"La oposición a la Ley Trans me recuerda a la del matrimonio igualitario, pero ahora tampoco habrá ninguna catástrofe"

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Sobre su jersey de rayas reposa un triángulo rosa invertido, idéntico a aquel que identificaba a los homosexuales en los campos de concentración nazis. "Es muy importante", argumenta Boti García Rodrigo (Madrid, 1945). Confía en el peso de los pequeños detalles y en la fuerza de la imagen, por esa razón el color del arcoíris asoma deliberadamente entre sus calcetines durante la conversación. La entrevistada cita a infoLibre en la séptima planta del Ministerio de Igualdad. Es su primera entrevista en un año, en una semana especialmente significativa: los borradores de la Ley Trans y la Ley LGTBI, dos de los grandes proyectos de su departamento, acaban de salir a la luz. Cargados de expectativas, pero también contaminados por un debate enquistado en el seno de la izquierda y del movimiento feminista.

Boti García Rodrigo cumple un año al frente de la Dirección General de Diversidad y Derechos LGTBI. La histórica activista mantiene firme su compromiso también en el seno de las instituciones y se aferra al motivo que la llevó al organismo: "Trabajar, trabajar y trabajar". También custodiar las dos futuras leyes, "cuidarlas como se cuida a un recién nacido, para que nadie les haga daño". 

PREGUNTA: Esta semana se ha conocido el borrador de la Ley Trans. ¿Por qué cree divide esta cuestión a la izquierda y, además, de forma tan abrupta? ¿Qué reflexión le merece que la división sea incluso entre feministas que históricamente han marchado juntas en la reivindicación de la igualdad?

RESPUESTA: Yo creo que lo primero en lo que hay que reparar es en ir más allá de la fría literalidad de los artículos de la ley. No podemos pararnos en la letra de la ley, tenemos que buscar lo que hay detrás de cada artículo de la ley, lo que hay detrás de las palabras. Y lo que hay detrás son personas y son personas con mucho sufrimiento a cuestas, son personas que tienen hambre de derechos, son personas que vienen arrastrando discriminaciones en todos los ámbitos de su vida. A mí me sorprende que la izquierda se desuna ante una demanda tan evidente y tan lógica y tan elemental, en el sentido estricto, como esta demanda de derechos humanos por parte de las personas trans. Yo concibo el feminismo como una casa común en la que cabemos todas las mujeres. Y cuando digo todas las mujeres, digo las mujeres trans. Porque también han luchado contra el patriarcado, estamos en el mismo barco. No comprendo, o no quiero comprender, esa desunión. Y confío en que las aguas vuelvan a su cauce, porque de este revuelo lastimoso e injustificado vamos a sacar muy poco en limpio, estamos acarreando mucho sufrimiento que no puede acumularse al sufrimiento preexistente.

P: ¿Hay un factor generacional? ¿Las jóvenes entienden mejor la situación de las personas trans? Dicho de otro modo, ¿feministas que lucharon durante décadas por la igualdad pueden ser ahora consideradas tránsfobas?

R: Yo no creo que las edades conviertan a unas personas en tránsfobas. Yo creo que hay intereses o malas interpretaciones, a lo mejor son torpezas, a lo mejor es no querer ver lo que hay detrás del frío articulado de la ley. Yo siempre digo que para entender una realidad tienes que conocerla. Si tienes una persona cercana que sea trans es imposible que seas tránsfoba, no hay más que ponerse en sus zapatos, en su corazón, en su necesidad. Yo creo que estas personas que no quieren ver, o no quieren entender, no son capaces de ver desde el otro lado de la ley, desde el otro lado del espejo: o porque no saben, o porque no les da la gana, o porque nunca han tenido cerca una persona trans. Es muy fácil no ponerse en la piel de aquello que no conoces. Pero al final las aguas se reconducirán y seguirán el cauce lógico para evitar tanto sufrimiento.

P: ¿Hay transfobia en el feminismo? ¿Y en el Gobierno?

R: Yo no quiero pensar que haya transfobia en el feminismo entero, para nada, el feminismo es de todas las mujeres. El feminismo es transversal, lo contrario no es feminismo. Y desde luego no quiero imaginar que haya transfobia en el Gobierno. Un gobierno de izquierdas, y este Gobierno es un gobierno de izquierdas, no puede ser tránsfobo, igual que no puede caer en el racismo o en cualquier otra negación de los derechos fundamentales.

