Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han detectado en las protestas violentas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél un aumento de jóvenes –en algunos casos incluso menores de edad– sin una gran carga ideológica y perfil diverso que se mezclan con otros grupos antisistema con pasado violento y ya habituales en enfrentamientos con policías.
Subrayan la actividad en redes sociales de los denominados "movimientos antirrepresivos" y que la mayoría de las protestas no son comunicadas previamente. También que una de las causas analizadas por los expertos policiales es la "fatiga" por las restricciones derivadas por el covid-19.
"No hay un perfil definido", reconocen a Europa Press fuentes policiales, que advierten que se sigue analizando la información tras tres días de protestas con disturbios y altercados que surgieron en Cataluña, donde fue detenido Pablo Hasél, extendiéndose las convocatorias a otras ciudades como Madrid o Valencia.
Recuerdan que es un fenómeno en evolución, ya que, a partir de la supuesta defensa de la libertad de expresión y el rechazo a la Policía, se siguen protagonizando incidentes como los de este viernes con el asalto a las oficinas de la Universidad de Barcelona. Hace dos días la violencia se dirigió contra la comisaría de Vic, al igual que contra medios de comunicación o comercios.
El pasado miércoles en la Puerta del Sol de Madrid se mezclaron, de acuerdo a las fuentes consultadas, personas afines a grupos como Bukaneros, Distrito 14 o Izquierda Castellana y, por otra parte, jóvenes que causaron sorpresa por su agresividad, a pesar de no formar parte de estos otros colectivos ni participar en sus asambleas.
En Cataluña se detecta, además de esta amalgama de grupos antisistema –anarquistas y también autodenominados genéricamente como antifascistas–, a seguidores de esos otros colectivos que llevan meses movilizados en defensa de los presos del 1-O y del independentismo. Muchos visten capucha de sudadera para taparse el rostro y llevan herramientas para arrancar adoquines.
El contexto del covid-19
Otras fuentes añaden como dato relevante que la protesta en varias ciudades está sirviendo como "mecanismo de escape" ante los toques de queda y las restricciones de movilidad por el covid-19, debido a la "fatiga y cansancio" acumulado.
Recuerdan lo ocurrido en Linares (Jaén), donde una paliza de dos policías fuera de servicio a un vecino en presencia de su hija derivó en protestas violentas, con un trasfondo donde detectan hartazgo por la mala situación económica que vive esta ciudad andaluza.
El Ministerio del Interior señaló este jueves que detrás de los altercados hay una "minoría de violentos", un mensaje que ha repetido Fernando Grande-Marlaska hoy en el Congreso de los Diputados, reiterando su apoyo a los policías que hacen frente a los disturbios tras la entrada en prisión de Pablo Hasél, un rapero con varias condenas por delitos de enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona y también por amenazar a un testigo.
Las fuentes consultadas se remiten también a protestas como la registrada el pasado mes de septiembre frente a la Asamblea de Madrid en el barrio de Vallecas, en este caso contra los confinamientos en algunos barrios por el covid-19, aquí en teoría porque se estaba perjudicando a zonas más desfavorecidas en comparación con otras como el Barrio de Salamanca.
Los denominados "antirrepresivos"
Las redes sociales son clave para difundir sus consignas y convocatorias. En los últimos días, las citadas fuentes ven una actividad más prolífica desde cuentas como la del Movimiento Antirrepresivo de Madrid, que difunde carteles con una fotografía de Pablo Hasél puño en alto, así como la lista de lugares en varias ciudades donde llaman a concentrarse, con lemas como "¡Sin descanso, amnistía total!"
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Desde la percepción de estos movimientos, Pablo Hasél fue "secuestrado por decir verdades" cuando los Mossos d'Esquadra accedieron a la Universidad de Lleida para que ingresara en prisión. Las fuentes policiales interpretan que la defensa de la libertad de expresión es una excusa para llevar a la calle a partidarios de provocar altercados, una opinión que comparten los principales sindicatos policiales, muy críticos con las palabras del portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, al entender que "alienta" la violencia.
Además de apoyar a los detenidos en los disturbios, estos movimientos difunden las convocatorias bajo el lema genérico '¡Libertad para Pablo Hasél!', de forma que al menos hasta el 21 de febrero mantienen sus protestas en ciudades como Lleida, Bilbao, Salamanca, Valencia, Almería, Tenerife o Santander. En las últimas horas están llamando a movilizarse este sábado de nuevo en Madrid.
Sobre los arrestos son contundentes: "¡No quedarán sin respuesta! Por Pablo, por los detenidos, en contra de la represión y el abuso policial, seguiremos en las calles".
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han detectado en las protestas violentas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél un aumento de jóvenes –en algunos casos incluso menores de edad– sin una gran carga ideológica y perfil diverso que se mezclan con otros grupos antisistema con pasado violento y ya habituales en enfrentamientos con policías.