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Los papeles del 'caso Villarejo' destapan un triángulo entre el policía, el BBVA y Uruguay cuando era paraíso fiscal

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Documentos incorporados a las actuaciones del caso Villarejo han destapado que el comisario no solo hizo negocios con el BBVA en España sino que su relación tuvo un segundo escenario: Uruguay, donde el policía más conocido ocultó fondos multimillonarios de hasta 15 millones que comenzó a repatriar una vez que la OCDE sacó en diciembre de 2011 al país centroamericano de la lista de paraísos fiscales. Como atestigua un email interno de la entidad, Villarejo había abierto en marzo de 2007 una cuenta en el banco que ya entonces presidía Francisco González. Pero de esa cuenta no aparece ni una palabra en la extensa respuesta que el BBVA dio en julio de 2017 al requerimiento que le había enviado el Sepblac, la máxima unidad de inteligencia financiera española contra el blanqueo de capitales. El Sepblac le pidió a la segunda entidad financiera del país información de diversas cuentas pero, también, "datos de conocimiento que se tenga" de sus titulares y autorizados. Aunque esa petición equivalía a demandar todo lo que el banco supiera, la cuenta de Uruguay ni siquiera salió de refilón en el relato.

Tres meses después de aquel requerimiento, José Manuel Villarejo Pérez era detenido y encarcelado por supuestos graves delitos cuya investigación sigue amenazando con complicar más la situación del BBVA, imputado en la causa como persona jurídica. El pasado 13 de abril, el juez Manuel García Castellón ordenó a 10 bancos la entrega de toda la información que posean sobre una quincena de mercantiles de la constelación de Villarejo. En total, el magistrado reclama datos sobre 31 cuentas bancarias.

¿El objetivo? Según fuentes jurídicas, dibujar la ruta por la que circularon los 10,28 millones que Villarejo obtuvo entre 2004 y 2017 de sus contratos con el BBVA. Y dibujar la ruta significa aquí amarrar el mecanismo de blanqueo de pagos derivados de las actividades en esta pieza del caso: el espionaje de terceros encargado por el BBVA y para el que, a tenor de lo ya conocido, se utilizaron medios policiales y parapoliciales. 

Entre las mercantiles sobre cuyas cuentas demanda datos el juez, figura Servicios de Investigación y Detección SL. Propietaria de la marca comercial V&V Development, con la que Villarejo cobró del BBVA 1,17 millones mediante dos facturas que falseaban hasta el nombre del emisor, Servicios de Investigación y Detección SL cuenta con un hito en su haber: fue la firma de Villarejo que cobró de la Oficina Antifraude de Cataluñacobró de la Oficina Antifraude de Cataluña por hacer barridos electrónicos en octubre de 2013. Es decir, un año antes de que alguien grabase los audios donde se oye cómo el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, animaba al director de la Oficina Antifraude de aquel momento, Daniel de Alfonso, a recabar material contra los líderes independentistas. De Alfonso ocupa ahora una plaza de juez de vigilancia penitenciaria en Santander.

Tratarlo "lo mejor posible" en Montevideo

La cuenta uruguaya cuya existencia acredita el email referido en el primer párrafo no fue un nexo casual entre el BBVA y Villarejo como cliente común. Fechado el 1 de marzo de 2007, en ese correo el responsable del banco en Montevideo pone al entonces director de seguridad –Julio Corrochano, ahora uno de los principales imputados– al tanto de cómo se había desarrollado una entrevista con Villarejo. El directivo había recibido la consigna de que le "tratara lo mejor posible". "Le recibí –narra– y hablamos sobre el apoyo que el BBVA puede darle en su actividad en Uruguay, que entiendo valoró positivamente y finalmente abrió una cuenta". ¿Cómo utilizó Villarejo esa cuenta, hasta cuándo permaneció abierta, qué ingresos, pagos, transferencias fueron haciendo muescas indelebles en aquel depósito? Si los investigadores tienen respuesta a esas preguntas, no ha trascendido aún. 

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En Uruguay, Villarejo manejaba dos mercarentiles creadas en 1989 –Financiera Omerán SA y Financiera Uruplan SA– que acabaron convertidas en socias fundadoras del bastión del que, en Madrid, se valió luego el comisario para investigar y espiar durante años a políticos, empresarios y periodistas. Y ese bastión es Cenyt SL, constituida en 1996 con una denominación social casi premonitoria –Ántrax TDL SL– de una auténtica infección penal que por ahora tiene atrapados a grandes del Ibex, a la cúpula de Interior bajo el Gobierno de Mariano Rajoy y a empresarios de distinto porte y envergadura que contrataban a Villarejo para derribar a rivales. O para hacerse con información valiosa como la que había conservado Luis Bárcenas sobre la caja B del PP. 

El papel de Uruguay en la trama en cuya cúspide se sitúa Villarejo no se perfila residual. Por ejemplo, y siempre según la información del sumario, parte del millón desembolsado por unos clientes guineanos se repatrió a España utilizando Financiera Uruplan como vehículo. En Punta del Este, Villarejo llegó a poseer un hotel con nombre calcado de uno de los alojamientos históricos de la Costa del Sol, Don Pepe. Al final, Villarejo optó por traerse a España no solo el dinero oculto en paraísos fiscales sino también Uruplan, rebautizada como Global Sinapsis Investment SL.

¿Le hizo algún encargo el BBVA a Villarejo en Montevideo? Tampoco se sabe. En ese país, el policía utilizó una marca autóctona bautizada como Cenyt Mercosur. Destinada al negocio inmobiliario aunque, según fuentes de la investigación ya inactiva, su página web seguía abierta este jueves. Y además de propiedades de alto standing como el castillo Idiarte Borda, la web de Cenyt Mercosur permite todavía consultar lo que parecen los restos arqueológicos de una noticia fechada el 12 de junio de 2008 y relativa a la apertura de una sede de BBVA en la ciudad de Mercedes, a tres horas de Montevideo. ¿Se la vendió Cenyt Mercosur al banco? Es una incógnita. Los portavoces de la entidad rehusaron este jueves contestar a la pregunta de infoLibre sobre por qué el banco ocultó en 2017 al Sepblac que Villarejo había abierto en 2007 una cuenta en Uruguay.

Documentos incorporados a las actuaciones del caso Villarejo han destapado que el comisario no solo hizo negocios con el BBVA en España sino que su relación tuvo un segundo escenario: Uruguay, donde el policía más conocido ocultó fondos multimillonarios de hasta 15 millones que comenzó a repatriar una vez que la OCDE sacó en diciembre de 2011 al país centroamericano de la lista de paraísos fiscales. Como atestigua un email interno de la entidad, Villarejo había abierto en marzo de 2007 una cuenta en el banco que ya entonces presidía Francisco González. Pero de esa cuenta no aparece ni una palabra en la extensa respuesta que el BBVA dio en julio de 2017 al requerimiento que le había enviado el Sepblac, la máxima unidad de inteligencia financiera española contra el blanqueo de capitales. El Sepblac le pidió a la segunda entidad financiera del país información de diversas cuentas pero, también, "datos de conocimiento que se tenga" de sus titulares y autorizados. Aunque esa petición equivalía a demandar todo lo que el banco supiera, la cuenta de Uruguay ni siquiera salió de refilón en el relato.

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