P: ¿Ha quedado minado el concepto de sororidad dentro del feminismo? ¿Percibe discrepancias nítidas entre el movimiento LGTBI y el feminismo?

R: Hay dos fuerzas que han cambiado la sociedad en los últimos tiempos en este país. De una parte el empuje del feminismo, de otra parte el empuje del movimiento LGTBI. Yo quiero creer, porque yo lo he visto así, que vamos de la mano. Y vamos de la mano porque luchamos contra un enemigo común, que es el patriarcado, es el machismo. El machismo que me hace daño como mujer es el mismo que me hace daño como lesbiana. Hay que repensar esa desunión y hay que reconsiderar la necesidad de la mano. Las personas trans, como las personas del movimiento LGTBI, hemos ido al 8M no para apoyar, sino porque estamos inmersas y necesitadas de la misma lucha contra el patriarcado. Ese es el cauce natural y al que al final volverán las aguas.

P: El Ministerio de Igualdad considera ultimado el borrador, pero la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha expresado sus reservas. ¿En qué hay consenso y en qué no dentro del Gobierno?

R: Yo pienso que no pasa nada porque haya en un momento opiniones más o menos encontradas. Eso puede enriquecer a un gobierno. Un gobierno monocolor es terriblemente aburrido. Cuánto mejor un gobierno ya no del color del arcoíris, pero sí un gobierno diverso, que se enriquezca de diversas posturas. Un gobierno de izquierdas tiene que reconocer sin más la necesidad de legislar por los derechos humanos.

P: Entonces, ¿hay acuerdo dentro del Gobierno?

R: No parece que por ahora el acuerdo sea todo lo perfecto que debería. Pero también creo que las posturas se acabarán encontrando porque por otra parte el PSOE fue quien impulsó la modificación de la ley 3/2007 en el año 2017 en los mismos términos. El texto es un calco del que se propone ahora. Y en el año 2019 en la Comisión de Justicia había un consenso absoluto en aprobar lo que se plantea ahora. Por tanto no se entienden bien estas divergencias, hay que superarlas.

P: ¿Hay alguna parte del borrador que el Ministerio de Igualdad esté dispuesto a negociar en aras de un acuerdo?

R: Las negociaciones siempre son posibles, siempre están abiertas. Lo bueno de una negociación es negociar, tender la mano de una parte y de otra para encontrar un punto medio en el que todas las partes salgan satisfechas.

P: En diversos países del mundo hay leyes que abordan los derechos de las personas trans. ¿La ley española es pionera? ¿Bebe de esas otras legislaciones?

R: Lo que yo quiero recalcar es que en ninguno de estos países ha ocurrido ninguna de las catástrofes que se auguran van a ocurrir con la aprobación de esta ley. Me recuerda a cuando se aprobó la ley de matrimonio igualitario, que se nos auguraron todo tipo de catástrofes: iba a ser el fin de la familia, iba a ser la destrucción de la institución matrimonial, nos llegaron a decir que queríamos el matrimonio porque nos queríamos casar con nuestros gatos, enunciado que nos dejaba con una perplejidad insuperable. Una conspicua escritora llegó a escribir, sobre nuestra realidad, que las parejas homosexuales éramos como las alpargatas: que podríamos ser un par, pero nunca una pareja. Cosas tan dolorosas, tan ofensivas y tan tremendas se oyeron entonces. No pasó nada. No ha habido menoscabo en la institución matrimonial, hemos ganado todos. Lo mismo va a pasar con esta ley, no ha pasado ninguno de los horrores que dicen que van a pasar qué se yo, en los baños llenos de violadores, en las prisiones con un totum revoluton espantoso, no ha pasado nada en estos países.

P: ¿Cuántas personas trans hay en España? ¿De cuántas tienen constancia y qué porcentaje estiman que suponen en la sociedad según proyecciones o estudios académicos?

R: Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente se estima entre el 0,3 y 0,6%. Pero aunque fuera una persona la que necesitara derechos fundamentales para poder vivir, habría que preocuparse de sus derechos y legislar por ellos.

P: Entre las discrepancias está el concepto de "autodeterminación de género" con inmediato efecto en el registro. Muchas personas trans describen un horror en la consulta por la falta de comprensión de facultativos ante si situación. De existir personal formado y supervisado, ¿dejaría de ser un problema o seguiríamos hablando de patologización?

