Pedro Sánchez, proclamado candidato único del PSOE a la Moncloa sin primarias

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Primarias abiertas a los ciudadanos sin pena ni gloria. Y con un resultado más que previsible que se confirmó este martes: que Pedro Sánchez es el candidato único del PSOE a la Presidencia del Gobierno. Sin rivales. 

El plazo para la presentación de los 9.700 avales necesarios –el 5% del censo total de militantes, unos 194.000concluía este 16 de junio a las 12 horas. Y sólo los presentó el secretario general. 27.249, según el recuento provisional validado por la Comisión Federal de Garantías Electorales. Lejos de las 41.338 rúbricas que recogió el año pasado en su carrera por el mando del PSOE. Ferraz, a diferencia de lo que ocurrió en 2014, no desglosó el número de rúbricas recogidas por federaciones, lo que impide conocer qué volumen de ellas procede de Andalucía, su antiguo territorio fetiche. 

Los cuatro militantes que habían intentado conseguir las firmas necesarias para competir contra él logró superar el umbral. Cuatro militantes de los que se podía presumir de antemano que no llegarían a concluir la carrera. El sevillano Sergio Cebolla –no impulsado la dirección andaluza–, recabó 156 avales. El tinerfeño Pedro Antonio Ibáñez, 22. El granadino, aunque afiliado en Puertollano (Ciudad Real), Manuel Pérez García, 9, y sólo 1 el último contendiente, Manuel Castro

Sánchez no será proclamado oficialmente hasta el domingo, ya que el plazo para la presentación y la resolución de los recursos se prolonga desde este miércoles, 17 de junio, hasta el sábado 20. Al no tener ningún competidor, no habrá urnas el 26 de julio, como estaba programado. La primera experiencia de primarias abiertas para la elección del candidato a la Moncloa en el PSOE se cerrará así sin su principal símbolo: la participación de los ciudadanos, su inscripción en el censo previo pago de dos euros, y la votación en urna en las agrupaciones socialistas. 

El 21 de junio, tras un Comité Federal extraordinario, el PSOE celebrará un acto de proclamación de Sánchez como candidato a la Presidencia del Gobierno, en el que se espera la presencia de los exjefes del Ejecutivo y de la presidenta andaluza, Susana Díaz. Será la puesta de largo de su proyecto para las generales. 

El proceso se ha seguido sin pulso en las dos últimas semanas, desde que se abrió. Sánchez ni siquiera ha protagonizado una campaña activa de recogida de avales, ni ha ocupado la atención mediática, ni había contrincantes de peso capaces de disputarle el puesto, como Susana Díaz o Carme Chacón. "Va la cosa por donde os imagináis", decía este lunes el secretario de Organización, César Luena, cuando se le preguntó si sólo el secretario general superaría el listón. Y así ha sido. "Sería algo ciertamente natural, porque Sánchez, ahora mismo, es el mejor líder, dirigente y político en el PSOE y parece normal que por las bases del partido sea considerado así", añadió. 

Contraste con 2014

Un clima de distensión que se parece muy poco al que se respiraba en el PSOE por estas mismas fechas hace un año. Entonces tres candidatos rivalizaban por la Secretaría General tras la dimisión (en diferido) de Alfredo Pérez Rubalcaba: el propio Pedro Sánchez, el diputado vasco Eduardo Madina y el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, José Antonio Pérez Tapias. Existía una competición real y apretada. Sánchez venció en la primera vuelta, la de los avales (41.338), y en la ronda definitiva, la de las urnas. Arrasó: 64.116 votos, el 48,67%, por el 36,25% del parlamentario vizcaíno y por el 15,08% del representante de Izquierda Socialista. La victoria del dirigente madrileño se apuntaló, sobre todo, por el respaldo de Andalucía, el más poderoso territorio en número de militantes. Un tercio de los sufragios de Sánchez procedió de esa federación. 

