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Por qué es mejor no poner la vacuna de AstraZeneca a mayores de 65 y por qué no es un motivo para la alarma

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La Comisión Europea autorizó el pasado viernes la vacuna de la farmacéutica británica AstraZeneca, tras el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). El movimiento se produjo en plena guerra por el suministro del producto a los países miembro, porque lo cortés no quita lo valiente. Sin embargo, hay dudas con respecto a la eficacia del producto en los más proclives a desarrollar un cuadro grave de covid-19: los mayores de 65 años. Alemania ha decidido no suministrar el antígeno a este grupo poblacional y priorizar a los más jóvenes, y según el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes), Fernando Simón, seguramente España siga sus pasos. Sin embargo, lo más probable es que el producto funcione entre los ancianos. Pero no han participado los suficientes en los ensayos clínicos, por lo que no se puede asegurar con todas las certezas. Es una medida de precaución, según se han encargado de aclarar las autoridades alemanas e insistió este lunes Simón. Así funciona la ciencia y sus garantías: la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia. Sin embargo, lo sucedido abre un debate sobre cómo hacer que las personas mayores, las teóricamente más interesadas en la vacuna, puedan participar con más frecuencia en los experimentos de las farmacéuticas.

Toda vacuna, antes de comercializarse, pasa por distintas fases de desarrollo. En la fase preclínica, se suele testar el producto en animales. Posteriormente, se abordan los ensayos clínicos (fases I, II, III y IV), en los que se inyecta la vacuna en voluntarios (decenas de miles, en los últimos estadios) para comprobar cómo interactúan sus organismos con la enfermedad, con un grupo que recibe placebo para comparar. AstraZeneca no ha conseguido los suficientes mayores de 65 años como para atestiguar que los pertenecientes al grupo de control se contagian más y con mayor gravedad de manera estadísticamente significativa. Así lo explica la viróloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Sonia Zúñiga: "En el ensayo clínico de AstraZeneca se presentaron voluntarias unas 200 personas de más de 65. Vienen a ser pocas. Registraron un caso en el grupo placebo y un caso en los vacunados. No puedes saber con eso si la vacuna es eficaz". En comparación, Pfizer contaba con 700 mayores de 75 en sus ensayos, y registraron cinco casos en el grupo placebo por cero entre los que sí fueron inmunizados. "Siguen siendo pocos", matiza la investigadora, pero sí que se pueden extraer conclusiones. 

Sin embargo, lo más probable es que la vacuna sí que sea efectiva en las personas mayores, aunque quizá con un porcentaje menor al 90% que anunció la farmacéutica –dado que el sistema inmune se debilita conforme se cumplen años–. La compañía argumenta que se ha observado una fuerte producción de anticuerpos y otro tipo de defensas en el organismo de los ancianos que recibieron el producto. Pero sin ensayo clínico que lo acredite, Alemania prefiere esperar y muchos países tomarán, previsiblemente, la misma decisión. Este mismo martes se reunieron los técnicos de la Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones, del Consejo Interterritorial de Salud, para valorar –entre otras cosas– qué grupos de población recibirán la vacuna de AstraZeneca y este miércoles los delegados de cada comunidad autónoma determinarán, en base a las opiniones de estos expertos, si los mayores de 65 pueden utilizar el producto de la farmacéutica británica o si se opta por el uso exclusivo en esta franja de los de Pfizer y Moderna. 

La Agencia Europea del Medicamento ha dado su ok para su uso en todas las franjas de edad, a pesar de las carencias en los ensayos clínicos. Tal y como explica la EMA, la seguridad del producto está garantizada, independientemente de la edad de los que la reciban: y la evidencia hasta la fecha de una respuesta inmunitaria fuerte en las personas mayores es suficiente para el regulador. "Todavía no hay suficientes resultados en participantes mayores para proporcionar una cifra del funcionamiento de la vacuna en este grupo. Sin embargo, se espera protección, dado que se observa una respuesta inmune en este grupo de edad y en base a la experiencia con otras vacunas (...) los expertos científicos de la EMA consideraron que la vacuna puede usarse en adultos mayores", aseguró en un comunicado la Comisión Europea

¿Por qué los mayores no participan en los ensayos clínicos?