R: De entrada no se puede hablar de patologización porque la OMS en el año 2018 excluyó la transexualidad como enfermedad. De ese concepto viene la necesidad de la autodeterminación y la necesidad de erradicar cualquier tipo de informe médico o psiquiátrico, porque si yo no estoy enferma para qué necesito un informe de un personal sanitario. Evidentemente eso está descartado. Sí que es verdad, en otro orden de cosas, que la ley prevé la formación de personal en todos los ámbitos: administrativo, sanitario, fuerzas y cuerpos de seguridad. En todos los ámbitos, no sólo para las personas trans, también para el colectivo LGTBI. Es menester hacer una labor de conocernos para saber aproximarse a nuestra realidad, y las leyes precisamente lo que hacen es incidir en esa labor pedagógica también, necesaria para nuestro colectivo.

P: La ley 3/2007 habla de una necesaria "estabilidad y persistencia". ¿Mantener una constatación de ese aspecto no eliminaría gran parte de las críticas recibidas?

R: Yo no sé cómo voy a mantener una estabilidad y persistencia en mi hecho de ser lesbiana. Y estamos hablando de una orientación sexual, mucho más la identidad de género. Cómo vamos a mantener una constancia en ser lo que se es. Ayer escribí un tuit que decía: ser o no ser como en el soliloquio de Hamlet. ¿Está ahí la cuestión? No, la cuestión es ser y por tanto tener derecho a tener derechos. Lo que se es no se puede modificar.

P: Muchos adolescentes tienen dudas sobre su identidad u orientación sexual que resuelven en algunos casos ya como adultos. La ley permite la autodeterminación a partir de los 16 años. ¿No cobra más sentido ahí el acompañamiento para evitar decisiones de difícil reversión?

R: Por supuesto que el acompañamiento por profesionales de la salud va a estar presente en todo momento. La inclusión de los menores, no lo dice esta ley, no lo decimos nosotras, lo dice el Tribunal Constitucional: no se puede privar a los menores del derecho a su propia identidad. Pero en todo caso es evidente que hay un acompañamiento de los profesionales médicos.

P: ¿Y cuál debería ser el papel de los progenitores?

R: En la inmensa mayoría de las ocasiones son las propias familias las que están exigiendo que se modifique la ley en el sentido de acoger la identidad, la realidad, de sus hijas y de sus hijos para evitar el sufrimiento en el que viven, la discriminación que están sintiendo. Para no tener que lamentar, como venimos haciendo, los suicidios de menores al verse abandonados en su auténtica manera de ser.

P: Parte del feminismo habla de "borrado de las mujeres" y critica que no se tenga en cuenta el sexo biológico. ¿Existe el sexo biológico? ¿Existen los hombres y las mujeres más allá de un sentimiento personal que uno determina en algún momento de su vida?

R: Yo creo que lo que importa es la identidad de género, lo que una persona siente está al margen de cómo su corporeidad sea. El sentimiento profundo de la pertenencia a un género es lo que conforma a la persona.

P: ¿Hay que dejar de hablar de hombres y mujeres a efectos del análisis de la sociedad e, incluso, como consideración con implicaciones jurídicas?

R: Cuando hablamos de mujeres trans estamos hablando de mujeres, cuando hablamos de hombres trans estamos hablando de hombres. Y no hay más vueltas que darle porque todo lo que sea salir de esos parámetros incurre en una discriminación muy dolorosa, en una exclusión gratuita y que sigue abundando en el sufrimiento que vienen padeciendo.

P: ¿Sería necesario cambiar el lenguaje? En 2007 se hablaba de transexualidad. ¿Es más adecuado hablar de transgénero? Más allá de este término concreto, ¿debería sustituirse el "sexo" que figura en el DNI por el "género"?, ¿en qué lugar quedaría la violencia sexual?

R: Hay todo tipo de teorías cuando se habla de sexo y género, podríamos estar horas defendiendo una u otra posición. Género es internacionalmente el término más utilizado, por eso nos referimos en la ley a identidad de género. Se trata de un estándar usado internacionalmente que hace más accesible esta terminología. Respecto a la violencia contra las mujeres, no peligra para nada la ley de violencia de género, todos son cosas que se vierten con ánimo de alertar de los peligros de esta ley. En los países y comunidades donde está vigente no ocurre nada de lo que se nos está augurando, son tintas de calamar que se vierten con el ánimo de crear incertidumbre en la ciudadanía sobre cosas que no ocurren, ni son ciertas, ni van a ocurrir. Son infundios hacia la ley.

P: ¿Qué pensó cuando escuchó a Carmen Calvo decir que esta ley "pone en riesgo los criterios de identidad del resto de los 47 millones de españoles"?

