El PP ataca las estadísticas oficiales del paro por una metodología que no cambia desde 1985

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Cuando los datos les favorecen, el PP presume de buena gestión. Cuando esos mismos datos avalan la política del Gobierno, los ponen en duda. Las últimas cifras de paro reflejan que hay 33.512 trabajadores menos registrados en las listas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), la segunda mayor bajada en un mes de noviembre de los últimos 10 años, si se exceptúa el de 2021. La cifra total de parados, 2,88 millones, también es la menor en un noviembre desde 2007, en plena burbuja inmobiliaria. 

“Hemos podido comprobar, ya se empieza a saber la verdad, que hay doble contabilidad en el paro registrado”, aseguró el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que acusó de fraude al Gobierno en un mitin celebrado este jueves en Albacete. ¿El motivo? Que “los fijos discontinuos que trabajan dos días al mes no figuran en las listas de paro”.

La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, insistió en la misma idea este viernes. Pedro Sánchez, dijo, “oculta los verdaderos” datos de paro a través de los fijos discontinuos y por eso el PP presentará una iniciativa en el Congreso para desagregar estos contratos del cómputo general de empleo. 

La iniciativa propone crear un nuevo concepto, el “paro efectivo“, para sustituir al de “paro registrado”, en vigor desde hace casi 40 años. Por “paro efectivo” los de Feijóo entienden la suma de los parados y de los trabajadores que tienen un contrato fijo discontinuo.

La realidad es muy distinta. El Gobierno no está maquillando nada porque ni siquiera ha tocado la manera en que se contabilizan los empleos, que es la misma desde el año 1985, también para los fijos discontinuos. Lo que el PP llama “maquillaje” y describe como una “manipulación” interesada de las cifras es en realidad un cambio en la manera en que los empresarios están contratando como consecuencia de la reforma laboral aprobada a comienzos de año. En vez de ofrecer los contratos temporales que con el modelo anterior, aprobado por el PP en la época de Mariano Rajoy sin pacto alguno con sindicatos y empresarios —el actual sí fue objeto de consenso en el diálogo social—, eran de un días o incluso horas, las empresas están optando por acogerse a la modalidad de contratos fijos discontinuos, que siempre ha existido. Antes había muchos contratos temporales y ahora han crecido mucho los fijos discontinuos.

Las personas con un contrato indefinido fijo discontinuo tienen activa una relación laboral con su empleador, como las que están en ERTE, por ejemplo, y por eso no se les registra como desempleadas. Son trabajadores indefinidos que desempeñan actividades intermitentes porque la naturaleza de su empleo no es permanente como ocurre, por ejemplo, en determinadas actividades agrícolas o vinculadas al sector de la hostelería. Cuando tienen actividad aparecen en las estadísticas de afiliación a la Seguridad Social como trabajadores ocupados, pero cuando carecen de ella dejan de contabilizarse como afiliados.

Por qué no constan como parados

Es verdad que en esa situación no constan como parados, pero tampoco se contabilizaban así cuando gobernaba el PP. La razón es que los parados son personas sin empleo en búsqueda activa de trabajo, algo incompatible con ser fijo discontinuo, porque en esa situación se tiene un trabajo que, por su propia naturaleza, no se desempeña de manera continuada. En el SEPE constan como demandantes no ocupados, una categoría que siempre ha existido en la normativa laboral española y que no ha creado ahora el Gobierno. Eso sin contar con que durante los periodos de inactividad estos trabajadores pueden desempeñar otro empleo.

Lo explicaron este viernes, de nuevo, los líderes sindicales. El contrato fijo discontinuo “se computa igual ahora que hace cinco o diez años”; lo que está pasando es que se está produciendo “un trasvase de la vieja contratación temporal al fijo-discontinuo”, señaló Unai Sordo (CCOO). Algo que, subrayó, “es bueno, porque da más certezas a los trabajadores (...). Lo que no puede evitar el Estatuto de los Trabajadores es que tengamos una economía excesivamente dependiente de la estacionalidad. Esto no es culpa del modelo de contratación, sino de nuestro modelo productivo”. Los datos, añadió Pepe Álvarez (UGT), “son tan fiables como antes de la reforma laboral”. “Los fijos discontinuos son la manera de estabilizar el empleo de los trabajadores de temporada”, explicó.

Hasta el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, defendió esta modalidad de contratación porque da “flexibilidad” a las empresas y una cierta “estabilidad” a los trabajadores. “Si se quita este contrato, tendríamos un problema real de paro en España”, subrayó. 

El PP lo sabe, pero aun así, insiste en sembrar dudas sobre la buena evolución de las cifras de empleo en España. Lleva haciéndolo desde que se aprobó la reforma laboral y el paro comenzó a descender. Primero poniendo el énfasis en el empleo público, que según Feijóo ha crecido demasiado, y después cuestionando los contratos fijos discontinuos. 

