Dos partidos que luchan por el liderazgo del espectro conservador, PP y Cs, gobiernan por primera vez juntos en una autonomía. Es la Andalucía presidida por Juanma Moreno (PP), con Juan Marín (Cs) como vicepresidente, en un Ejecutivo dependiente del apoyo externo de Vox en el que tienen puestos los ojos tanto Pablo Casado como Albert Rivera. Aunque puertas afuera se perciben algunos gestos de recelo mutuo, lo cierto es que más de un mes y medio después de la toma de posesión de los consejeros no ha habido ningún amago de crisis en el bipartito. Eso sí, por debajo de la superficie aparente ha habido tensiones. Si fue complicado el reparto de las consejerías –6 y la presidencia para el PP, 5 para Cs–, más aún lo ha sido definir el organigrama en detalle. Entre las competencias ambicionadas por ambas partes, el PP ha logrado reservarse una, de apariencia anodina, pero que le está permitiendo explotar la veta de la "defensa de la unidad de España". Algo que el presidente Moreno está haciendo no sólo entre Ayamonte (Huelva) y Pulpí (Almería), sino también en Barcelona, Ceuta y Melilla.
En el reparto de responsabilidades el PP se ha quedado con las Relaciones con los Andaluces en el Exterior, lo que hasta 2012, cuando desapareció, fue "Andaluces en el Mundo", explican desde Presidencia. Moreno ha dotado de un elevado rango institucional a esta área. Adscritas a la Consejería de Presidencia de Elías Bendodo, las competencias de Relaciones con los Andaluces en el Exterior cuentan con una dirección general propia, a cuyo frente está Amós García, exparlamentario y miembro de la dirección del PP en Almería.
Se trata, señalan desde Presidencia, de que la acción exterior tenga mayor peso y de volcarla hacia la "defensa de la unidad de España", una las obsesiones políticas del nuevo Gobierno. Va a haber mayor presencia institucional de la Junta de Andalucía en las áreas con andaluces emigrados y familias de origen andaluz, especialmente en Cataluña. La dirección general tiene entre sus cometidos "impulsar y apoyar" a las comunidades de Andalucía fuera de la región como principales representantes de su "identidad y cultura". También tiene entre sus cometidos "atender y apoyar a los andaluces en el exterior".
Esto no es baladí en un Gobierno soportado parlamentariamente por la ultraderecha y que va a pasar el primer tramo de su andadura, primero hasta el 28 de abril y después hasta el 26 de mayo, en modo campaña, con sus integrantes reivindicándose ante sus electorados en base a su tarea en Andalucía. Cabe recordar que los tres partidos del campo conservador vienen pugnando por presentarse a sí mismos como los máximos garantes de la "unidad de España", coincidiendo además en discursos de mano dura frente al procés y de suspensión inmediata de la autonomía catalana.
Otra circunstancia de interés es la importancia del electorado de origen andaluz en Cataluña, tradicionalmente próximo al PSC, en el que Ciudadanos ha ido ganando posiciones. La Junta, que despliega una notable actividad cultural en Cataluña, ofrece ahora al PP una oportunidad de aproximación.
Clave identitaria
La clave identitaria ya fue central en la campaña de las elecciones andaluzas y se prevé crucial en la del 28-A. La "unidad de España" está recogida en los acuerdos que el PP tiene suscritos por separado tanto con Cs como con Vox. "Los andaluces nos han revelado, entre otros, un mandato claro: Que desde el Gobierno de la Junta de Andalucía defendamos la Unidad de España Constitucional frente al Independentismo radical, haciendo que el pueblo español siga siendo el sujeto de la Soberanía Nacional", dice el pacto PP-Cs en su introducción. El acuerdo con Vox establece: "Desde la presidencia de la Junta de Andalucía se trabajará decididamente para garantizar la igualdad efectiva de derechos y obligaciones de todos los españoles independientemente del lugar en el que residan". Todo esto conecta con la insistencia de Moreno en subrayar la defensa de los "derechos" de los andaluces en Cataluña, que según el presidente Moreno no están siendo debidamente protegidos.
Moreno, desde que accedió al cargo de presidente 18 de enero, ha puesto énfasis en este punto. En su discurso de toma de posesión, afirmó que Andalucía servirá de "contrapeso" al movimiento independentista y "garante" de la unidad de España. “Vamos a defender España ante cualquier embate. Esta presidencia mantendrá una beligerancia activa con quienes quieren trocear nuestro país y dividir a los españoles”, solemnizó. La primera proposición no de ley del PP debatida en el Parlamento en la presente legislatura fue "contra la ruptura de la soberanía nacional", que se debatió conjuntamente con otra de Cs de "rechazo al golpismo". La crisis territorial y el procés marcan también la agenda política andaluza. Es más, es difícil analizar los resultados electorales en Andalucía excluyendo el factor catalán y el predominio del debate identitario, si bien en los partidos también dan importancia al desgaste del PSOE tras casi 37 años en el poder.