R: Lo que pensé es que no entendí lo que quería decir. Simplemente me quedé con los ojos muy redondos, las orejas muy preparadas para escuchar y para comprender algo verdaderamente que no se entiende y que no se comprende.

Boti García Rodrigo en entrevista con infoLibre.

P: ¿Por qué la ley no resuelve el encaje del género no binario?

R: De acuerdo con lo que se acordó en el año 2019 simplemente se ocupa la ley de permitir a las personas no binarias o intersexuales a que no figure su sexo en el documento de identidad y se insta al Gobierno a que en el plazo de un año se reflexione sobre la necesidad de legislar.

P: Sobre las críticas a la ley, hay dos que se reiteran: una tiene que ver con la distorsión en cuanto a las reglas del deporte que se organiza por sexos y otra está vinculada a un posible fraude en la autodeterminación, lo que implicaría una amenaza para las mujeres en espacios no mixtos, como baños públicos o módulos penitenciarios. ¿Qué opina?

R: Otra vez las cosas sesgadas, malintencionadas, la creación de miedos horrorosos. Otra vez que me quiero casar con mi gato, otra vez lo que estáis haciendo es la destrucción del imperio romano, otra vez lo mismo. En cuanto al ámbito deportivo, ya están en competiciones participando personas trans y no ocurre nada, lo que es deseable es que las normas deportivas atiendan a los derechos humanos. En cuanto a problemas en cárceles, como baños, como violadores que dicen que son de este u otro género para hacer no sé qué tropelías o aberraciones: no ha pasado en ningún país con esta ley vigente. Siguen siendo infundios, ganas de crear en la ciudadanía una desconfianza, un temor sobre esta ley que me parece verdaderamente lastimoso y que da mucha pena.

P: La ley del matrimonio igualitario fue recurrida ante el Tribunal Constitucional, lo que supuso una barrera a nivel legislativo pero también un desgaste a nivel social. ¿Cree que la futura Ley Trans puede seguir el mismo camino?

R: Yo no quiero pensar en lo que a esta ley le vaya a pasar en el futuro, yo le auguro y le deseo la mejor de las singladuras. Pero si nos la recurren, si le ponen la zancadilla como se hizo nada más nacer la ley de matrimonio igualitario –al Partido Popular le faltó tiempo para recurrir en el Tribunal Constitucional–, lo que yo creo es que la ciudadanía es sabia. Entonces, los sentimientos de la ciudadanía estaban absolutamente de parte de la necesidad de la igualdad legal para las personas LGTBI, ahora la ciudadanía no me cabe la menor duda que va a estar de parte de la igualdad real para las personas LGTBI y pongo una T mayúscula. Esa es la verdad y la verdad siempre se abre camino por encima de recursos, por encima de transfobias, por encima de odios, de cegueras, de obcecaciones, de malas interpretaciones, por encima de miserias, por encima de todo eso la verdad siempre se abre camino y esta ley se va a abrir camino.

P: Teniendo en cuenta los disensos que despierta la Ley Trans, ¿teme que próximos gobiernos puedan echarla abajo?

R: Yo creo que la ciudadanía es tan sensata que va a seguir votando gobiernos que no van a permitir que decaigan las leyes que defienden y consagran los derechos humanos.

P: ¿Cree que las discrepancias en la izquierda serán munición para los ataques de la extrema derecha?

R: La lástima es que exista en este país una extrema derecha tan peligrosa, tan cerril y tan funesta.

P: ¿Qué sensaciones tiene cuando abre su cuenta de Twitter? ¿Cree posible un entendimiento para cimentar un consenso social amplio?

R: Cada vez que abro Twitter lo hago con temor, porque se está convirtiendo en un peligroso campo de minas en el que cada cual tiene sitio para verter su impotencia, su rabia, su odio, cuando en realidad es un instrumento que bien utilizado puede ser verdaderamente positivo y beneficioso. Habrá que repensarlo, librarnos del odio, del miedo, del desconcierto. Espero que el agua se purifique y empiece a fluir agua limpia que nos enriquezca y nos dé la sociedad que merecemos.

P: ¿Qué grupos parlamentarios cree que apoyarán la ley?

R: No tengo la bola de cristal para hacer esos augurios. Confío en que el Parlamento, que es el reflejo de la ciudadanía, sea todo lo inteligente que la sociedad es. Y que sepa y sea capaz de ver desde el otro lado del espejo, de la letra fría del articulado de la ley, vea lo que hay detrás, vea las caras, los sufrimientos, las demandas de cada una de las personas LGTBI que están en esta legislación y voten como merecemos, como merece este colectivo.

