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Cataluña

El PSC calcula que la escisión soberanista le ha restado el 2% de militantes

Las diputadas Marina Geli y Núria Ventura, ahora en Moviment d'Esquerres, el pasado 27 de noviembre de 2014 en el Parlament de Catalunya.

Son rostros muy conocidos del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). Exconsellers del tripartito, diputados, concejales y exconcejales. Se han ido yendo del partido poco a poco en los últimos dos años, la última oleada consumada hace menos de una semana. Pero, a efectos numéricos, según la dirección, esos cargos y militantes del ala soberanista no pesan tanto. Apenas un 2% de un censo de unos 20.000 militantes. El agujero es "más cualitativo que cuantitativo", y tampoco afecta por igual a toda Cataluña. El golpe más vistoso, en Girona, donde el PSC se ha quedado sin cinco de sus seis ediles en la ciudad. 

El pasado domingo, se presentó en sociedad un nuevo partido, Moviment d'Esquerres (MES), una marca producto de la fusión de Nova Esquerra Catalana –la formación fundada en 2012 por el exconseller Ernest Maragall, hermano del expresident Pasqual Maragall– y Moviment Catalunya, que en los últimos meses había agrupado a los críticos del PSC. Al acto, ante medio millar de personas en el Casinet d'Hostafrancs de Barcelona, acudió el propio exjefe del Govern, enfermo de alzhéimer, al que varios de los intervinientes reivindicaron. MES quiere ser, de hecho, heredera del maragallismo, socialista y soberanistamaragallismo, defensora a ultranza del derecho a decidir. En la nueva formación convergen los exconsellers Ernest Maragall –eurodiputado desde los últimos comicios, a los que concurrió como número dos de la lista de ERC–, la diputada Marina Geli –que mantiene su acta por ahora en el Parlament, y dentro del grupo socialista–, Montserrat Tura y Antoni Castells. Pero también forman parte de ella la parlamentaria Núria Ventura, la concejala de Girona Pia Bosch, la exeurodiputada Maria Badia o el exedil de Barcelona Jordi Martí

De MES se ha quedado fuera, por ahora, otra de las corrientes críticas del PSC que acabó escindiéndose el pasado verano, Avancem, pilotada por el exdiputado Joan Ignasi Elena. Estos rehusaron integrarse, pese a que llevaban meses negociando la convergencia con NECat, porque querían que la nueva organización rechazara la doble militancia y fuera "nítidamente de izquierdas", cuestiones que no veían garantizadas. Las discrepancias venían, sobre todo, con Moviment Catalunya. 

"Unas mil personas en total"

MES no se constituirá formalmente hasta el próximo 24 de enero, y hasta entonces no dispondrá de un censo de militantes. Según los cálculos de Geli y Bosch, se han sumado a la formación "unas mil personas en total", sumando los procedentes de Moviment Catalunya y NECat, y no todos tenían anteriormente carné del PSC. Ambas dirigentes señalan que tienen presencia, por lo pronto, en 203 municipios de Cataluña. Dicho de otro modo, en esas más de 200 localidades –de los 947 consistorios de la comunidad– hay activistas de MES, no necesariamente concejales ni grupos municipales. 

En la dirección del PSC rebajan las cifras del impacto de las diversas escisiones del ala soberanista. "De en torno al 2%", estimaban ayer miércoles fuentes oficiales del partido. Y, si se tiene en cuenta la última ruptura, "menos del 1%". Otro miembro de la ejecutiva de Miquel Iceta (que también lo fue en la anterior, la de Pere Navarro), buen conocedor de las tripas del PSC, elevaba algo más el porcentaje: "No llega al 5%". "Las fracturas de los críticos son ruidosas, pero son poco significativas, porque numéricamente pesan poco, y a efectos orgánicos, menos aún", analizaba una responsable de la confianza del primer secretario. Otro integrante de la cúpula ilustraba lo minoritario de la ruptura con una comparación: "Sólo en las Juventudes del PSC hay 1.400 personas".

Los exconsellers Tura, Geli o Castells ya estaban, de hecho, fuera del poder del PSC. Maragall ya había roto su carné antes de las autonómicas de 2012. El último vacío institucional más sensible se produjo el pasado 28 de noviembre en el Ayuntamiento de Girona, que los socialistas gobernaron durante más de 30 años. Ese día, anunciaron su marcha del partido la portavoz, Pia Bosch, Xavier Amores, Amèlia Barbero, Quim Bonaventura y Àngel Quintana, aunque este último era simpatizante. Sílvia Paneque, la candidata del PSC en las municipales de mayo de 2015, se quedó sola como representante de su formación en el Consistorio. Con los cinco disidentes –a los que ya se ha reclamado el acta– se marcharon el exlíder provincial Manel Nadal, el exconseller de Educación Joan Manel del Pozo y la exdiputada en el Congreso Montserrat Palma, además de ediles de Sant Feliu de Guíxols y de Canonge. A ellos se sumaron algunos alcaldes de pequeños pueblos de Lleida, de las comarcas de la Segarra y el Ripollès. 