"Ni un solo mes" sin presencia en Cataluña
Entre el 3 de marzo y este miércoles, día 13, el presidente Moreno ha realizado tres viajes institucionales a sendos enclaves emblemáticos. Ello además de la visita protocolaria al rey Felipe VI. Primero pisó Barcelona, con motivo de un encuentro con la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña, a las que Moreno prometió apoyo económico. Allí el presidente lanzó un mensaje en clave identitaria. "Por mucho que haya un Gobierno claramente independentista que quiere marginar a esos catalanes de origen andaluz, el Gobierno de Andalucía va a ser dique de contención y contrapeso", afirmó, haciendo una defensa de las tradiciones y cultura andaluzas, así como del derecho a usar la lengua española. "No va a haber ni un solo mes que no tengamos presencia en Cataluña", afirmó Moreno, que señaló que su Gobierno no permitirá que "se pisoteen y ninguneen" los derechos de los andaluces en la comunidad catalana.
Sus comentarios suscitaron inmediato revuelo político. El expresidente de la Generalitat, José Montilla, natural de Iznájar (Córdoba), acusó a Moreno de "buscar la confrontación entre los pueblos de España". El conseller de Políticas Digitales de la Generalitat, Jordi Puigneró, salió al paso en Twitter: "Poca memoria y poca vergüenza tienes, Juanma Moreno. La supuesta marginación es tal que un tal José Montilla de Iznájar llegó a president de Cataluña". Desde el Gobierno central también hubo respuesta. La ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, acusó a Moreno de incurrir en una "absoluta irresponsabilidad" por su "intento e confrontar, separar o dividir a los ciudadanos por razón de su origen o uso de lengua". "Los andaluces que viven en Catalunya son también catalanes. No es buena esa línea de actuación, es absolutamente irresponsable y responde al nerviosismo y ganas de volver a experimentar con la confrontación entre territorios y ciudadanos", añadió Batet.
La cuestión, de amplia repercusión en los medios catalanes, desembocó en el Parlament, donde el propio president Quim Torra negó de plano la "marginación" a los andaluces de la que Moreno acusó a su Ejecutivo. "Cataluña es una nación de destino, un país de futuro que no mira los orígenes, sino que mira adelante. Siempre hemos sido así, esta es nuestra fuerza y siempre defenderemos los derechos de todos los catalanes", afirmó Torra, que mostró incluso su orgullo por que Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos, el partido más votado en las últimas autonómicas catalanas, sea natural de Jerez de la Frontera (Cádiz). No es la primera vez que los líderes conservadores andaluces confrontan con Torra. El presidente de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín, llamó "racista" a Torra por sus comentarios despectivos hacia los españoles previos a su acceso a la presidencia, motivo por el que el president llegó a presentar una querella que quedó en nada.
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Ceuta, Melilla y el "efecto frontera"
Además de su vista a Barcelona, Moreno también ha visitado como presidente Ceuta (4 de marzo) y Melilla (13 de marzo), dos ciudades especialmente emblemáticas para la derecha española. En ambas visitas pidió al Gobierno central cambios en su política migratoria, otro tema muy presente en la agenda de la derecha, más aún desde la victoria de Pablo Casado en el PP y la irrupción de Vox. "El Gobierno comete un error no reconociendo las circunstancias muy singulares y el 'efecto frontera' que se da en Ceuta y Melilla y que también se extiende a Andalucía, y lo que estamos solicitando es razonable: que haya planificación, organización y recursos adicionales para poder atender a esos menores [inmigrantes]", afirmó Moreno en Ceuta, donde también insistió en la hermandad con la ciudad autónoma en "defensa de la unidad de España".
Este miércoles en Melilla volvió a referirse a la cuestión migratoria, ahora en términos más exigentes con el Gobierno. "Reclamamos una colaboración para afrontar este problema, que supone la presencia de decenas, cientos e incluso miles de menores no acompañados y una colaboración leal", afirmó. Moreno ha encontrado en la Junta de Andalucía una poderosa plataforma para hablar de la unidad de España y el control de la inmigración, dos de los temas que previsiblemente van a dominar el debate electoral en el espacio conservador en el inminente ciclo electoral.
Dos partidos que luchan por el liderazgo del espectro conservador, PP y Cs, gobiernan por primera vez juntos en una autonomía. Es la Andalucía presidida por Juanma Moreno (PP), con Juan Marín (Cs) como vicepresidente, en un Ejecutivo dependiente del apoyo externo de Vox en el que tienen puestos los ojos tanto Pablo Casado como Albert Rivera. Aunque puertas afuera se perciben algunos gestos de recelo mutuo, lo cierto es que más de un mes y medio después de la toma de posesión de los consejeros no ha habido ningún amago de crisis en el bipartito. Eso sí, por debajo de la superficie aparente ha habido tensiones. Si fue complicado el reparto de las consejerías –6 y la presidencia para el PP, 5 para Cs–, más aún lo ha sido definir el organigrama en detalle. Entre las competencias ambicionadas por ambas partes, el PP ha logrado reservarse una, de apariencia anodina, pero que le está permitiendo explotar la veta de la "defensa de la unidad de España". Algo que el presidente Moreno está haciendo no sólo entre Ayamonte (Huelva) y Pulpí (Almería), sino también en Barcelona, Ceuta y Melilla.