Pablo González, liberado en un intercambio con Rusia tras más de dos años preso en Polonia
886 días. Esas han sido las jornadas que el periodista español Pablo González ha pasado recluido en Polonia sin ser juzgado y en unas condiciones de encarcelamiento extremas. Un calvario que llega a su fin este jueves, cuando ha sido liberado en el marco del mayor intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría. Han sido más de dos años y medio de cautiverio, prácticamente incomunicado y donde solo ha podido recibir en 3 ocasiones las visitas de sus familiares y amigos.
“Nos complace informar que el periodista Pablo González, quien ha estado encarcelado en Polonia por más de 2 años y 5 meses, acusado de espionaje, ha sido liberado y trasladado, por ahora, a su país de nacimiento (Rusia)”, anunciaba en un comunicado su abogado, Gonzalo Boye, a primeras horas de la tarde. Añadía además que su liberación “marca un hito significativo en favor de la libertad de todos los periodistas que se encuentran en estos momentos presos en diversos países”.
Boye señala, en conversación con infoLibre, que durante estos años él y su equipo han ido estableciendo el marco jurídico para que González pudiera entrar en el intercambio que, finalmente se ha producido este jueves involucrando a varios países. “En su caso ha sido un cambio de un periodista por otro periodista, ahora ya está en Moscú y será, imagino, sometido a chequeos médicos porque tiene algún tipo de problema pulmonar”, explica el abogado.
Este jueves, además, se ha archivado definitivamente el procedimiento contra González en Polonia, algo que, para el abogado, se tendría que haber hecho hace 2 años y medio. “Él ha quedado exonerado de cualquier culpa”, comenta Boyé, por lo que podrá volver a ejercer su trabajo de forma completamente normal a partir de ahora. El abogado también asegura que en las negociaciones para su liberación no ha estado implicada España porque “sino Pablo estaría aquí y no en Moscú”. “Él tiene doble nacionalidad y el Estado ruso le propuso a él como uno de los periodistas para intercambiar, cosa que también podría haber hecho España”, explica Boyé.
Reporteros sin Fronteras, una ONG en defensa de la libertad de prensa que ha apoyado a González desde el principio, también se ha pronunciado sobre su liberación: “Pablo González ha sido al fin liberado en un intercambio de presos entre Rusia y Polonia. Nuestra alegría por su familia. Ahora que finalmente es libre, tras 28 meses detenido sin juicio, le corresponde a él dar las explicaciones sobre su caso”, señalan en una publicación en X (antes Twitter).
Dos años y medio después de su detención
La detención de González se produjo el 28 de febrero de 2022 en la localidad polaca de Rzeszów, a unos 100 kilómetros de la frontera con Ucrania, poco después de que comenzara la invasión rusa del país. El periodista trabajaba allí como freelance desde hacía más de 10 años informando en medios como La Sexta o Público sobre las relaciones de Rusia con los países del espacio postsoviético. De hecho, en el momento de ser detenido, González estaba realizando en Polonia un reportaje sobre los refugiados que había provocado el estallido del conflicto. Al periodista se le acusó entonces de cometer un delito de espionaje tipificado en el artículo 130 del código penal polaco, que castiga con hasta 10 años de cárcel a aquellas personas involucradas en “actividades de inteligencia extranjera contra la República de Polonia”.
Desde ese momento hasta ahora, González ha estado en prisión provisional en la localidad de Radom en unas condiciones extremadamente severas. La legislación polaca no establece ningún límite para el encarcelamiento provisional, solamente que este se puede prorrogar indefinidamente cada 3 meses. Esta circunstancia ha alargado el cautiverio del periodista hasta los 2 años y 5 meses.
Durante ese periodo, el reportero no ha sido juzgado por los hechos de los que se le acusan ni tampoco, tal y como reclamó Amnistía Internacional, se le ha informado con detalle de los cargos en su contra. “Ha sido un proceso muy complejo, a nosotros se nos ha permitido acceder a las actuaciones hace solo un mes. Estuvo casi un año sin tener contacto con su familia ni conmigo, yo tardé muchos meses en que las autoridades polacas me autorizaran a visitarlo”, relata Boye.
