Año 1995. La cadena de televisión Antena 3 prepara un programa sobre las dos décadas de reinado de Juan Carlos I. Y, con este encargo en mente, la periodista Victoria Prego organiza entrevistas con todos los presidentes del Gobierno de la etapa democrática. Adolfo Suárez es, por supuesto, uno de ellos. El político abulense, que cogió las riendas del país tras haber sido uno de los hombres fuertes del Movimiento, recibe a la informadora con traje oscuro y camisa azul. Y ambos se enfrascan en una conversación que nunca llegaría a emitirse de forma íntegra. La cadena no le vio demasiado interés. Al fin y al cabo, habían pasado ya casi tres lustros desde su salida del Ejecutivo.
Pero aquella entrevista tuvo bastante miga. Sobre todo, cuando se pone sobre la mesa el tema de la legitimidad de la monarquía. Suárez menciona la Ley para la Reforma Política, su primer gran logro político. Y dice que en la misma se incluyó la figura del rey por "una razón". Sin embargo, no quiere explicarla. O, al menos, no públicamente. Por ello, se apresura a tapar con su mano el micrófono de corbata. Pero lo hace mal. Y el aparato capta sus palabras: "La mayor parte de los jefes de Gobierno extranjeros me pedían un referéndum monarquía-república. Y hacía encuestas y perdíamos". Un off the record, como se dice en la jerga periodística, que desveló La Sexta Columna en 2016.
Año 2023. Un pequeño grupo de amigos charla tranquilamente. Residen en Esporles, un pequeño municipio mallorquín anclado en la Sierra de Tramontana. Hablan de todo y de nada. En un momento dado, la conversación entra en el terreno de la monarquía. Sale a relucir entonces aquella confesión de Suárez. Les escandaliza que esa información se haya ocultado durante más de dos décadas. Y, sobre todo, que esas encuestas de las que hablaba el expresidente del Gobierno en la entrevista nunca se hayan hecho públicas. "Algo hay que hacer", convienen. Y así, de la nada, surge un movimiento vecinal que lucha por sacar a la luz los sondeos secretos sobre la forma de Estado.
En aquel momento, un senador de Més per Mallorca estaba ya detrás de este asunto. Se llama Vicenç Vidal. Y es natural de Esporles. "Siempre pensé que, tras conocerse aquellas declaraciones, alguien habría hecho algo. Pero cuando me puse a mirar, me di cuenta que este asunto había pasado totalmente desapercibido", cuenta, al otro lado del teléfono, el ahora diputado de Sumar-Més. Fue entonces cuando decidió ponerse manos a la obra. Corría el pasado mes de febrero. Y el senador optó por recurrir a una de las herramientas que tienen a su disposición los miembros de la Cámara Alta: las preguntas al Gobierno con respuesta escrita.
La iniciativa de Vidal no pedía expresamente esa documentación. Pero sí planteaba varias cuestiones alrededor de dicho asunto. En primer lugar, se preguntaba cómo era posible que, varios años después del bombazo, "ningún grupo con capacidad para hacerlo" hubiera reclamado "información detallada" sobre una encuesta tan "decisiva". Y luego, completaba:"¿Acaso han fallecido todos los testigos de aquella demoscopia? ¿También se han destruido todas las copias de unos sondeos que se pagaron con nuestros impuestos? ¿Nos siguen ocultando con la Ley de Secretos, franquista y vigente, una información que nos pertenece, porque era la foto de nuestras opiniones?".
El Gobierno tardó casi un par de meses en responder. Y cuando contestó, lo hizo despachando la iniciativa con un par de párrafos que, por supuesto, no entraban en el asunto. En seis líneas, el Ejecutivo de Pedro Sánchez sólo se limitaba a decir que la materia objeto de la pregunta recaía sobre una norma en elaboración: el Anteproyecto de Ley de Información Clasificada. Y reiteraba su compromiso por culminar la elaboración del texto, con el que se pretendía actualizar un marco jurídico alrededor de los secretos oficiales heredado de la dictadura, algo que el adelanto electoral impidió. "Cualquier pregunta sobre la monarquía o no se responde o, si se hace, es con evasivas", se queja Vidal.
Tras el fracaso del senador, el grupo de Esporles se puso en marcha. Al principio, no eran más que siete amigos. Pero en solo un par de días, otros 67 vecinos se unieron a la lucha. "Este es un pueblo con un nivel de activismo impresionante", relata a infoLibre Domingo Sanz, uno de los promotores de la iniciativa. Coincide en conversación telefónica Albert Catalán, biólogo ya jubilado y otro de los impulsores de la iniciativa: "Es muy participativo, tanto en actividades políticas como sociales". Con cinco millares de habitantes, esta localidad mallorquina ubicada a escasos kilómetros de Palma es uno de los bastiones con los que cuenta Més per Mallorca.
