El nuevo PSOE de Sánchez y Ciudadanos pueden entenderse, pero el terreno para los pactos se ha reducido: mientras que hace algo más de un año —en febrero de 2016— fueron capaces de cerrar un acuerdo de Gobierno con 200 puntos, ahora la sintonía se limita básicamente a cuestiones de regeneración democrática, como la supresión de los aforamientos, la limitación de los mandatos o la reforma de la ley electoral, según abordaron los líderes de ambas formaciones este miércoles.
El encuentro entre Rivera y Sánchez tuvo lugar en el Congreso de los Diputados, y duró casi hora y media. Un día antes, este martes, el número uno del partido naranja almorzó con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de quien se ha convertido en el socio preferente. Ambos hablaron del techo de gasto, el desafío independentista abierto en Cataluña o la posición de España ante la próxima cumbre del G-20. Además, Rajoy le manifestó que revisará al alza la previsión de crecimiento de la economía española.
Sánchez, por su parte, mantuvo un encuentro con el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, con quien logró acordar la puesta en marcha inmediata de cinco grupos de trabajo que comenzarán a dialogar sobre medidas concretas en materia económica y social con las que ambos partidos aspiran a desmontar la acción legislativa del Gobierno de Rajoy. La ronda de contactos del líder socialista proseguirá este jueves, cuando tiene en su agenda una cita con Izquierda Unida.
Acuerdos en regeneración
Según detalló Rivera en una rueda de prensa, la cita con Sánchez fue "constructiva" y "cordial". En el capítulo de regeneración, que centró el encuentro, hubo acuerdos al menos en materia de aforamientos, reforma electoral y limitación de mandatos. El líder del partido naranja, por ejemplo, celebró que el PSOE acepte "suprimir los aforamientos", y agregó que ahora toca "convencer al PP o a Podemos", y "si es posible a todos", para acabar con un "privilegio" que no tiene "sentido" hoy en día.
También se mostró satisfecho por la disposición de PSOE y Cs de trabajar juntos por una nueva ley electoral "más proporcional", que desbloquee las listas y suprima el voto rogado. Rivera manifestó que su deseo es que esté lista antes de las próximas elecciones, reconoció que "seguramente" en este terreno habrá más sintonía entre su partido y Podemos que con el PP, y advirtió de que no está dispuesto a que el "Gobierno bloquee" la reforma si PSOE, Podemos y Ciudadanos logran un acuerdo.
En tercer lugar, Rivera afirmó que los socialistas están dispuestos a apoyar la limitación de mandatos del presidente del Gobierno, y avisó de que esa reforma podría salir adelante "con el PP o sin el PP". "Sería recomendable que estuviera, pero la podemos sacar con una mayoría alternativa", subrayó. El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, destacó asimismo las "coincidencias" en un "apartado amplio" sobre regeneración. Sánchez no comparecerá en rueda de prensa al menos hasta el viernes.
Reforma constitucional
Al margen de estas medidas concretas, Sánchez y Rivera comparten la necesidad de reformar la Constitución. Rivera afirmó que en otoño "juristas de uno y otro partido" trabajarán para delimitar el alcance reforma. Ábalos, en cambio, dijo que no hay ningún "acuerdo concreto": "Queremos poner en marcha un espacio de encuentro", comentó el número tres socialista, que dejó abierta la puerta a que ese "espacio" pudiera darse dentro o fuera del parlamento. Está por concretar. "Esto ha sido una toma de contacto", zanjó.
Ábalos sí apuntó otro punto de sintonía al señalar que con respecto a Cataluña hay una "posición coincidente" en la defensa de la "unidad de España" y en la búsqueda de una "solución negociada". Rivera recalcó que hay "discrepancias evidentes en el modelo de Estado" que plantean PSOE y Cs, porque los socialistas abrazan una idea, la de "nación de naciones", con la que el partido naranja "no está de acuerdo". "Pero coincidimos en la defensa de la unión de los españoles, de la soberanía nacional para decidir cualquier cuestión de Estado y en la defensa de las leyes y el orden constitucional. Creo que en este asunto estamos juntos PP, PSOE y Ciudadanos", subrayó.
Sin acuerdo en economía
Tras el congreso de su partido, que se celebró hace dos semanas, Sánchez mantuvo un primer contacto con Rivera el miércoles pasado, cuando ambos charlaron por teléfono. Desde Ciudadanos le avisaron de que la reunión de este miércoles no podía servir para "poner patas arriba al país otra vez", y horas antes del encuentro el propio Rivera dijo que Sánchez "tiene que entender" que su decisión de que el PSOE "se parezca más" a Podemos le hace "romper puentes" con Ciudadanos.
A la hora de la verdad, lo cierto es que Sánchez y Rivera no hablaron de temas como el incremento del salario mínimo o de la recuperación de la negociación colectivo, que sí trabajarán los socialistas con Podemos. Según Rivera, porque "parece que el PSOE se ha podemizado". podemizado"Hemos hablado de lo que nos une, hablar de lo que nos separa no tiene mucho sentido", añadió. Según Ábalos, en ese capítulo "cada uno planteó sus prioridades". Tampoco se habló de mociones de censura ni de reunir mayorías alternativas para desmontar las leyes clave del PP.
