Cerca de 23.000 personas no tienen un hogar en España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Son personas “sin techo” cuyas vidas transcurren en albergues sociales o en plena calle. Al menos 473 personas sin hogar han muerto en España entre 2006 y 2012. Una cada cinco días, según un estudio del Centro de Acogida Assís de Barcelona elaborado el pasado año. No existen cifras oficiales que arrojen luz sobre la magnitud de un problema "casi invisible", como denuncian voluntarios y ONG.
El 45% de los ciudadanos "sin techo" perdieron su hogar tras quedarse sin empleo, según el INE. El 20,9% llegó a esta situación tras separarse de su pareja. Desde la Fundación Rais, organización dedicada a la atención de personas sin hogar, señalan que el número de personas sin techo no ha aumentado como consecuencia de la crisis económica, "lo que hace la crisis es aumentar el número de personas en riesgo de exclusión, debe producirse un proceso previo de exclusión severa para acabar viviendo en la calle", explican. "Si la situación social continúa empeorando sí habrá un incremento importante en el número de personas que atendemos", recalcan.
Por cada 100.000 habitantes hay más de 71 personas sin hogar. La mitad de ellas tienen hijos. "No existen recursos específicos para ayudar a las familias que no tienen un hogar", explican desde Rais. Y es que la crisis económica ha modificado el patrón de las personas "sin techo". Mientras el perfil habitual respondía a hombres de mediana edad, extranjeros y sin familia, ahora el 57,7% de las personas sin hogar tiene menos de 45 años y el 54,2% son españoles. "Ha aumentado el número de jóvenes que se enfrentan a esta realidad y también el número de familias", señalan desde la fundación.
La falta de información sobre las personas sin hogar perpetúa los estigmas, prejuicios y falsos mitos que giran en torno a este sector de la sociedad. El 60,3% de las personas que pernoctan en la calle o albergues por falta de recursos cuentan con un nivel de educación secundaria frente al 5,7% que declara no tener ningún tipo de formación, apuntan los datos del INE. Según el Samur Social de Madrid, sólo el 6,4% de las personas que viven en la calle presentan síntomas de drogadicción y apenas el 21% tiene problemas de alcoholismo. Esta realidad rebate el tópico del indigente que vive de las limosnas, sin educación y enganchado a estupefacientes.
Las cifras que no importan a nadie
Si bien es difícil contabilizar el número de muertes que se producen en las calles como consecuencia de la indigencia, muchos de estos fallecimientos ocurren en hospitales y pasan inadvertidos al ser registrados como casos de cirrosis o hepatitis entre otras enfermedades. Un estudio realizado por Cáritas junto a otras organizaciones sociales revela que la esperanza de vida de las personas sin hogar es 20 años inferior a la del resto de la población.
La hipotermia, las agresiones y los accidentes provocados por los fuegos para protegerse del frío son las principales amenazas para la vida de miles de personas que viven en las calles españolas, según apunta el informe de Assís Violencia directa, estructural y cultural ejercida contra personas sin hogar en España 2006-2012. Los datos revelados por la organización señalan que la media de edad de los "sin techo" fallecidos es de 47 años. Tan sólo el 25% de las muertes se producen por causas naturales. Para la realización de dicho informe Assís recopiló noticias sobre muertes de personas sin hogar recogidas por los medios de comunicación. "Estas cifras son sólo la punta del iceberg –señalan– porque estos datos no son recogidos por ningún organismo oficial".
Las condiciones de vida de las personas sin hogar "producen un efecto muy perjudicial para su salud, dando lugar a enfermedades o cronificando las ya existentes", explican desde Cáritas. La organización señala que existen serias dificultades por parte de las personas sin techo para acceder a los servicios de salud. Las principales trabas para acceder a los recursos públicos de salud se encuentran en la retirada de la tarjeta sanitaria como consecuencia de la reforma llevada a cabo por el Gobierno, puntualizan. "Los obstáculos que sufren las personas en situación de sin hogar muestran un sistema público sanitario que restringe el acceso de estas personas a la salud de manera regular".
La realidad está en las calles españolas
Alusine, de 29 años, falleció en Bilbao el pasado 25 de noviembre, paradójicamente el Día de las Personas Sin Hogar. La plataforma por la inclusión residencial y a favor de las personas sin hogar "Bestebi" denunció el caso de Alusine, el sexto fallecido sin hogar en Bizkaia durante 2013 como consecuencia de las duras condiciones de la vida a la intemperie, según informan desde la organización.
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El caso de este mendigo procedente de Sierra Leona no es un hecho aislado. El pasado mes de octubre un indigente de 23 años de nacionalidad polaca falleció en un albergue municipal de Sevilla. Con 30 kilos de peso el joven murió por desnutrición.
La mañana de este viernes 27 de diciembre un hombre que dormía en un coche en Ibiza murió quemado tras el incendio del vehículo.
Estos son sólo algunos casos recogidos por la prensa, casos que ilustran una realidad desconocida, casi invisible, pero tan real y habitual que pasa desapercibida para los ciudadanos, ya acostumbrados a pasear entre la mendicidad y la pobreza.pobreza.
Cerca de 23.000 personas no tienen un hogar en España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Son personas “sin techo” cuyas vidas transcurren en albergues sociales o en plena calle. Al menos 473 personas sin hogar han muerto en España entre 2006 y 2012. Una cada cinco días, según un estudio del Centro de Acogida Assís de Barcelona elaborado el pasado año. No existen cifras oficiales que arrojen luz sobre la magnitud de un problema "casi invisible", como denuncian voluntarios y ONG.