En todo este tiempo, González ha estado prácticamente incomunicado en una celda sin ventanas de un módulo de máxima seguridad, en la que estaba recluido 23 horas al día. En esa hora fuera, se le permitía pasear por un patio de siete por cuatro metros, según relataba el propio periodista a su pareja y madre de sus tres hijos menores de edad, Ohiana Goiriena. Ella misma fue quien le visitó por primera vez 8 meses después de comenzar su reclusión en una de las tres visitas que consintieron las autoridades polacas a sus familiares y amigos. La segunda fue en junio de 2023 y la última antes de su liberación, en mayo de este año.
González nació en abril de 1982 en Moscú, pero se marchó con su madre a España tras el divorcio de sus padres cuando tan solo tenía 9 años. Desde entonces, el periodista, nacido con el nombre de Pavel Alekssevich Rubtsov ha vivido entre el País Vasco y Cataluña, asentándose finalmente en Gernika. González consiguió mientras vivía en Barcelona la doble nacionalidad española y rusa, la cual hizo despertar las suspicacias de las autoridades polacas en esos primeros compases de la guerra. Ahora, una vez liberado en Moscú, su plan es volver a España “cuando lo considere”, según asegura su abogado.
La lucha por su liberación
Desde que se conoció el encarcelamiento del periodista en febrero de 2022, las muestras de apoyo a su causa han sido constantes. Todas ellas han sido canalizadas por medio de la asociación #FreePabloGonzález, que ha tratado de dar apoyo al informador durante su cautiverio y ha logrado recoger decenas de miles de firmas con el objetivo de que se respetaran los derechos del informador español. También han sido constantes las manifestaciones a su favor por toda la geografía española, con protestas en Madrid, Barcelona o Gernika y actos en varias universidades.
Una de esas manifestaciones, se celebró frente al Ministerio de Exteriores español, que ha estado en el punto de mira durante todo el encarcelamiento del periodista. La asociación en defensa de González ha criticado en repetidas ocasiones la postura del Gobierno español ante el caso, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones del cautiverio del reportero y que Polonia es un Estado miembro de la Unión Europea.
El Ejecutivo dio el pasado febrero, cuando se cumplieron 2 años de la detención de González, un giro con respecto a la situación. En el Congreso de los Diputados, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, aseguraba a preguntas de EH Bildu, que trataría de lograr un "juicio oral y público" donde se conocieran las pruebas en contra del periodista. También en esa misma época el eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar expuso el caso del periodista en el Parlamento Europeo, aunque finalmente, según asegura Boye, España no ha intervenido en su liberación.
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González ha sido puesto en libertad en el mayor intercambio de presos entre Rusia y Occidente desde los tiempos de la Guerra Fría. Un total de 26 reclusos han sido canjeados en una operación que ha sido coordinada por los servicios de inteligencia de Turquía. En el intercambio están involucrados un total de 7 países (Estados Unidos, Alemania, Polonia, Eslovenia, Noruega, Rusia y Bielorrusia) y ha tenido lugar en Ankara, la capital turca.
Además del reportero español, también se encontraba el periodista estadounidense del The Wall Street Journal Evan Gershkovich, corresponsal en Moscú del diario, una liberación que Estados Unidos llevaba mucho tiempo negociando y buscando. Gershkovich había sido detenido el pasado año en la ciudad rusa de Ekatenimburgo acusado de espiar para la CIA en los Urales. Unos cargos que las autoridades rusas nunca han probado. Después de 15 meses en la cárcel, se celebró un juicio contra él el pasado mes de junio, del que salió con una condena de 16 años de cárcel.
En el intercambio, además del periodista estadounidense, también han sido liberados por parte de Rusia el exmarine estadounidense Paul Whelan y los opositores Ilia Yashin y Vladimir Kara-Murza y el alemán Rico Krieger, al cual el Kremlin acusaba de terrorismo. Por su parte, Occidente ha liberado a varios ciudadanos rusos, la mayoría acusados de cargos de espionaje (como en el caso de González) o de asesinato.