"Hay comunidades que quieren prohibir las bebidas energéticas a menores. A lo mejor nos quedamos cortos", afirma el doctor Alberto Sancristán, del Colegio Oficial de Médicos de Madrid. Su institución homóloga en Málaga tacha ya la popularización de estas bebidas de "problema de salud pública": siete de cada diez menores las toma habitualmente. Los médicos reconocen ahora que no percibieron el alcance que ha llegado a tener la popularización de estas bebidas entre los adolescentes.
De acuerdo con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), “el consumo excesivo de bebidas energéticas se ha relacionado con la inactividad física, el aumento del tiempo de pantalla y un nivel socioeconómico bajo”. Alberto Sancristán apunta en conversación con infoLibre que las instituciones tienen que ser más ambiciosas y no mirar solo a la prohibición sino "ver el motivo de consumo, dónde está el problema". Expone que los adolescentes usan estas bebidas como un refresco más y lo habitual no es que se tomen solo una, además de que vienen en envases medio litro lo que llega a provocar incluso problemas respiratorios, entre el resto de complicaciones ya conocidas.
La doctora Guadalupe Blai, perteneciente al núcleo de AESAN, explica a infoLibre que el próximo 27 de noviembre se reunirán con el Ministerio de Sanidad para abordar líneas de actuación, un asunto especialmente sensible ya que, al tratarse de adolescentes, "salvo un cuadro gripal, no acuden a consulta". La doctora plantea que la regulación debería consensuarse entre todas la comunidades autónomas y que es imprescindible un etiquetado que advierta de los peligros para la salud, "como ocurre con las cajetillas de tabaco".
Sancristán explica por su parte que la bebidas energizantes, como prefiere llamarlas, aparecen en el mercado con el objetivo de usarlas en el ámbito deportivo, sobre todo en deportes de resistencia "porque ayudan al movimiento". "En principio surgen así, pero se ha hecho un mal uso", afirma. "No hay ningún problema con ningún componente de las bebidas", deja claro Sancristán, pero no están formuladas para el correcto desarrollo físico y emocional en la etapa de la adolescencia. A pesar de las teorías conspiranoicas sobre los efectos de la taurina, por ejemplo, el doctor aclara que este ingrediente presente en este tipo de bebidas es un aminoácido fundamental.
El hábito de consumo de marcas como Redbull, Monster o Burn, añade, también está relacionado con el consumo de alcohol. "El 16% de los estudiantes que habían consumido una de estas bebidas lo habían hecho con alcohol", afirma Sancristán. La doctora Blai, también responsable de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, apunta en este sentido: "Se nos ha pasado por alto, no le hemos dado importancia". Al mezclarse con alcohol, acaba fomentando la tolerancia, expone. "Son muy baratas", dice Blai y señala el perjucio de exponer al sistema nervioso de jóvenes en proceso de madurativo cerebral a la hiperestimulación: "A la larga va a ser peligroso".
Adiós a las máquinas expendedoras
Justicia Alimentaria, una ONG que pelea por el derecho a una alimentación saludable, con criterios de justicia social y sostenibilidad medioambiental, ha pedido al Ministerio de Consumo una serie de medidas que acabarían, entre otras, con los millonarios contratos de patrocinio que las grandes marcas de bebidas firman con deportistas así como toda publicidad dirigida a los menores. Estos contratos han llegado hasta el mundo influencer, donde empresas como Reign ofrecerían a creadores de contenidos más de 20.000 euros por un año de publicidad de la bebida. Los seguidores de estos influencers lo forman un número muy elevado de menores de edad, a los que va dirigido su contenido.
Proponen así un nuevo impuesto que eleve los precios para desalentar el consumo, como ocurrió en Cataluña con el impuesto a las bebidas azucaradas. Las modificaciones también pasarían por el etiquetado, añadiendo una advertencia por elevado contenido de cafeína, azúcares y otros componentes.
