El segundo gobierno de Juan Manuel Moreno nace determinado por tres ausencias. La primera, la fundamental, es la de Elías Bendodo, hombre fuerte del primer gabinete, al mismo tiempo consejero de Presidencia y portavoz, que marcaba la agenda en las ruedas de prensa oficiales, lidiaba con los medios, atacaba a Pedro Sánchez y a la oposición y repartía protagonismo entre los miembros del Ejecutivo. Era al mismo tiempo el que ordenaba dentro y el que proyectaba fuera. La segunda ausencia es la de Juan Bravo, consejero de Hacienda, la voz cantante en materia económica. Tanto Bendodo como Bravo salen del Gobierno andaluz tras su integración como figuras de referencia en dirección de Alberto Núñez Feijóo. La tercera ausencia es la de Juan Marín, el anterior vicepresidente, de Cs, que ha pasado de 21 escaños a cero. ¿Cómo ha resuelto Moreno la ecuación que le dejan esos tres huecos? La solución aplicada por el presidente ha sido no intentar siquiera replicar el modelo con otros nombres, sino hacer algo nuevo.
Pero ese algo nuevo llega con algo antiguo dentro. El nuevo número dos del Ejecutivo de Moreno es Antonio Sanz Cabello, la histórica mano derecha del sempiterno Javier Arenas. Aunque puede calificarse de gobierno continuista, en el que repiten cuatro consejeros de 13 y ascienden dos viceconsejeros junto a varios pesos pesados del PP, hay cambios profundos en el Gobierno. No se anunció ningún vicepresidente. Hacienda se une a Economía bajo el mando de Carolina España, exconcejal de Málaga y hoy diputada en el Congreso. Y con la consejería de Presidencia –no con la portavocía, que queda de momento vacante– se hace Sanz (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1968), un auténtico animal de partido, uno de esos currículos llenos de cargos orgánicos, representativos e institucionales que lleva más de 30 años en política. Ahora se hace con los galones de número dos de Moreno [ver aquí el Gobierno completo con sus currículos].
La "igualdad", materia delicadísima desde la irrupción de Vox, entró al principio en el Gobierno dentro de una consejería de Integración Social, Juventud, Familias e Igualdad de Oportunidades. Así lo anunció el presidente. Tras las críticas recibidas por supuestamente postergar la idea de "igualdad", pasó a llamarse Consejería de Integración Social, Juventud, Familias e Igualdad.
Las competencias de agua –un bien escaso que va a ser fuente de conflicto– no van a Sostenibilidad, sino a Agricultura.
Un histórico del PP andaluz
Sanz es un contenedor de experiencia e información, un cúmulo de contactos, un conocedor de la política desde el poder y desde la oposición. Con su base política en Cádiz pero bien conectado en Sevilla y Madrid, Sanz está vinculado al PP desde la adolescencia. En 1990 ya era presidente en Cádiz de Nuevas Generaciones, donde se curtió. Eso lo tiene en común con Bendodo y Moreno. Sanz ha sido diputado en el Parlamento de Andalucía (1994-2015), donde ejerció como portavoz de 1999 a 2006. No hablamos de un diputado más, sino del azote de Manuel Chaves. Sanz era el que repartía más cera al PSOE andaluz, donde lo conocen bien.
Entre 2006 y 2012, bajo el mando de Arenas, fue secretario general del PP andaluz, protagonizando el primer intento creíble del PP de arrebatar el poder al PSOE, finalmente frustrado con una victoria insuficiente que permitió a los socialistas de José Antonio Griñán pactar con la IU de Diego Valderas. Sanz es destacado estratega de la oposición política y la ofensiva judicial contra el PSOE por el caso de los ERE.
También ha sido senador (2012-2014; 2018-2019) y delegado del Gobierno de Mariano Rajoy en la comunidad del sur (2015-2018). En la última legislatura, Sanz ha sido viceconsejero de Presidencia, el departamento de Bendodo. Ahí su trabajo callado es considerado clave para el engranaje del primer gobierno de Moreno.
