Las aguas bajan más calmadas en el PSOE. Los críticos con Pedro Sánchez y la actual dirección consideran que la táctica del número uno del partido, en esta ocasión, es la acertada. Que hace bien en colocar en el centro a Ciudadanos, en priorizar el entendimiento con el partido de Albert Rivera por encima de Podemos, formación hacia la que sigue deslizando algunas críticas: "El cambio no es hablar de sillones" ni un valor "patrimonio de una formación", sino de "millones de españoles" que votaron a distintos partidos el pasado 20-D, afirmó por ejemplo este miércoles.
Y es que el secretario general del PSOE comenzó ya por la tarde su ronda de contactos para ser investido presidente. De menor a mayor representación, el líder socialista se reunió con representantes de Coalición Canaria, Nueva Canarias, IU-Unidad Popular y Compromís. Este jueves se citará con Albert Rivera (Ciudadanos), el viernes con Pablo Iglesias (Podemos) y el sábado con el PNV. Antes, por la mañana, intervino ante los diputados y senadores de su partido, a quienes pidió "confianza" para negociar e intentar conformar un Gobierno sin "vetos" y que una a las fuerzas del "cambio".
Las fuentes consultadas por infoLibre conceden que la fórmula final para que Sánchez acceda al Gobierno podría pasar más por el sí de Podemos y la abstención de los de Rivera que por la abstención de Iglesias y el sí de C's, pero en cualquier caso hay satisfacción en las filas socialistas por los guiños hacia el partido naranja, que además creen correspondidos desde el otro lado de la mesa: este martes, aunque afirmó que la mano "está tendida" también al PP, Rivera dejó claro que la "prioridad" es ahora el PSOE. Este miércoles, el dirigente naranja agregó que es partidario de que no haya "pinzas" entre los partidos.
En definitiva, los críticos del PSOE se felicitan porque Sánchez y Rivera parecía que tuvieran pactada "la escenificación": resaltar lo que les une y no lo que les separa. Y aplauden esa línea de actuación porque ven "fundamental" otorgar ese papel a C's para no estar "sólo en manos de Podemos". Más aún: tanto próximos como contrarios a Sánchez coinciden en que "cualquier acuerdo" para no depender de una abstención de los independentistas catalanes pasa por un acuerdo a tres, así que incluso si el pacto que se cerrara con Podemos, argumentan, no está de más acercarse al partido naranja porque su abstención será "necesaria".
El PSOE retoma la iniciativa
Lo cierto es que el sector más crítico con la actual ejecutiva del PSOE es, al tiempo, el que con mejores ojos ve un posible pacto con Ciudadanos y más retiencias alberga hacia Podemos. En referencia a este último partido, incluso quienes no son partidarios del equipo del secretario general conceden que Sánchez, con sus últimos movimientos, está poniendo "de los nervios" a Iglesias y los suyos. Aseguran que la impaciencia crece entre las filas moradas y muestran satisfacción porque tras lo que calificaron de "desplantes" y gestos de "arrogancia", ahora es el PSOE el que "le devuelve" los gestos de las últimas semanas.
En ese sentido, agregan que "esta vez ha sido el PSOE quien ha descolocado a Podemos" con su manejo de los tiempos y no al revés, como ocurrió cuando el secretario general del partido morado, Pablo Iglesias, aireó sin previa comunicación a Pedro Sánchez su propuesta de Gobierno tripartido con PSOE, Podemos e IU, un Ejecutivo donde el propio Iglesias se propuso para ocupar la Vicepresidencia. Los socialistas críticos con Sánchez sostienen que "Pedro está ahora en el papel central" y admiten que "eso es bueno para el PSOE", tanto si se obra un pacto como si se va a elecciones.
Hay, además, otros dos elementos que insuflan optimismo y tranquilidad en las filas socialistas –también en los que se mantienen distantes con Ferraz–. El primero, dicen fuentes del partido, son los "errores del PP", entre los que se cuenta la "incomprensible dejación de Rajoy" –declinó someterse a la investidura en la primera ronda de contactos del rey y se confesó incapaz de reunir los apoyos necesarios en la segunda– y la trama de corrupción destapada estos días en Valencia que, además de deteriorar la imagen de los conservadores, "complica" –creen los socialistas– todo lo posible acercamiento entre PP y Ciudadanos.
El segundo, el que más apacigua a los críticos con Podemos, es la composición del equipo negociador elegido por Sánchez. En concreto, la elección de José Enrique Serrano, quien fuera jefe de gabinete con Felipe González y con José Luis Rodríguez Zapatero. Su nombre provoca "tranquilidad", no sólo porque lleva acumulada una gran experiencia en el partido, porque conoce las interioridades del PSOE y porque tenga buenas relaciones con la vieja guardia. También porque, "hasta hace 24 horas –señalan fuentes socialistas– defendía que había que llegar a algún acuerdo con el PP para evitar la repetición de elecciones, de forma que gobernase uno de los dos grandes partidos". En resumen: no es un entusiasta de Pablo Iglesias y los suyos.