P: ¿Qué balance hace de las leyes autonómicas que ya reconocen la autodeterminación de género o incluso la iniciativa que llegó a apoyar el PSOE?

R: Las leyes autonómicas que hay en las comunidades han sido, en su mayoría, promovidas por el PSOE y desde luego todas votadas por el PSOE, eso por una parte. Por otra parte es una pena que en algunas comunidades, como en Madrid, esas leyes están metidas en un cajón. Hay que sacar de los cajones autonómicos las leyes y ponerlas a trabajar, porque están aprobadas y podrían hacer mucho bien en los derechos. Lo que yo creo es que hay que cuidar que salgan, se pongan en movimiento, pero por otro lado es verdad que no cubren todos los campos. La necesidad del Registro Civil es de ámbito estatal, por tanto la modificación de la ley 3/2007 tiene que ser de ámbito estatal.

Los derechos que reconoce esta ley, como todas las leyes autonómicas, van de lo muy importante, evitar el sufrimiento en las aulas, el acoso y las agresiones, evitar las vergüenzas, los insultos, de evitar las lágrimas, tantas lágrimas vertidas; de la discriminación más grande, a lo más pequeño, como dotarte de un cartoncito llamado Documento Nacional de Identidad que te permite ser quién eres. Yo hice un viaje con una mujer trans muy conocida y muy querida y vi la humillación de que en el control cogieran su documento, entonces no modificado, las bromas, la vergüenza… eso es la discriminación que tenemos que evitar, ese documento va a producir en esa persona, en tantas personas, la felicidad que necesitan, su lugar en la sociedad, que te llamen por tu nombre en el médico, que te reconozcan por tu nombre en la escuela, que te puedan alquilar una vivienda, que no te insulten, que no te denigren, que no te marginen. Que no hay derecho. Que todas esas discriminaciones, antiguas, que venimos sufriendo tanto tiempo ya, tenemos que terminar con ellas. Este paquete legislativo está diseñado para poner fin a tanto sufrimiento. Hay caras y sufrimiento detrás de las frías palabras de la ley.

P: ¿Cómo espera que sea este 8 de marzo?

R: A lo mejor se pinta un poco difícil. Pero a lo mejor nos podemos coger de la mano, simbólicamente, a lo mejor nos podemos coger de la mano simbólica de la sororidad y podemos reflexionar que todas las mujeres tenemos cabida en el 8 de marzo, como siempre hemos tenido. Y que los objetivos que perseguimos con el 8M y con el movimiento feminista son objetivos que perseguimos todas las mujeres. A lo mejor se puede dar ese milagro de la primavera.

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P: ¿Cuáles son los grandes retos por delante en su departamento?

R: Cuando salgan las leyes, las dos, cuidarlas como se cuida a un recién nacido, para que nadie le haga daño, para que crezcan bien, para que sean cuidadas y sobre todo para que sean efectivas, para que funcionen en erradicar las discriminaciones y en conferir derechos. Y tantas otras cosas. De una parte me llenan de ilusión y de otra parte a trabajar, trabajar y trabajar.

Quiero terminar con dos frases. Me parece que vienen muy a cuento. La una la dijo el presidente Zapatero: una sociedad decente es la que no humilla a su ciudadanía. Y la otra la dijo Pedro. Pedro Zerolo: la izquierda o es valiente o no es izquierda. También dijo: las luchas por la autodeterminación personal son las que han cambiado el mundo y han traído más felicidad y más tranquilidad. Con esto se explica perfectamente todo con respecto a las leyes de la igualdad.

Sobre su jersey de rayas reposa un triángulo rosa invertido, idéntico a aquel que identificaba a los homosexuales en los campos de concentración nazis. "Es muy importante", argumenta Boti García Rodrigo (Madrid, 1945). Confía en el peso de los pequeños detalles y en la fuerza de la imagen, por esa razón el color del arcoíris asoma deliberadamente entre sus calcetines durante la conversación. La entrevistada cita a infoLibre en la séptima planta del Ministerio de Igualdad. Es su primera entrevista en un año, en una semana especialmente significativa: los borradores de la Ley Trans y la Ley LGTBI, dos de los grandes proyectos de su departamento, acaban de salir a la luz. Cargados de expectativas, pero también contaminados por un debate enquistado en el seno de la izquierda y del movimiento feminista.

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