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La nueva estrategia de Podemos siembra dudas sobre su capacidad de crecimiento

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Vistalegre II ha supuesto para Podemos el cierre, al menos durante un tiempo, del debate que lo ha fracturado en los últimos meses. Las tesis del secretario general, Pablo Iglesias, se impusieron con autoridad entre la militancia, y ello implica que, previsiblemente, a partir de ahora el partido morado reforzará su mensaje de oposición a la "triple alianza" representada por PP, PSOE y Ciudadanos y empleará su tono más duro. Durante la campaña electoral, el exnúmero 2, Íñigo Errejón, defendió que esa estrategia conduciría a Podemos a "arrinconarse" y a no poder gobernar. Pero los expertos no se ponen de acuerdo sobre cómo afectará el viraje del partido a sus perspectivas electorales.

Durante la campaña interna, Errejón y los suyos defendieron que su propuesta era la que promulgaba el "Podemos para ganar", frente a un proyecto, el de Iglesias, que impediría al partido morado imponerse en unas elecciones ya que, según el dirigente, se centraba en dirigirse a los ya convencidos. El secretario general, por su parte, defendía que Podemos no puede "parecerse ni en los andares" a los partidos tradicionales. Ante todo, el concepto que ambos se disputaban era el de quiénes son "los que faltan" –los ciudadanos que aún no votan a Podemos– y cómo conseguir que se unan a la formación. No obstante, no está tan claro que la estrategia de Iglesias vaya a ahuyentar a los votantes moderados de elegir la papeleta de Podemos, aunque tampoco que sirva para aumentar el porcentaje de voto de la formación pescando en otros caladeros.

"Es cierto que no era indiferente quién ganase en Vistalegre, porque los modelos de Errejón e Iglesias eran marcadamente distintos", señala a este respecto Lluis Orriols, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M). "El modelo de Errejón partía de una estrategia ofensiva, vinculada a buscar otros ejes de competición, como el eje arriba-abajo, que permitieran a Podemos sumar votantes más moderados" que no se identifican con la etiqueta de la izquierda. Por el contrario, describe el experto, "la estrategia de Iglesias era muy defensiva: para él, no hay que intentar tanto ampliar las bases como mantener a los votantes que ya tiene Podemos".

Más riesgo o más certezas

"Pero querer ampliar tus bases no implica necesariamente que vayas a incrementar tu electorado, porque igual los que ganas por el centro los pierdes por la izquierda", asevera Orriols, que afirma que, de manera muy resumida, "puede decirse que Errejón vendía un Podemos que podía aspirar a un mayor porcentaje de voto pero con un mayor margen de error, e Iglesias promete un menor porcentaje pero más certeza, menor margen de error". 

En el mismo sentido se expresa Sebastián Lavezzolo, también profesor de Ciencia Política en la UC3M, que además dibuja dos posibles escenarios y afirma que, dado el "grado de incertidumbre" que rodea el escenario político, es complicado pronosticar si se cumplirá uno u otro. "Según los datos de la distribución ideológica de los votantes, el hecho de que sitúan a Podemos más a la izquierda que a sí mismos, y también la mala imagen que tiene Pablo Iglesias entre ellos, puede deducirse que los que no votan a Podemos son más moderados, por lo que lo intuitivo es pensar que escorarse a la izquierda limitará el crecimiento de Podemos entre lo que en ciencia política se llama 'el votante mediano', que en España se identifica con alguien de centroizquierda" y que es el mayoritario.

Sin embargo, interpreta Lavezzolo, la estrategia de "polarización" puede funcionar a Podemos si continúa incrementándose el descontento con la situación económica y el desencanto de los partidos clásicos. "La estrategia de consolidación de Iglesias pasa por que Podemos se haga fuerte allá donde está, y eso implica enfrentarse a todo el resto, visualizar un escenario que sea de Podemos contra el establishmentestablishment", explica el politólogo, que ve "posible" que, "si continuamos en esta situación", el partido morado reciba dentro de un tiempo transferencias de voto de sectores como la "gente anteriormente moderada que se radicaliza" o la abstención.

Hipótesis populista o izquierda tradicional

La más pesimista con respecto a las opciones de Podemos de alcanzar el gobierno con la estrategia de Iglesias es Máriam Martínez-Bascuñán, profesora de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). "En Vistalegre, Podemos ha decidido que va a dejar de aspirar a ser un partido de mayorías", señala Bascuñán, que afirma que el gran motivo de disputa entre Iglesias y Errejón giraba en torno a la necesidad de mantener la "estrategia populista" –la defendida por el exnúmero dos, que busca construir "un partido de mayorías en torno a una idea no xenófoba de patria"– o de, por el contrario, pasar a ser "un partido de izquierdas más tradicional".