El grupo de vecinos se plantó en junio ante el Defensor del Pueblo. Pedían, simplemente, que sugiriese al Gobierno la modificación de "los criterios utilizados" para "mantener retenida la información" sin esperar a la aprobación de una nueva norma de secretos oficiales. Y lo hacían con cierta motivación. Un par de meses antes, el CIS había hecho público un informe que había sido calificado de "uso reservado" con los resultados de una encuesta que la dictadura encargó en su momento sobre la Revolución de los Claveles. Algo que, para los vecinos, demostraba que podían publicarse los sondeos de los que hablaba Suárez a pesar de la ley de secretos.
Pero el organismo que dirige Ángel Gabilondo rechazó la solicitud alegando que no es competente. El escrito, firmado por Teresa Jiménez-Becerril, comienza recordando la iniciativa del senador y la respuesta del Gobierno. Y, dicho esto, sentencia: "No resulta posible pues para esta institución dar trámite a aquellas quejas en las que no se aprecie la existencia de una actuación de alguna Administración pública, como resulta ser el caso que se ha sometido a consideración. Este ámbito de competencias excluye la supervisión tanto de las Cortes Generales, como poder legislativo, como del Gobierno en su actuación como Poder Ejecutivo".
"Vamos a ir hasta el final"
La contestación no ha gustado nada a los vecinos, que ya han replicado con otro escrito al organismo. No entienden por qué motivo el Defensor del Pueblo se ha centrado solo en la iniciativa del senador cuando ese solo fue uno de los elementos que pusieron sobre la mesa. "Se aporta solo como complementaria a nuestra petición y al fundamento de esta, que no es otro que nuestro derecho como ciudadanos y ciudadanas al esclarecimiento de los actos y resoluciones de las administraciones públicas en relación con los ciudadanos; en este caso, a conocer el contenido de las encuestas realizadas en el periodo preconstitucional por el Gobierno del entonces presidente Adolfo Suárez", sostienen.
A pesar del portazo del Defensor del Pueblo, el grupo está dispuesto a seguir peleando. "Vamos a ir hasta el final", dice Sanz, quien ya adelanta que los promotores de la iniciativa se reunirán en los próximos días para explorar nuevas vías de actuación. No se descarta nada. Ni siquiera, buscar el apoyo de otros pueblos. Porque, a juicio de Sanz, esta es una de esas batallas que hay que dar. "Fue una encuesta decisiva que marcó la historia, llevando a tomar determinadas decisiones. No puede ser que se mantenga oculta", apunta. Y completa: "Estamos atrapados en la Transición y eso tiene que acabar".
Aquellos sondeos fueron claves. Tanto, que llevaron al Gobierno de Adolfo Suárez a introducir la palabra "rey" en la Ley para la Reforma Política, una norma que luego sería respaldada en referéndum por más del 94%. "Entonces yo metí la palabra monarquía y la palabra rey en la ley y así dije que había sido sometido a referéndum ya", contaba el expresidente mientras se tapaba el micro en aquella entrevista de 1995 que durante décadas permaneció guardada en un cajón. "Somos maduros para conocer la realidad, el contexto y debatir el modelo de Estado que queremos", sentencia el diputado de Sumar-Més.
El Centro de Investigaciones Sociológicas ha evitado, durante años, preguntar a los españoles por la monarquía. Y mucho menos por la forma de Estado. Sí que lo han hecho, sin embargo, algunas empresas demoscópicas. Es el caso de 40dB, quien en octubre de 2020 –un par de meses después de que el rey emérito abandonase España por sus tejemanejes económicos– preguntó a tres millares de personas por su opción preferida si se celebrase entonces un referéndum. El 40,9% dijo que votaría a favor de una república, frente a un 34,9% que se amarraría a la monarquía como opción preferente. El 24,2% restante dijo que no acudiría a votar, que lo haría en blanco o que no lo tenía claro.
Año 1995. La cadena de televisión Antena 3 prepara un programa sobre las dos décadas de reinado de Juan Carlos I. Y, con este encargo en mente, la periodista Victoria Prego organiza entrevistas con todos los presidentes del Gobierno de la etapa democrática. Adolfo Suárez es, por supuesto, uno de ellos. El político abulense, que cogió las riendas del país tras haber sido uno de los hombres fuertes del Movimiento, recibe a la informadora con traje oscuro y camisa azul. Y ambos se enfrascan en una conversación que nunca llegaría a emitirse de forma íntegra. La cadena no le vio demasiado interés. Al fin y al cabo, habían pasado ya casi tres lustros desde su salida del Ejecutivo.