Contemporizar, la táctica de Iceta

La estrategia de Iceta contra los críticos dista por completo a la mantenida por su antecesor, Pere Navarro. El primer secretario decidió minimizar el ruido, evitar la bronca directa. Así, pactó con Geli y Ventura que se mantuviesen dentro del grupo parlamentario, sin echarlas. Al menos, en este mes, porque se cuenta con que habrá un solo pleno. Después, se analizará de nuevo la situación, dependiendo de si Artur Mas convoca o no elecciones. Geli (que ya dejó su carné) y Ventura (que lo hará próximamente, porque desea una salida "ordenada") defendieron la compatibilidad de su escaño y su adscripción al grupo y, al tiempo, su pertenencia a una nueva formación, puesto que representan el "socialismo soberanista" y a los votantes del PSC partidarios del derecho a decidir. "Lo que se ha querido es hacer el menor ruido posible, porque entonces les haríamos la campaña", justifican desde la dirección. 

En el entorno de Iceta, no obstante, acusan de "oportunismo" a los críticos. Creen que han precipitado su marcha porque querían concurrir a las municipales y a las autonómicas, si finalmente se adelantan. "Han montado el nuevo partido para tener una carcasa con la que negociar con [Oriol] Junqueras", presidente de ERC, "como antes hizo Maragall para las europeas". O sea, que buscan "hacerse un hueco en las listas" aprovechando su notoriedad pública. ERC o Mas, a cambio, podrían vender a sus electores el fichaje de ex pesos pesados del PSC. 

"Si nos hubiéramos querido ir a ERC, lo habríamos hecho. Creemos que cabe una fuerza socialista soberanista e independiente de otros partidos [el PSOE]", opone Bosch. Geli subraya que a MES le separan varias cuestiones respecto de los republicanos. La fundamental: el referéndum. El nuevo partido sostiene que, aunque haya elecciones autonómicas, ha de convocarse un plebiscito para saber la fuerza del independentismo. Y ese punto les "acerca más al president Mas". MES no se define en su manifiesto fundacional como independentista –algunos de sus cargos sí se han decantado a favor del sí-sí–: quiere que Cataluña sea un Estado, lo que permite acoger tanto a separatistas como a confederalistas. Otro punto de divergencia con Junqueras: no comparten la declaración unilateral de independencia. 

Geli subraya que, para converger en una lista unitaria, entiende que antes habría de hablarse de un programa social, poner negro sobre blanco políticas sociales, sanitarias, educativas, fiscales... "Compartimos un espacio con varias fuerzas: con PSC, ERC, ICV e incluso CiU", sostiene la diputada, y para ello abrirán una ronda de contactos con todos los partidos. MES no descarta pactar incluso para las municipales con los socialistas de Iceta. 

¿Existe el espacio?

En la dirección de Iceta advierten de que los acuerdos pueden llegar, pero después de las locales. No obstante, persiste una sensación de "engaño". "Es que alguien como Natius [el apodo con el que se conoce a Joan Ignasi Elena] dijo varias veces en la ejecutiva que no se iría bajo ningún concepto, y algunos lo creímos", sentencia un joven dirigente. En el círculo del primer secretario no se creen la teoría de que el espacio existe, porque el soberanismo de izquierdas ya está representado por ERC, y sostienen que no tiene sentido la apuesta por el derecho a decidir, cuando Cataluña ha pasado de pantalla y el debate gira "en torno a independencia sí o no". 

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En definitiva, la ruptura "se daba por descontada", aunque no sea "una buena noticia". El elemento positivo, que destacan en uno y otro flanco, es que la fractura ha discurrido por los cauces del diálogo, actitud en buena medida facilitada por la cintura de Iceta. 

No todos los catalanistas han emigrado. Dentro queda aún un sector histórico, como el presidente del partido, Àngel Ros, o el ex primer secretario Raimon Obiols, referente de la corriente Nou Cicle, y al que se adscribe Daniel Font. Tampoco se han marchado las excandidatas por la alcaldía de Barcelona Rocío Martínez-Sampere y Laia Bonet. 

Al PSC dice no preocuparle las bajas sufridas, ni cree que los escindidos tengan un gran tirón electoral. Como alguno de la cúpula ironiza, ni son dirigentes jóvenes y con futuro –los cargos más visibles acumulan años de experiencia política– ni tienen un gran ejército detrás. Puede. Pero tienen nombre, eso sí. 

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