AstraZeneca no es la única farmacéutica a la que le ha costado encontrar personas mayores para sus ensayos. A Pfizer y a Moderna les ha pasado lo mismo. ¿Por qué ocurre? Zúñiga apunta a los requisitos clínicos para los ensayos: por seguridad, los laboratorios buscan voluntarios sin enfermedades asociadas, como diabetes o problemas del corazón. En países europeos, con la población envejecida, son más fáciles de encontrar: no así en países menos desarrollados y con menor esperanza de vida, donde es más probable que los que llegan a ancianos lo hagan con achaques. "No hay tantos voluntarios sanos", asegura la investigadora. Dado que es ilegal y peligroso inocular el virus en los ensayos, las compañías buscan entornos de alta incidencia del virus, para que los participantes se contagien de manera natural y poder comparar con el grupo de control. AstraZeneca ha hecho pruebas en Sudáfrica y Brasil, además de en Reino Unido, por este motivo. 

Además de las restricciones por presencia de patologías, hay otras condiciones que limitan la participación de los ancianos: el acceso a las tecnologías. Un estudio publicado en la revista JAMA Internal Medicine y recogido por la Agencia SINC así lo asegura: las personas mayores están infrarrepresentadas en los ensayos clínicos porque se exige acceso a Internet o a un dispositivo inteligente para comunicarse con la empresa responsable de las pruebas. "Hay algunas compañías que incluyen una monitorización presencial con un médico", matiza Zúñiga, pero está de acuerdo con la conclusión de la investigación: "Es obvio que puede ser un problema para personas de determinada edad que no están familiarizados con algunas tecnologías". Los investigadores del Centro de Envejecimiento del Cerebro creen que las farmacéuticas pueden y deben hacer más esfuerzos para evitar desenlaces como el de Astrazeneca: que los países rechacen inocular tu producto a estos segmentos por precaución. 

Un adenovirus de chimpancé que funciona mejor gracias a un error

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La vacuna de AstraZeneca es la primera que llega a España con una tecnología distinta a la del ARN mensajero: se utiliza un vector viral, es decir, la cáscara de otro patógeno en el que se inocula la proteína S del SARS-CoV2, que es la amenaza que el organismo reconoce y ante la cual fabrica defensas. La farmacéutica ha utilizado como vehículo un adenovirus de chimpancé. Otras vacunas utilizan adenovirus humanos, pero así se limita la posibilidad de que el sistema inmunitario haya desarrollado defensas contra él. "Esta tecnología ya se viene usando desde hace muchos años, aunque el adenovirus de chimpancé no se había utilizado en ninguna vacuna", explica Zúñiga. 

La solución de la farmacéutica británica mejoró su efectividad gracias a un error. En los ensayos clínicos, los laboratorios responsables interpretaron mal el protocolo e inocularon, en el primer turno, media dosis en vez de la dosis entera. Cuando se dieron cuenta, lo corrigieron, pero comprobaron con sorpresa que la respuesta inmune era mucho mayor cuando se inyectaba la mitad del producto. Para Zúñiga, este resultado es fácilmente entendible. "En las vacunas con vectores virales, si pones al principio una dosis grande, generas inmunidad no solo frente al antígeno que incluye, también frente al vector". En cristiano: si se inoculan muchos adenovirus, aunque hayan sido vaciados, el sistema se confunde y divide sus esfuerzos: genera anticuerpos contra el vehículo y contra el ocupante. Pero nos interesa que solo se generen defensas contra el coronavirus.

La efectividad, al margen de las dudas sobre las personas mayores, es similar con esta tecnología frente a las vacunas basadas en ARN mensajero. Pero cuenta con varias ventajas: "la fabricación y el transporte son mucho más sencillos y baratos". De hecho, AstraZeneca, según conocemos gracias a una filtración de una diputada belga, vende sus productos a la Unión Europea a un precio mucho menor que Pfizer y Moderna. 

La Comisión Europea autorizó el pasado viernes la vacuna de la farmacéutica británica AstraZeneca, tras el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). El movimiento se produjo en plena guerra por el suministro del producto a los países miembro, porque lo cortés no quita lo valiente. Sin embargo, hay dudas con respecto a la eficacia del producto en los más proclives a desarrollar un cuadro grave de covid-19: los mayores de 65 años. Alemania ha decidido no suministrar el antígeno a este grupo poblacional y priorizar a los más jóvenes, y según el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes), Fernando Simón, seguramente España siga sus pasos. Sin embargo, lo más probable es que el producto funcione entre los ancianos. Pero no han participado los suficientes en los ensayos clínicos, por lo que no se puede asegurar con todas las certezas. Es una medida de precaución, según se han encargado de aclarar las autoridades alemanas e insistió este lunes Simón. Así funciona la ciencia y sus garantías: la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia. Sin embargo, lo sucedido abre un debate sobre cómo hacer que las personas mayores, las teóricamente más interesadas en la vacuna, puedan participar con más frecuencia en los experimentos de las farmacéuticas.

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