La Sociedad Española de Epidemología advierte de la dependencia que las bebidas energéticas causan y de que el consumo de estas bebidas combinadas con alcohol conduce a estados de alteración que pueden disminuir la percepción de la intoxicación etílica. Además, recuerda que las bebidas energéticas contienen una gran cantidad de azúcares y, por tanto, aumentan el riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad. Y por la cantidad de cafeína que contienen, su consumo se asocia a alteraciones del sueño e incluso a efectos psicológicos y alteraciones del comportamiento, así como trastornos cardiovasculares. A las medidas que propone Justicia Alimentaria, los epidemólogos añaden la promoción de una oferta cien por cien saludable en máquinas expendedoras de centros educativos.
La pelota está en el tejado de las comunidades
En Andalucía, el Colegio de Médicos de Málaga ha solicitado una reunión con la Junta para pedirle a Juanma Moreno que prohíba su venta dado el "problema de salud pública" que supone. El presidente de los médicos malagueños, Pedro Navarro, comunicó en rueda de prensa que los profesionales de la salud ven acertado que las comunidades legislen su prohibición. "Esperamos que Andalucía siga el ejemplo y también hagan lo propio todas las comunidades autónomas para que en ninguna ciudad de España los menores las puedan adquirir", afirmó. El Colegio ha recordado también que no se deben confundir con las bebidas isotónicas, compuestas principalmente por sales minerales y cuyo consumo es adecuado tras la realización de ejercicio físico.
La Xunta de Galicia anunció en octubre que está elaborando el borrador de la ley que equipara la venta y el consumo de alcohol al de las bebidas energéticas. Los menores no podrán comprar, consumir ni ver publicidad de estas bebidas. En la Comunitat Valenciana y en la de Castilla y León ya estudian la posibilidad de aprobar una ley similar, aunque anuncian que harán más estudios antes de tomar la decisión de prohibirlas. La Rioja también se ha sumado a la medida y analiza la posible prohibición, según informó el portavoz del Gobierno, Alfonso Domínguez. Balears, Castilla-La Mancha, Cataluña y País Vasco estudian otras acciones que pasan más por la concienciación de los efectos del consumo de estas bebidas que por la prohibición. En Madrid, la formación de Mónica García, Más Madrid, ha registrado una proposición no de ley que insta al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso a restringir la venta.
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Estas medidas situarían a España en la línea de algunos países europeos que ya han establecido regulaciones. Polonia prohibió la venta de estas bebidas a menores este año, una medida que también tomaron Lituania y Letonia. Alemania y Dinamarca limitaron la cantidad de cafeína a 32 gramos por cada 100 mililitros (una taza de café). Reino Unido también estudia la prohibición de estas bebidas.
La industria se autorregula sin reducir la cafeína
La propia industria asumió el año pasado la intención de autorregularse a través de UNESDA, la patronal europea de los refrescos. En su código de buenas prácticas apuntan a que los anuncios de las bebidas de alto contenido en cafeína no ocuparan los emplazamientos publicitarios cuyas audiencias sean niños menores de 13 años además no comercializará sus productos en las máquinas vending de colegios e institutos.
La patronal propone hacer envases más pequeños y reducir también reducir el contenido de azúcar aunque asegura que "los clientes llevan 25 años consumiendo de manera segura" y que "la seguridad de sus ingredientes ha sido confirmada por las instituciones europeas". En España sería Monster la bebida más afectada por su prohibición, al ser la líder el mercado con una cuota de más del 37%, superando así a RedBull tal y como adelantaba el diario CincoDías. Ninguna de estas dos empresas ha decidido valorar, a preguntas de infoLibre, la posible prohibición de sus bebidas ni las consecuencias de su consumo entre menores de edad.
"Hay comunidades que quieren prohibir las bebidas energéticas a menores. A lo mejor nos quedamos cortos", afirma el doctor Alberto Sancristán, del Colegio Oficial de Médicos de Madrid. Su institución homóloga en Málaga tacha ya la popularización de estas bebidas de "problema de salud pública": siete de cada diez menores las toma habitualmente. Los médicos reconocen ahora que no percibieron el alcance que ha llegado a tener la popularización de estas bebidas entre los adolescentes.