El cabecilla de la trama Púnica, David Marjaliza, confesó a su secretaria Ana María Ramírez sus temores tras conocer que la Guardia Civil estaba vigilando uno de sus despachos. "Como la gente es así de gilipollas, lo mismo va cualquiera y se piensa que es que nos dedicamos al tráfico de armas o de blancas, o de putas o de drogas", le dijo en una conversación telefónica, incluida en el sumario de la operación Púnica, al que ha tenido acceso Europa Press.
Marjaliza supo a través de su amigo y socio, el ex secretario general del Partido Popular de Madrid, que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, había instalado cámaras a las puertas de su despacho, gracias a un chivatazo del agente José Luis Rodríguez Talamino.
Rodríguez Talamino, destinado en la UCO, se dirigió a Granados durante las fiestas de Valdemoro para advertirle de que había participado en la colocación de un dispositivo de vigilancia a la entrada de las oficinas de las empresas de su amigo y socio David, en el centro comercial Plaza Éboli de Pinto.
Esta información provocó un creciente nerviosismo en ambos afectados, según se refleja en distintas conversaciones telefónicas ahora desveladas. Marlajaliza relacionó el interés de los agentes en las recientes visitas a la oficina efectuadas por un conocido, al que identifica como "el cojo".
"De ese no me fío ni un pelo, ¡no sé en que estará metido. A ver si van a pensar que yo también estoy metido, porque han venido dos veces a verme: ¡Su hermano está en la cárcel por droga!", agrega.
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Granados, llamó inmediatamente a su amigo David para advertirle de que el dispositivo montado por el Instituto Armado tenía "muy mala pinta". Posteriormente intentó averiguar, a través de su asesor en Seguridad José Luis Caro Vinagre, si el tema tenía "algo que ver con él".
Según la transcripción de la conversación entre los dos cabecillas de la trama, Granados consultó en Internet a qué correspondían las siglas UCO e indicó: "Esto tiene una pinta malísima, me he metido, y eso tiene una pintaaaa!".
Le dijo también a Marjaliza que el dispositivo debía estar relacionado con su "relación" con él. "¡No tengo duda! vamos ¡100 por 100! Y con una pinta ¡mala, mala, mala!, en mi opinión", insiste.
El cabecilla de la trama Púnica, David Marjaliza, confesó a su secretaria Ana María Ramírez sus temores tras conocer que la Guardia Civil estaba vigilando uno de sus despachos. "Como la gente es así de gilipollas, lo mismo va cualquiera y se piensa que es que nos dedicamos al tráfico de armas o de blancas, o de putas o de drogas", le dijo en una conversación telefónica, incluida en el sumario de la operación Púnica, al que ha tenido acceso Europa Press.