Una red negra se extiende sobre el manzanal que bordea el campo donde Günther Wallnöfer lleva a sus vacas de vuelta al establo todas las tardes. "Sirve para proteger las manzanas, pero también para evitar la deriva de los pesticidas", explica Wallnöfer, ganadero de leche ecológica y cultivador de hortalizas en el municipio italiano de Malles Venosta. A pesar de las redes, Wallnöfer siempre se pone nervioso cuando analiza muestras de alimentos cultivados junto a los manzanales. Las sustancias venenosas acaban en los prados, en el agua, en las cumbres de las montañas circundantes, como ha constatado un estudio realizado por la Universidad de Milán-Bicocca.
Malles Venosta es un municipio de 5.200 habitantes en la provincia autónoma italiana de Bolzano, en Tirol del Sur, una región en la que se recogen cada año unas 950.000 toneladas de manzanas, el 50% de la producción total de Italia y el 10% de la de Europa. La provincia ostenta desde hace tiempo el récord italiano de uso de productos químicos en la agricultura.
Aunque no se dispone de muchos datos sobre el uso exacto de plaguicidas, estudios como el realizado por la Sociedad Internacional de Médicos por el Medio Ambiente apuntan a un uso de pesticidas por hectárea decenas de veces superior a la media italiana. En 71 parques infantiles analizados se encontraron residuos de doce plaguicidas, según un estudio realizado por la Red de Acción contra los Plaguicidas de Europa (PAN).
En 2014, tres cuartas partes de los habitantes de Malles Venosta votaron en un referéndum local a favor de prohibir el uso de fertilizantes y pesticidas en su municipio. Se produjo un acalorado debate y se inició también una disputa legal. Cientos de agricultores de la zona recurrieron la votación de Malles Venosta, argumentando que no era competencia del municipio celebrar dicho referéndum. El tribunal administrativo local suspendió la prohibición un mes después de la votación. La decisión se encuentra ahora pendiente del Consejo de Estado, que debe dictar la sentencia definitiva, un fallo que probablemente llegará a finales de año.
Este reportaje forma parte de una amplia investigación sobre el tema de los plaguicidas realizada por Investigate Europe, en la que infoLibre participa como único medio español.
El debate en Malles Venosta
Mientras tanto, el debate continúa en el palacio provincial de Bolzano. Arnold Schuler, consejero de agricultura, silvicultura, turismo y protección civil del Partido Popular del Tirol del Sur (SVP, por sus siglas en alemán), afirma: "Nos enfrentamos a retos que queremos abordar. La cuestión es sólo con qué estrategias". A principios de septiembre, durante las jornadas de sostenibilidad del Tirol del Sur, se presentará un plan de acción para encontrar soluciones para los sectores de la leche, el vino y la fruta en la región. “Uno de los pasos más importantes será la recopilación de nuevos datos y herramientas para un amplio diálogo con los habitantes", asegura Schuler, quien también recolecta manzanas. En 8,5 hectáreas utiliza un enfoque integral y en 3,5 hectáreas cosecha manzanas ecológicas.
“Malles Venosta ha llevado el tema de los pesticidas a lo más alto de la agenda", afirma Hanspeter Staffler, concejal del Partido Verde de Bolzano, quien destaca que el referéndum ha atraído la atención de los científicos, haciendo hincapié en la cuestión del medio ambiente y de la salud de las personas. Su partido está trabajando en tres temas principales: un aumento del apoyo a la agricultura ecológica, la introducción de normas de distancia entre las zonas en las que se utilizan pesticidas y las explotaciones ecológicas o las áreas especialmente protegidas, y el cumplimiento de los objetivos en las zonas de compensación ecológica, como los setos, los grandes árboles o las tierras no cultivadas. Para Staffler, el argumento de la necesidad de recopilar datos es válido, pero también se utiliza como excusa para retrasar reformas muy necesarias: “Trabajé en una propuesta detallada para el control sistemático de los plaguicidas, pero fue rechazada por el SVP en comisión", explica.
La Comisión Europea acaba de proponer un Reglamento que obligará a reducir el uso de pesticidas a la mitad para 2030. Los productores de manzanas del Tirol del Sur se preguntan cómo se puede conseguir esto sin reducir la producción. "Ya estamos en un nivel en el que será difícil para la mayoría de los agricultores si se prohíbe otro 50% de las sustancias. En los últimos años, muchas sustancias ya se han quedado sin autorización y tenemos una oferta limitada de productos fitosanitarios", explica Harald Weis, presidente de la cooperativa Roen, que cuenta con 660 socios y 54 millones de kilos de manzanas recolectadas en 2021. La aplicación de la propuesta de la Comisión tendría un impacto negativo en los volúmenes de producción, explica Weis, quien cree que hay demasiado alarmismo sobre los plaguicidas porque ahora, gracias a la tecnología, se puede contener la dispersión de plaguicidas en el campo: "Lo que es un residuo en la hierba a pocos metros del árbol no es nada que deba preocupar a la gente. El glifosato es un producto que casi no tiene efectos negativos en el suelo. Afecta al cáncer de las personas, pero en el suelo es el producto ideal". Además del cultivo tradicional de manzanas, la cooperativa Roen también comercializa manzanas ecológicas (el 10% de la producción). "Pero los costes de la producción ecológica son más altos y el mercado es limitado", sostiene Weis.
