Hace dos años, en una conferencia pronunciada en Chile, el recién nombrado portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, dijo tener un "sueño". Aseguró anhelar que "que las organizaciones de acción social como Caritas vayan en las manifestaciones contra el aborto y las organizaciones provida católicas se pongan en primer plano en las manifestaciones en defensa del reparto justo de las riquezas. Tengo este sueño para que no demos la sensación de una Iglesia partida, de una Iglesia rota". Estas palabras, pronunciadas cuando todavía era un sacerdote de perfil bajo a pesar de su extenso currículum, evidencian el perfil renovador de la que será la voz de los obispos para el quinquenio 2013-2018.
Nacido en Zalamea de la Serena (Badajoz), el 5 de junio de 1957, es el mayor de tres hermanos. De hecho, el pequeño de ellos, según recoge en su edición digital el diario Hoy, también es cura y, como él, también está ligado al Opus Dei. Pero Gil Tamayo encarna una figura poco común dentro del Opus, tal y como recoge El País: "A nadie se le oculta que su espiritualidad sacerdotal está ligada a la Obra, si bien todos coinciden en decir que es un rara avis, en el buen sentido. No pertenece a la Prelatura. Es cura diocesano", indica Juan Rubio, director de la revista Vida Nueva.
"Decir que el hecho de que pertenezca al Opus Dei garantiza el continuismo y el ser un 'hombre de Rouco' resulta falso de toda falsedad", escribió este miércoles el periodista Jesús Bastante, especializado en información religiosa, en su blog El barón rampante. La realidad es que Gil Tamayo fue elegido en una primera vuelta con una mayoría de 48 votos frente a 17 obtenidos por el obispo Ginés García Beltrán y 12 logrados por el obispo auxiliar de Madrid, César Franco, considerado el tapado de Rouco Varela.
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, se ha mostrado crítico con la forma en que la Iglesia difunde su mensaje en los medios de comunicación. En una entrevista con la revista chilena Qué Pasa dijo que la jerarquía tiene que hacer "un cambio de mentalidad" y que hay que "sacar a la Iglesia de las páginas policiales" al tiempo que se hace "más atractivo" el mensaje cristiano. "Creo que nos hace falta vender el producto. Vivimos en una paradoja: si no se vende, se cae, se desactiva", dijo al ser preguntado por su diagnóstico sobre la forma en que comunica la Iglesia.
Es experto en temas de comunicación –en 2006 fue nombrado por Ratzinger consultor del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales– y, según Europa Press, es miembro de los consejos de administración de la Cadena COPE y de Popular TV. Además, es profesor del título de postgrado de Experto en Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca y profesor visitante de la Universidad Católica de El Salvador.
Durante la celebración del cónclave en el que fue elegido el papa Francisco desempeñó la función de portavoz para los medios de comunicación en lengua española. Federico Lombardi le reclamó para que acudiera a Roma nada más conocerse la renuncia de Benedicto XVI al pontificado. Un verano hizo prácticas en el diario extremeño Hoy, donde uno de sus periodistas recordaba en un perfil sobre su figura que en la redacción del periódico "todavía se recuerda cómo aquel curita se ruborizaba con algunas bromas que circulaban por la redacción".
De sus afirmaciones –en otra ocasión dijo: "los medios no exponen el hecho religioso salvo cuando es patológico"– se deduce que su gestión será diferente de la que llevada a cabo por su predecesor, que puso voz a la Iglesia más politizada llamando "herejes" a quienes justifican el aborto o sosteniendo que la homosexualidad es "objetivamente desordenada". Aunque Gil Tamayo se mostró contrario a las políticas a favor de la extensión de los derechos civiles llevadas a cabo por el Gobierno de Zapatero, lo hizo con un tono más amable que Martínez Camino, que llegó a acusar al PSOE de tener "poca tradición democrática".
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"Los ciudadanos pagan esos impuestos"
Gil Tamayo también se mostrado favorable a que la Iglesia se incluya en la Ley de Transparencia. "Es una decisión muy positiva, porque todo lo que contribuya a la transparencia es bueno para todos (...). Así, quiero insistir en que la transparencia no es una opción. No tenemos que verlo como una intromisión, porque los ciudadanos pagan esos impuestos y tienen todo el derecho del mundo a saber para qué se destinan. La Iglesia tiene la obligación de responder ante los ciudadanos en aras de conseguir ser transparente", dijo en una entrevista a La Razón.
Del papa Francisco, de cuyos nuevos aires parece ser cercano, ha ensalzado que proponga una "Iglesia samaritana cercana al hombre y a la mujer de la actualidad" y ha dicho que esta forma de ser "no es producto de un márketing religioso, sino de la autenticidad de un pastor de la Iglesia que cree en el Evangelio y lo practica".
Hace dos años, en una conferencia pronunciada en Chile, el recién nombrado portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, dijo tener un "sueño". Aseguró anhelar que "que las organizaciones de acción social como Caritas vayan en las manifestaciones contra el aborto y las organizaciones provida católicas se pongan en primer plano en las manifestaciones en defensa del reparto justo de las riquezas. Tengo este sueño para que no demos la sensación de una Iglesia partida, de una Iglesia rota". Estas palabras, pronunciadas cuando todavía era un sacerdote de perfil bajo a pesar de su extenso currículum, evidencian el perfil renovador de la que será la voz de los obispos para el quinquenio 2013-2018.