Un hueco rellenado a medias
Moreno no ha asignado a Sanz la portavocía, como sí la tenía Bendodo. Es más, el presidente no aclaró quién será el portavoz del Gobierno andaluz. Puede ser un miembro del Ejecutivo o alguien de fuera. Se verá. Moreno, que presumió de tener gobierno menos de 40 días después de su aplastante victoria electoral, dijo que la elección del portavoz no es "urgente". Este martes el Gobierno de Moreno II celebrará su primera reunión sin tenerlo. No es lo usual.
El caso es que, a pesar de su mayoría absoluta, la presentación de los nombres de los consejeros tuvo un punto atribulado. La comparecencia de Moreno para anunciar los nombres estaba prevista para las 12.30, pero no se produjo hasta las 13.45. Moreno, más serio de lo normal, admitió que había tenido contratiempos. Entre ellos, había recibido noes, en algún caso por motivos de salud que desaconsejaban aceptar una consejería, que siempre implica "estrés y ansiedad"; en algún otro por las incompatibilidades a las que obliga la función pública. El presidente se quejó de que la política no sea atractiva para los profesionales destacados del sector privado. Lo cierto es que, si pretendía dar un nombre de gran relumbrón, no lo hizo. No hay una superfigura en el Gobierno, ni económica ni de ninguna otra área. Esto es el gobierno del PP, en síntesis: políticos profesionales del PP con vasta experiencia en la gestión y cuatro independientes de trayectoria meritoria, pero desconocidos para la mayoría.
Hacienda y Economía se unen
El hueco dejado por Bendodo queda pues rellenado sólo a medias por Sanz, cuyas atribuciones exactas Moreno dejó en el aire. Habrá que estar atentos a los decretos para conocer la recomposición exacta del mapa de competencias. Las competencias del exvicepresidente Marín, que tenía a su cargo una macroconsejería cajón de sastre, se disgregan.
En cuanto al área económica, Moreno saca de su gobierno a Rogelio Velasco, el prestigioso economista fichado por Cs, que ocupaba la consejería de Economía. Este departamento lo fusiona con Hacienda, donde estaba Juan Bravo, y se lo cede Carolina España, del PP de Málaga. Ella será la mujer de los números en una legislatura que se prevé difícil, sobre todo si se alarga la guerra en Ucrania. España tiene un fuerte perfil político, clave en una legislatura en la que son previsibles choques con el Gobierno central por la financiación autonómica y los fondos europeos.
Salud y Educación
El presidente es continuista en Salud, donde pone a Catalina García, radicada en Jaén, que ha sido viceconsejera con Jesús Aguirre, ahora presidente del Parlamento y al que Moreno calificó de "referencia" en "gestión" y "comunicación".
A García le va a tocar vigorizar –o al menos intentarlo– un sistema sanitario que ya estaba tocado por la Gran Recesión y ha recibido un palo con añadido con la pandemia. Ya nadie niega, tampoco el presidente, el problema de la atención primaria. Moreno prometió en su investidura una atención por el médico de cabecera en 48 horas de media.
En Educación se sitúa Patricia del Pozo, una política curtida junto a Javier Arenas que viene de ser consejera de Cultura. Sale reforzada y prueba que se ha ganado la confianza de Moreno. Su nombre sonó como posible candidata del PP de Sevilla, pero finalmente entró José Luis Sanz, al que se ve poco junto a Moreno. El presidente premia y reconoce a Del Pozo colocándola al frente del departamento de Educación, materia en al que no acumula trayectoria.
El agua, para Agricultura
Otras dos consejeras que continúan son la granadina Marifrán Carazo en Fomento y la almeriense Carmen Crespo en Agricultura. No obstante, Crespo pierde competencias, porque medio ambiente ahora sí tendrá cartera propia, a diferencia del primer mandato de Moreno. Un detalle que es más que un detalle: las competencias de agua son para Agricultura, no para Medio Ambiente. Hay que recordar que las tensiones por el agua son crecientes en Andalucía y que el Gobierno tiene la patata caliente de Doñana.