Caminar hacia la agricultura ecológica
El problema de la escasa demanda también lo aborda Martina Hellrigl, de la cooperativa social Vinterra, también en Malles Venosta. En Vinterra cultivan hortalizas y cereales en 4,5 hectáreas y gestionan un restaurante. Donde sus tierras lindan con un manzanal tradicional, plantan sobre todo espelta y hortalizas que crecen bajo tierra. "Vender nuestras verduras es difícil porque tenemos que acostumbrar a la gente a redescubrir la calidad de los alimentos sanos. Sería más fácil vender cerca de una ciudad más grande. Pero estamos notando que la demanda aumenta".
Raimund Prugger cultiva manzanas ecológicas en una pequeña parcela rodeada de campos donde crecen manzanas de forma convencional. Antes, utilizaba pesticidas en su explotación agrícola, pero una de sus hijas, que estudió agricultura ecológica en Viena, convenció a sus hermanas y al resto de la familia para que se pasaran a la agricultura ecológica. Raimund Prugger no se arrepiente de su elección, y está convencido de que en el futuro "la producción ecológica puede ser un argumento de venta adicional". Lo que lamenta es que, a pesar de que los agricultores del Tirol del Sur están dispuestos a considerar la agricultura ecológica, el movimiento es lento. "Esto se debe a que no hay ningún empuje por parte de los compradores de las manzanas (las cooperativas) para destinar un mayor porcentaje al cultivo ecológico, sino que la iniciativa sólo proviene del pensamiento de agricultores que están cansados de envenenar sus tierras”.
Aunque el referéndum sobre los plaguicidas en Malles Venosta fuera declarado inválido en última instancia, sus impulsores ya han conseguido importantes logros. La acción de Malles Venosta marcó la pauta para otros referendos en las cercanías, que, aunque no apoyaron la prohibición, llevaron el tema de los pesticidas al centro del debate público. Tal fue el caso de la consulta celebrada en Suiza en junio de 2021, en el que casi el 61% de los ciudadanos rechazaron dos iniciativas que habrían impuesto una prohibición a nivel estatal de los plaguicidas en un plazo de 10 años y prohibido la importación de alimentos producidos con esas sustancias. Pero también el referéndum sobre la creación de un biodistrito en Trentino, celebrado en septiembre de 2021, cuyo objetivo, según explicó el portavoz del comité promotor, Fabio Giuliani, "era elevar el cultivo ecológico en la región de Trentino hasta el 50% de las tierras agrícolas, frente al 6% actual y a una media italiana del 15%". “Lamentablemente, en parte por culpa de Covid, no pudimos implicar plenamente a la población y alcanzar así el quórum necesario para que el referéndum fuera válido", indica Giuliani.
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Para Malles Venosta, el referéndum generó en la comunidad una fuerte conciencia sobre la necesidad de ir hacia una forma diferente de producir alimentos, como la de la cooperativa Vinterra y otras iniciativas similares en el municipio, experimentando con métodos alternativos a los pesticidas. Por otro lado, se han frenado los cambios estructurales. "Antes del referéndum, los recolectores de manzanas de fuera del municipio mostraban cada vez más interés por las zonas aún disponibles en Malles Venosta, que ahora se destinan a la ganadería", destaca Wallnöfer.
Los pequeños agricultores y ganaderos perdían cada vez más tierras porque no podían pagar tanto por ellas como los grandes productores de manzanas (unos 700.000 euros por hectárea). Pero con el referéndum y la incertidumbre sobre la posibilidad de utilizar pesticidas, este proceso se ha paralizado, añade. “Mis abuelos ya tenían vacas y queremos seguir así", indica Wallnöfer, mientras conduce sus 20 vacas hacia el establo.
Entonces, señala unas mariposas que descansan en las flores del prado. "Hace cuatro o cinco años sólo las teníamos a mayor altura. Ahora están volviendo a bajar", señala. No existen investigaciones definitivas sobre el motivo por el que las mariposas han regresado, pero Wallnöfer tiene la esperanza de que efectivamente se ha reducido la exposición a los pesticidas: “Nuestro trabajo está empezando a dar sus frutos. El regreso de las mariposas a los prados, el apoyo desde otras regiones, incluso los debates en Bruselas... todo esto es un incentivo para continuar".
Investigate Europe es un equipo de periodistas de once países que investiga conjuntamente temas de relevancia europea y publica los resultados en medios de comunicación de toda Europa.
Además de infoLibre, los medios de comunicación que publican esta investigación sobre los plaguicidas son Der Tagesspiegel (Alemania), Telex (Hungría), EfSyn (Grecia), Público (Portugal), Il Fatto Quotidiano (Italia), Frontstory.pl (Polonia), Dagsavisen (Noruega) y Der Standard (Österreich).
También han participado en esta investigación los periodistas Wojciech Cieśla, Ingeborg Eliassen, Juliet Ferguson, Pascal Hansens, Attila Kálmán, Maria Maggiore, Sigrid Melchior, Leïla Miñano, Nico Schmidt, Harald Schumann, Elisa Simantke, Amund Trellevik, así como Lorenzo Buzzoni, Eurydice Bersi y Nikolas Leontopoulos (Reporters United), Alicia Prager y Manuel Rico (infoLibre).
Investigate Europe se financia gracias a sus lectores, a donantes privados y a la Fundación Schöpflin, la Fundación Rudolf Augstein, la Fundación Fritt Ord, la Open Society Initiative for Europe, la Fundación Adessium, la Fundación Reva y David Logan y la Fundación Cariplo.
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