los socialistas, finamente. En la protección de los derechos de los trabajadores no hay diferencia", se indigna el jardinero mientras balbucea al recordar el por qué están en la calle. "Nos estamos jugando el puesto. El pan de nuestros hijos".
"¿Dónde va a ir una persona de 52 años a buscar trabajo si le despiden?", se pregunta Ibrahim, un jardinero de la Comunidad de Madrid en huelga junto a otros empleados del servicio de limpieza viaria. La capital de España es desde hace una semana una ciudad-contenedor, donde los alimentos, latas, envases y demás desperdicios invaden sus calles a cada paso. Los barrenderos y jardineros están en huelga indefinida porque las empresas concesionarias quieren "despedir a 1.135 trabajadores y bajar el sueldo en más de un 40% a 6.000 barrenderos", añade este jardinero, que acusa directamente a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, de "contentar a sus amigos" y las empresas con la concesión de los servicios públicos.