El líder de Ciudadanos, a preguntas de los periodistas, rechazó una hipotética "mesa del cambio" a tres con Podemos, porque "le falta una pata", la del PP: "No soy partidario de cordones sanitarios", recalcó. A diferencia de lo que ocurrió con Podemos, los socialistas no acordaron con Rivera la puesta en marcha de grupos de trabajo estables. Sí habrá dos canales de comunicación: a nivel orgánico dialogarán el vicesecretario general de Cs, José Manuel Villegas, con José Luis Ábalos; a nivel parlamentario, Juan Carlos Girauta y Miguel Gutiérrez —portavoz y secretario general del grupo del partido naranja en el Congreso— con Margarita Robles, portavoz socialista en la Cámara baja.
PSOE y Cs se alejan
Aunque el tono este miércoles fue cordial, al término de la reunión se escenificó un alejamiento de ambos partidos en términos programáticos con respecto a la experiencia de la legislatura pasada. La relación entre ambos partidos ha pasado por momentos muy diferentes en los últimos tres años, y ahora parecen atravesar horas bajas: los socialistas ya no contemplan a Ciudadanos como socio preferente y, a su vez, los de Rivera prefieren arrinconar al PSOE en la esquina izquierda del tablero político.
La expansión a nivel estatal de Ciudadanos comenzó con las elecciones europeas de mayo 2014, que en el PSOE precipitaron la marcha de Rubalcaba y la convocatoria del congreso extraordinario que ganó Sánchez. El primer entendimiento entre ambos partidos se dio en Andalucía cuando, más de 80 días después de las autonómicas de marzo de 2015 y viendo imposible el acuerdo con Podemos, Susana Díaz pactó su investidura con los de Rivera, un vínculo que se mantiene a día de hoy.
En aquellas fechas, Sánchez hablaba de Ciudadanos como la "derecha civilizada con la que se puede hablar, pero derecha al fin y al cabo". En los comicios autonómicos y municipales de mayo los socialistas pactaron fundamentalmente con Podemos: en grandes ayuntamientos como Madrid, Zaragoza o Cádiz, las listas impulsadas por el partido de Iglesias recibieron el apoyo del PSOE; y los barones del PSOE, como el valenciano Puig, el castellanomanchego García-Page, el aragonés Lambán, el extremeño Vara o la balear Armengol –ninguno de los cuales, salvo Vara, ganó las elecciones– consiguieron arrebatar el Gobierno al PP gracias al apoyo de Podemos.
Ver másPSOE e IU acuerdan trabajar "conjuntamente" para derogar leyes clave del Gobierno del PP
Más contundente fue el secretario general socialista contra Ciudadanos en la campaña de las generales del 20 de diciembre. Arremetió contra Rivera cuando dos meses antes de los comicios afirmó que "la solución en España no pasa por más derecha", ni "por la antigua" del PP ni por "la nueva de Ciudadanos" y que "la fórmula Rivera es igual que la fórmula Rajoy, es decir, recortes y desigualdad". En las siguientes semanas identificó persistentemente a Ciudadanos como la derecha. Rivera, le atacó el socialista, se comporta "en muchas ocasiones como las nuevas generaciones del PP" y "siempre" se ha ido "con la derecha y con el PP".
Pero todo cambió tras los comicios. Con un parlamento más fragmentado que nunca, Rajoy rechazó someterse a la investidura y el 3 de febrero el rey encargó a Sánchez formar Gobierno. Apenas tres semanas después, PSOE y Ciudadanos firmaron su pacto de Gobierno. Sánchez, que presentó al partido naranja como una fuerza de “centroderecha”, insistió en que el acuerdo era “de izquierdas” y, desde entonces, se centró en sumar a Podemos al texto. El final es conocido: el número uno del PSOE se estrelló en la investidura y sólo logró sumar el voto de Coalición Canaria, pero en ningún momento se soltó de la mano de Rivera.
Ante la oferta de Podemos de negociar con la izquierda y los nacionalistas, Sánchez llegó a decir: “Todo acuerdo tiene que contar con el sí de Ciudadanos. síNo puedo decirlo más claro”. En la campaña para las generales del 26 de junio el líder socialista tuvo que moderar el tono hacia Rivera. Después llegaron el Comité Federal del 1 de octubre y Sánchez desapareció del mapa político durante un tiempo. Los socialistas dejaron gobernar a Rajoy, y Ciudadanos pactó la investidura y los presupuestos con el PP. Ahora, con Sánchez de nuevo en primera línea, la distancia con su antiguo socio —aunque las formas se sigan cuidando— parece mayor que hace apenas un año.
El nuevo PSOE de Sánchez y Ciudadanos pueden entenderse, pero el terreno para los pactos se ha reducido: mientras que hace algo más de un año —en febrero de 2016— fueron capaces de cerrar un acuerdo de Gobierno con 200 puntos, ahora la sintonía se limita básicamente a cuestiones de regeneración democrática, como la supresión de los aforamientos, la limitación de los mandatos o la reforma de la ley electoral, según abordaron los líderes de ambas formaciones este miércoles.