La paradoja es que el PP presume en sus comunidades de esos datos que Gamarra denuncia como “absolutamente distorsionados", “Cae el paro en la Comunidad de Madrid, y lo hace el doble que en el conjunto de España”, presumió en Twitter la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. El descenso del desempleo en Andalucía es “el segundo mayor” que se registra en toda la estadística comparable de este mes “y el mejor dato en siete años, solo superado en noviembre de 2015”, destacó en una nota la secretaria general del Servicio Público de Empleo y Formación de la Junta de Andalucía, Victoria Martín-Lomeña. La suya, se jactó, es la segunda comunidad donde más baja el paro, tras la Comunitat Valenciana, y absorbe el 33% de la bajada nacional del desempleo. “Uno de cada tres parados menos en el mes lo aporta Andalucía, que reduce el paro a mayor ritmo que España”, alardeó.

Galicia cerró noviembre con la cifra de paro más baja de toda la serie histórica, destacó la conselleira de Promoción do Emprego e Igualdade de la Xunta de Galicia, María Jesús Lorenzana. “Galicia continúa en la senda del descenso del paro”, dijo, con datos “coherentes”, ya que el desempleo baja y las afiliaciones crecen.

La respuesta de Díaz

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, salió al paso de tanta incongruencia. La catalogación de las personas con contrato fijo discontinuo en el SEPE está definida en una Orden Ministerial de marzo de 1985 que ha cumplido 37 años. La reforma laboral no afectó a esta normativa, que se aplica desde hace casi cuatro décadas, incluyendo 14 años de gobiernos del Partido Popular. 

Están haciendo “trumpismo” económico, acusó. “Un dirigente debe valorar las cosas que se están haciendo en su país de manera positiva. Pido a la derecha de nuestro país que esté a la altura de las circunstancias”. Ningún Gobierno, tampoco los del PP, “ha movido una coma de cómo se computa” un contrato. “Que el señor Feijóo lo desconozca, habiendo gobernado el PP en España 14 años, me parece muy grave”, porque además quien computa los datos son los servicios de empleo de las comunidades autónomas y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) solo se encarga de recopilarlos.

“¿Nos quiere decir que cuando gobernaban [José María] Aznar y [Mariano] Rajoy se estaban maquillando los datos? (...) ¿Nos está diciendo que [Alfonso] Rueda, [presidente de la Xunta de Galicia], [Isabel Díaz] Ayuso, [presidenta de la Comunidad de Madrid] o [Juan Manuel] Moreno Bonilla, [presidente de Andalucía] están maquillando los datos?”, preguntó Díaz.

En cualquier caso, no es la primera vez que Feijóo pone en duda los datos del paro en función de sus intereses. Ahora lo hace para decir que en realidad hay más desempleo que el que reflejan las estadísticas oficiales, pero antes, cuando gobernaba Mariano Rajoy, lo hacía para afirmar que en realidad era menos. En 2014, cinco años después de utilizar los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) contra el Gobierno bipartito del socialista Emilio Pérez Touriño, Feijóo puso en duda la fiabilidad de este indicador porque no dejaba en buen lugar su gestión en Galicia. “El conjunto de estos datos necesita un estudio”, alegaba cuestionando el método que se utiliza para medir y comparar el paro en toda la Unión Europea. “Lo que es evidente es que las personas demandantes de empleo no se obtienen de una encuesta” sino “de los registros del paro”.

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Es “sorprendente”, decía, que la EPA detecte miles de personas “que dicen que están ocupadas y no afiliadas a la Seguridad Social”. Cuando los periodistas le interpelaron para que aclarase si estaba sugiriendo que se trataba de empleos de la economía informal, respondió: “Pregúntenle a los que hicieron la EPA”.

Entonces Feijóo cuestionaba incluso que parte de la población sin trabajo quisiera obtenerlo. “Es difícil encontrar un empleo si no muestras interés en conseguirlo anotándote en la oficina de empleo”, aseguraba Feijóo.

Una desautorización a la EPA y una apuesta por el rigor de las cifras del SEPE que están en las antípodas de lo que hace ahora el PP: cuestionar el paro registrado y asegurar que la estadística fiable es la de la Encuesta de Población Activa.

Cuando los datos les favorecen, el PP presume de buena gestión. Cuando esos mismos datos avalan la política del Gobierno, los ponen en duda. Las últimas cifras de paro reflejan que hay 33.512 trabajadores menos registrados en las listas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), la segunda mayor bajada en un mes de noviembre de los últimos 10 años, si se exceptúa el de 2021. La cifra total de parados, 2,88 millones, también es la menor en un noviembre desde 2007, en plena burbuja inmobiliaria. 

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