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Si Mónica García (Madrid, 1974) hubiera podido elegir habría preferido hacer la entrevista al aire libre, en algún rincón del Retiro. Pero pide que la hagamos en el AVE que sale de Atocha en dirección a València porque las horas del día no le dan para más. Es líder de la oposición a Ayuso y, desde hace unas semanas, ha vuelto a compatibilizar su tarea política con el trabajo en el hospital. Cuando la llamó Mónica Oltra para invitarla al acto de líderes políticas de este sábado se tuvo que tomar unos días antes de dar el sí. A nadie se le escapan las suspicacias que despierta en los aparatos de los partidos que gente como ella y Yolanda Díaz se cojan de la mano. Durante las 24 horas que ambas coincidieron en València, casi no se soltaron. La charla se produce en la cafetería a unos 300 kilómetros por hora. Mónica García se acaba de subir al tren. 

Pregunta: ¿Tiene este tren que usted acaba de coger tanta carga política como parece?

Respuesta: Creo que eso responde más a unos anhelos y a las expectativas que se han generado. Deberíamos normalizar que diferentes personas con diferentes cargos políticos se junten a hablar. Lo que me parece más destacable es que es un acto de mujeres que evidencia que la llegada de un tsunami feminista es imparable.

La llegada de un tsunami feminista es imparable

P: Hemos quedado en el tren porque su agenda no le da para más. ¿Por qué sigue trabajando en el hospital?

R: Hay una parte de mi actividad política que la hago mejor si no pierdo mi profesión. Para mí estar en el hospital y volver a tener contacto con pacientes y con compañeros de la sanidad pública o haber vivido la pandemia desde dentro me da unos códigos que me hacen ser más útil en política. Compaginarlo es complejo porque, además, hay que sumar la tercera pata, que es la conciliación con mis chavales. Son malabarismos, pero es compatible.

P: ¿Por qué la derecha no deja de ganar elecciones y de gobernar en Madrid?

R: Hay similitudes entre el parque temático neoliberal y corrupto que levantaron en València con el que tienen ahora en Madrid. No se han aprovechado las oportunidades que ha habido para desbancar al PP. Estuvimos a muy poco pero, lejos de venir a regenerar, Ciudadanos vino a apuntalar lo que llevan haciendo 26 años en la Comunidad.

P: ¿Y qué hizo mal la izquierda?

R: Las fuerzas progresistas han estado más pendientes de las diferencias que había entre ellas que del Goliat que teníamos delante. El PP tiene muchos anclajes mediáticos y sociales que le dan una fuerza casi hercúlea. Eso obliga a que necesitemos muchos Davides para frenar a ese Goliat. Más Madrid es la primera fuerza que se ocupa en serio de esta Comunidad.

La mayoría de las intervenciones de Ayuso son antipolíticas

P: Y el fenómeno Ayuso. ¿cómo lo explica?

R: Es un personaje al que no le interesa la política. La mayoría de sus intervenciones son antipolíticas pero ha conseguido dar con determinadas teclas al estilo de Trump. Lo único que les interesa es imponer su cruzada ideológica. La sanidad, la educación, todo lo demás les da exactamente igual.

P: Y cuando ve el duelo Casado - Ayuso, ¿llega a pensar que igual lo gana Ayuso?

R: Lo que demuestra esa lucha es que ellos están por el mero poder y no para ser poderosos. Ser poderoso significaría transformar la sociedad para dejar una Comunidad mejor de la que encontraste. Las luchas ególatras dan como resultado el abandono de las cosas que importan a la gente.

P: ¿Usted sí habla con ella por Whatsapp o también está bloqueada?

R: No lo sé porque no me he cruzado mensajes de Whatsapp con ella. Igual un día le escribo "hola" para saber si estoy bloqueada, por curiosidad.

P: ¿Le costó mucho tomar la decisión de coger este tren?

R: Bueno, tenía sus pros y sus contras. Tenía cierta trascendencia política, pero yo creo que el impulso de reunirme con mujeres de la potencia política de Ada, Mónica, Yolanda y Fátima superó cualquier tipo de duda que pudiéramos tener.

Las mujeres estamos aquí para quitar el chapapote de la política

P: Tuvieron dudas. 

R: Había una parte de nosotros que queríamos normalizar que la política es diálogo, encuentro, reflexión común. Tras la pandemia ha empezado un nuevo ciclo en el cual queremos lanzar una señal inequívoca: las mujeres estamos aquí para quitar el chapapote de la política y ponernos a hacer politíca útil, la de las cosas cotidianas.

P: ¿El acto es lo que parece?

R: No es una tapadera de nada más. No es un mitin, no es el inicio de nada.

P: ¿No es el inicio de nada? Es la primera vez que los espacios que representan usted y Yolanda Díaz se acercan después de la traumática ruptura.

R: La pretensión no es que sea inicio de nada.

P: ¿Lo dice porque toca decir eso o de verdad es spoiler y esto no llegará a nada?

R: Lo que quiero decir es que, después del acto, cada una seguiremos trabajando en nuestros territorios, a lo que nos toca. Pero es verdad que todas coincidimos en hacer otro tipo de política.