¿Y quién ocupará la cartera de Medio Ambiente, llamada ahora Sostenibilidad? El actual alcalde de Almería, Ramón Fernández Pacheco, que deja el cargo. La primera teniente de Alcalde en el Ayuntamiento de Almería, María Vázquez, ha asumido este lunes la Alcaldía en funciones.
La formación del gobierno afecta de lleno al PP andaluz. En primer lugar, Fernández Pacheco –con el que Moreno exhibe una especial sintonía– es el portavoz del PP andaluz. Más importante aún: entra como consejera de Integración Social la secretaria general del PP andaluz, la onubense Dolores López. El cargo institucional prevalece y el actual coordinador general del PP andaluz, Antonio Repullo, ejercerá las funciones de secretario general.
El que fuera portavoz parlamentario del PP andaluz en la pasada legislatura, José Antonio Nieto, exalcalde de Córdoba, pasa a ser consejero de Justicia. Tras ceder su puesto parlamentario, era previsible que Nieto –que fue secretario de Estado de Seguridad con Juan Ignacio Zoido durante la fase de máxima tensión por el procés– entrara en el Gobierno. Y así ha sido.
Sigue al frente de Empleo Rocío Blanco, una independiente fichada por Cs que ya fue a un mitin de Moreno durante la campaña. Juan Marín ya había dicho que entendería que cualquiera de Cs aceptase cargos. Es más, hay apuestas sobre cuánto tardará Marín en volver a un cargo. Cs no parece ya muerto en Andalucía, sino algo peor: olvidado.
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El Gobierno crece en número de consejerías: de 11 a pasa a 13. Hay más mujeres (7) que hombres 6), aunque contando al presidente empatan. La forma en que Moreno presumió del número de mujeres en su gobierno fue objeto de críticas por parte del PSOE, por ejemplo por parte de la secretaria de Igualdad socialista.
En cuanto a independientes, son cuatro en el Gobierno: Rocío Blanco (Empleo), Arturo Bernal (Turismo, Deporte y Cultura), Jorge Paradela (Industria y Energía) y José Carlos Gómez (Universidad e Innovación).
El consejero con competencias en Cultura, Arturo Bernal, realizó en 2018 unos comentarios despreciativos sobre el cine español en Facebook, que este lunes empezaron a circular por las redes sociales: "Solo hay una cosa que me dé más pereza y hartura que lo de los separatistas catalanes y es la infumable e impresentable 'pantomima' del cine español que cada año tenemos que aguantar de una cuadrilla de ingratos que viven o han vivido de las ayudas de un país al que no paran de denostar porque eso es ser progre y moderno. Me niego". Tras la publicación, Bernal borró los comentarios y se disculpó, como explica esta información de La Opinión de Málaga de 2018
El segundo gobierno de Juan Manuel Moreno nace determinado por tres ausencias. La primera, la fundamental, es la de Elías Bendodo, hombre fuerte del primer gabinete, al mismo tiempo consejero de Presidencia y portavoz, que marcaba la agenda en las ruedas de prensa oficiales, lidiaba con los medios, atacaba a Pedro Sánchez y a la oposición y repartía protagonismo entre los miembros del Ejecutivo. Era al mismo tiempo el que ordenaba dentro y el que proyectaba fuera. La segunda ausencia es la de Juan Bravo, consejero de Hacienda, la voz cantante en materia económica. Tanto Bendodo como Bravo salen del Gobierno andaluz tras su integración como figuras de referencia en dirección de Alberto Núñez Feijóo. La tercera ausencia es la de Juan Marín, el anterior vicepresidente, de Cs, que ha pasado de 21 escaños a cero. ¿Cómo ha resuelto Moreno la ecuación que le dejan esos tres huecos? La solución aplicada por el presidente ha sido no intentar siquiera replicar el modelo con otros nombres, sino hacer algo nuevo.