"Desde hace meses, Iglesias tenía muy claro que si Podemos no daba el sorpasso al PSOE en las elecciones, Podemos se iba a convertir en otra cosa, frente a la idea de Errejón de perseverar en la hipótesis populista", explica Bascuñán, que señala que este nuevo Podemos tendrá complicado, a su juicio, atraer a votantes que se ubican en el centroizquierda. "Un 56% de los votantes del PSOE dicen que nunca votarían a Podemos, y eso implica que hay muchas más opciones de que, en caso de que no repitan en su voto al PSOE, se vayan a la abstención antes de votar a Podemos", sostiene la experta.

Pero la pérdida de votantes moderados no es sólo una hipótesis, sino una realidad que ya comenzó a producirse tras las elecciones del 20D. Así, al menos, lo apunta Sandra León, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de York, que afirma que los datos del CIS permiten deducir que "quienes abandonaron a Podemos tienen un perfil más moderado ideológicamente" y apunta que "en diciembre, Podemos ganó claramente en la gente que se autoubica en el 3 [en la escala en la que 1 es la extrema izquierda y el 10 es la extrema derecha], mientras que en junio, Unidos Podemos siguió ganando entre ese grupo, pero con una ventaja mucho menor".

El congreso del PSOE, clave

Vista esta tendencia, señala León, "es posible que la nueva estrategia limite aún más el atractivo de Podemos entre los sectores más moderados, pero eso dependerá, en gran medida, también de lo que haga el PSOE". Este último extremo es compartido por el resto de expertos consultados, que afirman que el resultado del congreso socialista que tendrá lugar en junio también será clave para definir el destino del voto moderado. Y es que "hay un grupo de votantes que se sitúan entre un Podemos escorado a la izquierda y un PSOE moderado, y no sabemos qué pasará con ellos", plantea la politóloga.

"Que Podemos empiece a hablar pronto no tanto de 'los que faltan' sino de 'los que se marchan' dependerá mucho de lo que pase con el PSOE", coincide por su parte Lavezzolo. Para él, el votante más moderado de Podemos no está tan afianzado como sus bases más escoradas a la izquierda, por lo que "si se elige un PSOE más conservador", como el que representa Susana Díaz, "las pérdidas de Podemos podrían no ser muchas, porque sus votantes más moderados o se quedarían o, en todo caso, pasarían a la abstención". "Pero si, por el contrario, se elige una opción que sepa consolidarse como una alternativa de gobierno" de izquierdas, el flanco derecho de Podemos podría correr peligro, plantea el experto.

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En esta línea, Lluis Orriols explica que Podemos, a causa de su juventud, "no tiene un suelo" de votantes claramente definido. "Las lealtades a los partidos se reafirman con el tiempo, década tras década, a través incluso de vínculos emocionales de identificación, como las personas que son del Real Madrid o el FC Barcelona", explica el profesor, que señala que Podemos "tiene que vigilar muy bien" su discurso precisamente porque, según su lectura, no cuenta con un colchón tan grande de incondicionales que sí tienen formaciones más asentadas. Pero Orriols no coincide con el resto de expertos en valorar negativamente la estrategia de Iglesias: "Precisamente por esta circunstancia, afianzar a los votantes que ya tienes con un discurso claro no es tan descabellado".

En cualquier caso, para el experto la gran pregunta no es si Podemos conseguirá ganar unas elecciones con su nueva estrategia, sino si conseguirá la fuerza suficiente como para estar en disposición de gobernar con otras fuerzas y, especialmente, si será capaz de llegar a pactos. "En un escenario político con un sistema multipartidista, no es tan relevante quién gana las elecciones como quién capaz de alcanzar una mayoría combinando fuerzas diferentes", apunta Orriols, que coincide en esta idea con Sandra León.

"Una mayoría de izquierdas se puede construir con unos porcentajes no muy alejados de los que hay ahora mismo, no creo que la clave sea que falte base social, sino la capacidad de tejer alianzas", sostiene Orriols. León coincide y, aunque se muestra cauta al respecto, sí apunta que "la nueva estrategia de Podemos puede dificultar el pacto", especialmente si viene acompañada de un triunfo de las tesis más conservadoras en el PSOE.

Vistalegre II ha supuesto para Podemos el cierre, al menos durante un tiempo, del debate que lo ha fracturado en los últimos meses. Las tesis del secretario general, Pablo Iglesias, se impusieron con autoridad entre la militancia, y ello implica que, previsiblemente, a partir de ahora el partido morado reforzará su mensaje de oposición a la "triple alianza" representada por PP, PSOE y Ciudadanos y empleará su tono más duro. Durante la campaña electoral, el exnúmero 2, Íñigo Errejón, defendió que esa estrategia conduciría a Podemos a "arrinconarse" y a no poder gobernar. Pero los expertos no se ponen de acuerdo sobre cómo afectará el viraje del partido a sus perspectivas electorales.

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