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El PSE, la sorpresa del 21A: salva al PNV, gana fuerza en la coalición y refuerza a Sánchez

Eneko Andueza y Pedro Sánchez, en un mitin de la campaña vasca.

Euforia en las sedes socialistas de Bilbao y de Madrid. El PSE-EE ganó dos escaños más en la noche del 21A y se convierte, como había vaticinado durante todas las campaña, en la llave del Gobierno vasco, donde mira para volver a pactar con el PNV y para ganar fuerza interna por la nueva correlación de fuerzas que sale de unas elecciones de vértigo en Euskadi. Puro chute de energía para el partido.

El PSE-EE se convirtió en la gran sorpresa de la noche del domingo, demostrándose mucho más competitivo de lo que preveían sus rivales. La radiografía que deja la cita en Euskadi es la siguiente, en número de escaños: PNV (27), EH Bildu (27), PSE-EE (12), PP (7), Sumar (1) y Vox (1), quedándose fuera Podemos de la Cámara de Vitoria. Estos resultados llevan a los socialistas vascos a su mejor escenario desde 2012 y sirven también a nivel nacional como un balón de oxígeno para Pedro Sánchez en el inicio de este hipervitaminada temporada electoral con las catalanas (12 de mayo) y las europeas (9 de junio) a la vuelta de la esquina.

Los socialistas pasan de diez a doce diputados en el Parlamento y suman casi 22.000 nuevos votantes respecto a 2020 (lo que se traduce también en un incremento del porcentaje de apoyos de un 13,65 a un 14,22). Y lo que es más importante: su aumento sirve para que se pueda conservar la mayoría absoluta entre el PNV y el PSE en el Gobierno. Los nacionalistas vascos se dejaron por el camino hasta cuatro diputados, y si el socialismo se hubiera quedado en sus mismos escaños, habría sido imposible lograr los mágicos 38 asientos que dan la mayoría absoluta.

El PSE aspira a más poder interno en la coalición

A partir de ahora el PNV (27) y el PSE-EE (12) sumarán 39, lo que les permite sacar la investidura de Imanol Pradales en primera ronda y, sobre todo, gobernar con tranquilidad en los próximos cuatro años. Pero estos datos dejan una realidad nueva y que jugarán los representantes socialistas: su fuerza interior en ese futuro Gobierno será superior porque es el partido que después de cuatro años ha conseguido subir y al único al que se pueden agarrar los jeltzales.

El socialismo se encuentra cómodo junto al PNV, con quien firmó un gran acuerdo tras el 28 de mayo para hacerse con el control de las diputaciones forales y de los grandes ayuntamientos de manera conjunta. Y el resultado de estos meses ha sido muy satisfactorio para las dos partes, por lo que no hay duda de que se repetirá el Ejecutivo autonómico. Además, el PSE-EE en todo momento dejó claro que no haría un acuerdo de coalición con EH Bildu, a pesar de ir de la mano también en el Congreso de los Diputados.

El PSE-EE se enfrentaba a una gran prueba también en estas elecciones al producirse un cambio en la candidatura con Eneko Andueza sustituyendo a Idoia Mendia, la todopoderosa vicepresidenta y líder durante los últimos años del PSE-EE. El aspirante ha hecho una campaña muy dura contra EH Bildu, marcada también por su experiencia personal al haber tenido que llevar escolta durante años por la amenaza terrorista. En todo momento se ha presentado como el único peso de izquierdas posible en el Gobierno vasco y ha apelado a temas sociales como la vivienda y la sanidad (con promesas como la de aumentar en dos mil los profesionales del servicio público).

Pero, además, le ha surtido efecto su llamada a no caer en aventuras respecto a EH Bildu, un mensaje que ha calado en parte del gran número de indecisos que han elegido durante las últimas horas. Otra de las cosas que han logrado los socialistas es que su electorado no haya caído en la tentación de EH Bildu, como sí paso en las pasadas elecciones gallegas, donde parte de los votantes socialistas optó finalmente por el BNG. En esta ocasión, la izquierda abertzale se ha nutrido principalmente del espacio de Podemos (que ha visto cómo pasaba de seis a cero su representación). Por eso, una de las reflexiones que hacen en el socialismo al terminar el escrutinio es que los morados y Sumar se tienen que dar cuenta de que esa separación solo lleva a debilitar ese espacio y a hacerlo menos competitivo.

Ferraz vence a Génova

También el PSOE miraba muy de cerca al PP, ya que en Génova creían que podían llegar hasta los diez diputados y acercarse mucho a los socialistas. En la calle Ferraz ponen de relieve que han superado a los populares en las tres provincias y que los de Génova 13 no han llegado ni al diez por ciento, lo que supone estar en niveles de 1990. Por eso, creen que los de Alberto Núñez Feijóo “han fracasado”: “Cuando el PP deje de hablar de ETA, probablemente EH Bildu deje de ganar escaños en Euskadi. El problema es que son vasos comunicantes. Es un discurso que sirve al PP en Murcia y a Bildu en Euskadi, que se victimiza. Ayuso y Feijóo son fábricas de independentistas”, analizan en la dirección de Ferraz. El resultado también hace evitar que el PP fuera decisivo a partir de ahora en Vitoria y abriera una línea directa con el PNV.

Además, otra de las lecturas que se hacen en Madrid y en Bilbao es que la relación en el Congreso con EH Bildu no pasa factura, ya que las dos formaciones han subido esa noche a pesar de su enfrentamiento en la campaña. Con otra perspectiva que también ahondan en el entorno de Pedro Sánchez: el Parlamento vasco que nace tiene a un 85% de diputados que apoyan al bloque de investidura en la Cámara Baja. 

La satisfacción es total en La Moncloa y en Ferraz por el papel del PSE y por lo que supone de ánimo para el partido después de los malos resultados en Galicia. Y es que esto da muchas fuerzas para el ciclo electoral que ya se está jugando y que tiene en Cataluña su próxima parada. El propio candidato del PSC, Salvador Illa, estuvo en la campaña del 21A y comparte muchas líneas con el PSE: políticas sociales y muro frente a aventuras secesionistas con respaldo a las políticas del Gobierno central. La gran partida final será la contienda de las europeas del próximo 9 de junio, en la que el PSOE ya trabaja a pleno pulmón con la idea de oficializar en las próximas horas la candidatura de Teresa Ribera. Euskadi fue uno de los grandes bastiones del 23J donde se impuso Pedro Sánchez, por lo que estos resultados le dan aire y hacen pensar que ese espíritu del pasado verano puede repetirse en las urnas pese a que el Partido Popular va primero en todos los sondeos.

Euforia en las sedes socialistas de Bilbao y de Madrid. El PSE-EE ganó dos escaños más en la noche del 21A y se convierte, como había vaticinado durante todas las campaña, en la llave del Gobierno vasco, donde mira para volver a pactar con el PNV y para ganar fuerza interna por la nueva correlación de fuerzas que sale de unas elecciones de vértigo en Euskadi. Puro chute de energía para el partido.

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