Sánchez es optimista y Díaz se ofrece para "ayudar"
Tras los primeros contactos este miércoles, el líder del PSOE concluyó que "empieza bien" su carrera hacia la investidura. Sánchez subrayó la "buena diposición" de "todos" los partidos con los que se entrevistó –Coalición Canaria, Nueva Canarias, IU-Unidad Popular y Compromís– y destacó que "se ha abierto una nueva etapa en la política española" y que es hora de "poner fin a cuatro años del PP" y "abrir una etapa para un Gobierno progresista y reformista". Sin embargo, siguió sin desvelar en público qué apoyos buscará en primer lugar: "Hemos hablado mucho de políticas y no hemos hablado del con quién", se limitó a decir.
Sánchez también dijo que su "intención" es reunirse con el PP porque respeta "profundamente" a sus votantes, si bien aclaró que no se plantea buscar el voto favorable y tampoco la abstención de los conservadores. Evitó además polemizar con Podemos y su exigencia de que el debate de investidura se celebre en los próximos 15 días. El candidato socialista respondió que tiende a ser "bienpensado" y dijo compartir "la preocupación de Pablo Iglesias de que haya un Gobierno cuando antes". "Las cosas deben ir paso a paso. Llevo unas horas y tengo una agenda intensa", agregó tras prometer su implicación "total" en las negociaciones.
Susana Díaz, presidenta de Andalucía y líder del PSOE en esa comunidad aseguró, por su parte, que en el marco de la negociación para la posible investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno tiene claro que lo que debe hacer es "ayudar, ser respetuosa" y dejar que sus "compañeros trabajen, porque la situación es difícil y complicada". Sobre el encargo del rey a Sánchez agregó que el monarca "hizo lo correcto", y a preguntas de los periodistas añadió que lo que tenía que decir sobre posibles pactos lo dijo el sábado en el Comité Federal del PSOE, y que a partir de ahora está "como siempre, para ayudar".
Horas después, en una entrevista en Telecinco, Sánchez dijo que puso en contacto durante la jornada con Díaz para abordar los posibles pactos de cara a la investidura, y agregó que apreció una "predisposición muy positiva" en la líder de los socialistas andaluces. Adelantó que este jueves conversará con el expresidente del Gobierno Felipe González, cuyas opiniones tiene muy "en cuenta", y aseguró que contactó con todos los barones del PSOE para consultarles sobre la formación de Gobierno. "Es una responsabilidad tan grande que yo agradezco ahora de corazón que el partido esté detrás mío", remachó el secretario general.
Podemos mete prisas
Desde las filas de Podemos, sus representantes en la Mesa del Congreso plantearon este miércoles que la investidura de Sánchez se vote en unas dos semanas, una propuesta en la que únicamente coincidieron con el PP. La decisión, sin embargo, corresponde únicamente al presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, fuentes de cuyo entorno subrayaron que parece "lógico" conceder a Sánchez el tiempo que ha reclamado –en torno a tres semanas o un mes–, de modo que pueda articular una mayoría suficiente antes de someterse a las votaciones en la Cámara baja.
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Pablo Iglesias aseguró por su parte que está dispuesto a dialogar "sobre todas las cosas" con el PSOE y Pedro Sánchez para llegar a un acuerdo, si bien insistió en que es "fundamental" que su partido entre en el Ejecutivo y, concretamente, que él mismo ocupe la Vicepresidencia de modo que se pueda "aplicar un programa de cambio". En declaraciones en los pasillos del Congreso, Iglesias reiteró que existe "la necesidad de hacer un Gobierno plural que tendría una base electoral de 11 millones de ciudadanos" o, lo que es lo mismo, la suma de PSOE, Podemos e IU.
La secretaria general del grupo parlamentario de Podemos, Carolina Bescansa, finalmente, aseguró que "más o menos" la mitad de la sociedad española estaría a favor de la celebración de un referéndum en Cataluña. La dirigente morada remarcó que la democracia "es el mejor camino para resolver el problema de Cataluña" y dijo que el derecho a decidir no debería ser un escollo para pactar con el PSOE. Además, hizo hincapié en que las opciones para formar Gobierno son sólo una gran coalición entre PP, PSOE y Ciudadanos o un pacto entre Podemos, PSOE e IU. "No hay más caminos", zanjó.
Finalmente, Bescansa disculpó la actitud mostrada por el líder de su partido, Pablo Iglesias, este martes. Minutos antes de que Patxi López comunicara que Pedro Sánchez recibía el encargo de formar Gobierno, Iglesias acusó al PSOE de padecer el "virus Rajoy" y "no hacer nada", y criticó la "ambigüedad" e "hipocresía" de los socialistas. En las filas del PSOE consideraron que esas críticas retrataban cierto nerviosismo en Podemos. Bescansa, en cambio, lo atribuyó al "hartazgo general" de Iglesias motivado porque, a su juicio, durante 40 días lo único que se había hecho es esperar y mirar para otro lado.
Las aguas bajan más calmadas en el PSOE. Los críticos con Pedro Sánchez y la actual dirección consideran que la táctica del número uno del partido, en esta ocasión, es la acertada. Que hace bien en colocar en el centro a Ciudadanos, en priorizar el entendimiento con el partido de Albert Rivera por encima de Podemos, formación hacia la que sigue deslizando algunas críticas: "El cambio no es hablar de sillones" ni un valor "patrimonio de una formación", sino de "millones de españoles" que votaron a distintos partidos el pasado 20-D, afirmó por ejemplo este miércoles.