Pero el idilio de Díaz con el secretario general duró bien poco. Su distanciamiento fue creciendo hasta hacerse ostensible a la vista de todos. La presidenta andaluza nunca le perdonó que se postulase como candidato presidencial nada más lograr las llaves de Ferraz, o que no pusiese más en valor el contraste de las políticas de la Junta con las de Mariano Rajoy, o que no mostrase una mayor solidez en el discurso. La ruptura se volvió evidente cuando Díaz repetía que apoyaba a Sánchez como secretario general, pero no como pretendiente a la Moncloa, porque ese melón no estaba abierto, y prometió "neutralidad" en el proceso, para no condicionarlo. 

A finales de 2014 y principios de año el liderazgo de Sánchez estaba más que cuestionado. Distintos dirigentes, aparte de Díaz, habían mostrado un mayor distanciamiento con él. Caso del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero o del exministro y ex número dos del PSOE José Blanco, o de los barones más próximos a la jefa de la Junta. Pero el secretario general se rehizo. Dio un golpe de autoridad al descabezar la federación madrileña para derribar a Tomás Gómez y situar como candidato a Ángel Gabilondo, logró ganar el debate del estado de la nación frente a Rajoy, consiguió oxígeno en el barómetro del CIS de abril.

Díaz y Chacón, fuera de la carrera

Y finalmente salvó algo más que los muebles en las autonómicas y municipales del 24 de mayo, pese a bajar en número de votos respecto a 2011. Hubo fiasco en las grandes ciudades, pero el PSOE aumentó su cuota de poder territorial. Pasó de gobenar 9 capitales de provincial a hacerlo en 17, y tiene el bastón de mando en 186 de las 398 localidades de más de 20.000 habitantes. Y podrá tener en sus manos la cabeza de siete Ejecutivos autonómicos: Andalucía, Asturias, Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunitat Valenciana, Aragón y Baleares. 

Díaz, mientras, quedó estrangulada con su manejo de los tiempos. Convocó anticipadamente las andaluzas para conferir "estabilidad" a su Gobierno. Pero pese a ganar de forma rotunda, tardó 81 días en ser investida. De hecho, el domingo pasado tomó posesión de su cargo y aún no ha formado nuevo Ejecutivo. No obstante, ella misma se descartó en el último Comité Federal, el pasado 30 de mayo, dejando vía libre a Sánchez. No obstante, ambos descongelaron su relación en el ágape que compartieron en Sevilla

La exministra Carme Chacón, por su parte, que volvió a la ejecutiva federal de la mano del diputado madrileño pero del que pronto se distanció, rehusó situarse en línea de salida y prefirió competir en otras primarias, las del PSC para repetir como cabeza de lista por Barcelona en las generales. 

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El ambiente de tranquilidad en la casa socialista explica la baja intensidad de la recogida de avales. Ferraz tampoco ha presionado a las federaciones para acarrear firmas. El resultado era esperado, y no salía a cuenta tensionar el partido ni hacer una demostración de fuerza. El secretario de Organización, César Luena, quitó importancia al hecho de que los 27.249 avales fueran muchos menos que los 41.338 de 2014. "Lo que ha querido hacer es coger un número normal, moderado, de avales, por si otras personas querían recogerlos. Con el esfuerzo más mínimo, se ha conseguido el esfuerzo máximo", defendió el número dos, en declaraciones a los periodistas en el Congreso, quien añadió que el reparto había sido "más o menos proporcional" por federaciones de los 27.249 avales, sobre el 14% del censo total. Pero en esta ocasión no se hicieron públicos esos datos. 

"Todos con Pedro como desde el principio y ahora más", se ufanó Luena cuando fue preguntado si ya se pone fin al ruido interno. Los militantes, agregó, "no sólo han elegido un candidato a la Presidencia del Gobierno, sino a la persona que va a ganar a la derecha y a Mariano Rajoy en las próximas generales". 

Primarias abiertas a los ciudadanos sin pena ni gloria. Y con un resultado más que previsible que se confirmó este martes: que Pedro Sánchez es el candidato único del PSOE a la Presidencia del Gobierno. Sin rivales. 

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