"¿A qué hora vamos a llegar?": la odisea de los viajeros afectados por el "sabotaje" en los trenes

Decenas de personas esperan en la estación de Atocha-Almudena Grandes, a 5 de mayo de 2025, en Madrid (España).

Lunes. 11 de la mañana. El tren que hace el trayecto Madrid-Sevilla de las 6.50 horas aún no ha salido. Después del madrugón, los trabajadores de Renfe han dejado entrar al convoy a quienes esperaban de pie en el andén, pero no pueden hacer mucho más. "Nos tienen aquí esperando", cuenta Paula a infoLibre mientras suena de fondo la megafonía que informa de "un problema en las infraestructuras" que va generar que el tren Iryo llegue con retraso a su destino, sin dar detalles de la duración de esta demora. A esto se suma la incertidumbre de quienes tenían que 'enganchar' dos trenes para llegar a su destino. "Vivo en Madrid pero voy a Sevilla, que ahí hago transbordo hasta Jerez", relata la joven, que compró el billete la tarde antes, tras enterarse de que su madre había ingresado en el hospital. "Aún no sé ni lo que va a pasar", zanja.

Este lunes, apenas una semana después del apagón, el agobio y el caos vuelven a reinar en decenas de estaciones de tren. En esta ocasión, el detonante del suceso ha sido el robo de cable en varios puntos de Toledo, lo que ha provocado demoras que han afectado a, al menos, 10.700 viajeros y 30 trenes desde este domingo por la tarde.

En plena operación regreso por el puente de mayo es de esperar que muchos apuraran hasta el domingo para regresar a la capital para trabajar, estudiar y, en definitiva, volver a la cotidianidad postvacacional. Es el caso de Laura, una joven estudiante de Bioquímica que no sabe si llegará a tiempo para las clases de hoy. "Tenía un billete Ciudad Real-Madrid a las 6.39 horas de la mañana que no salió", cuenta la joven a este medio pasadas las 10 de la mañana, mientras se encuentra camino de Madrid en un autobús habilitado por Renfe. "A la primera clase ya no llego", lamenta. Preguntada por cómo le ha llegado la noticia de la demora, la joven explica que, al llegar a la estación castellanomanchega, vio que en las pantallas no había información sobre andenes ni horarios. "Me enteré de los retrasos primero por el boca a boca y luego, porque lo informaron por megafonía". "Ha sido un caos", resume.

Más de 10.700 viajeros afectados por un robo de cable en la línea de AVE Madrid-Sevilla

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Y es que esperar, da hambre. Laura tuvo la "suerte" de que le avisaron de la demora antes de entrar a su vagón y no cuando el tren ya había arrancado: "pude ir a comprar algo para desayunar porque tenía pinta de que la cosa iba para largo". No es el caso de Emilio, quien fue más precavido y cogió el tren Córdoba-Madrid de las 18.45 horas de este domingo. Tras pasar unos días con la familia, él sí que pudo llegar al trabajo, aunque cansado y con el estómago vacío: "Fui a la cafetería y ya no quedaba absolutamente nada de comer, sólo me podían ofrecer un vaso de agua". En este sentido, el pasajero de Renfe critica la "incertidumbre" que sufrieron quienes viajaban en ese tren. "Menos mal que cogí ese tren, porque si hubiera cogido el de las 8 de la tarde hubiese llegado por la mañana por lo que he visto en la prensa", clama.

De igual manera, muchas otras personas también se han visto perjudicadas en su inicio de semana, como es el caso de Francisco de Paula Fernández, conocido como Blue Jeans, autor de novelas como Buenos días, princesa! o Canciones para Paula. El escritor debió coger un tren dirección Granada a las 7.35 horas de la mañana para una presentación de su último libro, pero los asistentes deberán esperar para que se celebre dicho acto. "Segundo evento que me pierdo en una semana", lamenta el escritor en X aclarando que el apagón le impidió llegar a otra firma en Tomares.

Navegando por X y leyendo testimonios queda claro que estas situaciones agobian, frustran y enervan. Sin embargo, también dejan anécdotas como la que cuenta Emilio: "Una señora llevaba comida para un regimiento y ofrecía a todo el mundo porque decía que la última vez estuvo 5 horas". La experiencia es un grado y ante el aburrimiento, cualquier habilidad puede servir para amenizar la espera, algo que ha puesto en práctica César Cadaval, del grupo Los Morancos, que se arrancó a cantar para amenizar un poco el viaje. "¿A qué hora vamos a llegar?", preguntaba entre palmas, risas y el asombro del resto de los pasajeros de su vagón.

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