P: ¿Ha hablado muchas veces con Yolanda Díaz antes de este acto?

R: Nos hemos encontrado en algún evento y también en un concierto en Rivas.

P: ¿De quién?

R: De Vetusta Morla.

P: Ahora me dirá que no, pero sabemos que se ha formado revuelo y debate en los partidos políticos que ustedes representan sobre la conveniencia de que acudieran a ese acto o no y de que coincidieran con compañeras de otras formaciones.

R: No lo llamaría debate.

P: ¿Cómo lo llamaría?

R: Fueron conversaciones. Teníamos que decidir ir o no ir en base a unos pros y a unos contras. Los pros superaron a los contras.

P: En realidad he dado demasiadas vueltas a la pregunta. Lo que quería preguntarle es si a Íñigo Errejón le molestó que usted fuera al acto.

R: No, no. Entiendo que haya especulaciones. Obviamente hablé con Íñigo, pero concluimos que en un acto de mujeres no podía faltar yo. Eso reivindicaba también al propio Más Madrid y al trabajo que hemos hecho como hormiguitas y que nos sitúa como importantes actores políticos.

P: Le encantó la idea, vamos.

R: Le gustó la idea, sí.

P: ...

R: Bueno, le pareció bien y le pareció que era lo que había que hacer en el momento político en el que estamos.

Yolanda sitúa la política en el mapa del rigor y yo comparto esa forma de trabajar

P: ¿Qué opinión le merece la figura política de Yolanda Díaz?

R: Me gusta. Me gusta que sea pragmática y contundente. Me gusta cuando le da datos al señor García Egea porque yo soy fanática de los datos. Yolanda sitúa la política en el mapa del rigor y yo comparto esa forma de trabajar.

P: ¿Tendría sentido que el espacio político de Yolanda Díaz volviera a competir con el suyo en Madrid y que el suyo lo hiciera con el de Yolanda en las generales?

R: Una de las cosas que reivindicamos en València es que estamos hartas de competir, de la política de competición y de confrontación. Es lo que hace Ayuso, que compite y confronta con otras Comunidades. Nosotros somos embajadores de lo contrario. Todavía quedan dos años, pero a mí no se me ocurre ningún escenario de competición que no sea con el PP y con esa amalgama de machistas, negacionistas y reaccionarios que se han unificado en una sola materia amorfa política (Vox).

P: He vuelto a dar vueltas, disculpe. Lo que quería preguntarle es si piensa que Íñigo Errejón debería presentarse a las elecciones si Yolanda Díaz es candidata.

R: Uno de los errores que tenemos las fuerzas progresistas es hablar de nosotros. Lo que tenemos que hacer es ofrecer fuera un proyecto de sociedad que es muchísimo mejor que el que proponen Ayuso, Casado y Abascal. No deberíamos perder el tiempo hablando de lo que nos pasa a nosotros hacia adentro.

P: Pero, ¿entonces?

R: No sé lo que va a pasar en 2023, no puedo hacer futurología política. Para llegar al 23 tenemos que terminar el 21 y, a ser posible, vivir el 22. Cada uno tendrá que ver en el momento político en el que está durante ese trayecto. Dos años en política pueden ser eternos. Coincido con Errejón en que quien esté pensando ya en cómo se va a articular una lista electoral en 2023 se equivoca. Todas las que nos juntamos en València tenemos esa parte muy clara. Lo que a mí me toca es plantear una alternativa a la señora Ayuso que sea convincente. Luego, ya se verá.

P: Yolanda Díaz habla de tejer alianzas con otros espacios y en otros territorios para impulsar su proyecto político de cara a las generales. ¿Puede contar con usted como aliada?

R: Estoy de acuerdo en que es un momento para dejar de competir y empezar a construir y a tejer alianzas. Pero mi granito de arena es seguir trabajando por la Comunidad de Madrid, que nunca nadie se la había tomado en serio. Eso es más eficiente que alguien que vuelva a utilizar Madrid como trampolín para la política estatal.

P: Yo me refería a si está dispuesta o no a echarle un cable a Yolanda Díaz.

R: Vale. Para echar un cable en reivindicar que la política sirve para otra cosa de para lo que la utiliza el PP, siempre estaré ahí.

Si Mónica García (Madrid, 1974) hubiera podido elegir habría preferido hacer la entrevista al aire libre, en algún rincón del Retiro. Pero pide que la hagamos en el AVE que sale de Atocha en dirección a València porque las horas del día no le dan para más. Es líder de la oposición a Ayuso y, desde hace unas semanas, ha vuelto a compatibilizar su tarea política con el trabajo en el hospital. Cuando la llamó Mónica Oltra para invitarla al acto de líderes políticas de este sábado se tuvo que tomar unos días antes de dar el sí. A nadie se le escapan las suspicacias que despierta en los aparatos de los partidos que gente como ella y Yolanda Díaz se cojan de la mano. Durante las 24 horas que ambas coincidieron en València, casi no se soltaron. La charla se produce en la cafetería a unos 300 kilómetros por hora. Mónica García se acaba de subir al tren. 

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