Llámese "gran pacto", gran acuerdo, o un "ejercicio de concertación nacional para salir de la crisis". El PSOE lleva machacando la idea desde hace una semana hasta la extenuación, dada la situación de "emergencia" en la que se halla el país, con el motor de la economía gripado y con 6,2 millones de parados. Este lunes, el secretario general volvió a apremiar a Mariano Rajoy a que se siente a negociar y escuche a partidos, sindicatos, empresarios y comunidades autónomas. Para ello, los socialistas, dijo, prefieren no marcar, de entrada, líneas rojas concretas y están dispuestos a hacer "concesiones" sobre su propuesta inicial, presentada ayer. Todo ello para conseguir un acuerdo "tan difícil como necesario". También el Gobierno, señaló, debe rectificar sus políticas. Ahora bien, quiere condicionar la negociación a un pacto más global que sirva para garantizar el Estado del bienestar.
Alfredo Pérez Rubalcaba no quiso llamar a su propuesta, hoy en rueda de prensa en Ferraz, unos Pactos de la Moncloa IIPactos de la Moncloa II. Pero estaba apuntando exactamente a eso de cara al debate con Rajoy este miércoles en el Congreso. Porque lo que quiere el PSOE es que en el diálogo se toquen "distintos temas", ya que los acuerdos amplios "son más difíciles de tejer pero más fáciles de firmar". Los temas que deberían entrar en la negociación, creen los socialistas, son, aparte de medidas para crear empleo y reactivar la economía, la reforma fiscal, la reforma laboral, el mantenimiento de la sanidad, la educación y los servicios públicos y la "contención de salarios, beneficios y precios". Su razón: tan importantes son las iniciativas para salir cuanto antes de la depresión como el "cómo" se sale de ella. "Esto afecta a la convivencia, porque ganaríamos confianza como país dentro y fuera, y porque creemos que hay que repartir con justicia los costes de la crisis", subrayó.
El PSOE, no obstante, asume que la tarea es titánica, y que la predisposición del Gobierno es casi nula. "Sé que es complejo, pero no imposible. Si lo hiciéramos, daríamos un paso. No voy a decir que si alcanzáramos un acuerdo de esta naturaleza, estaríamos ya sin más saliendo de la crisis, pero afrontaríamos la crisis de forma más justa, con más credibilidad hacia fuera y más confianza hacia dentro", enfatizó. Rubalcaba añadió que no sólo su partido demanda un gran pacto, sino que es la propia sociedad, instalada en un "pesimismo tremendo", como demostró el CIS, la que lo reclama.
"El rey nunca me ha concretado detalles de los pactos"
El secretario general también luchó por desprenderse del sambenito que le cuelga con contumacia el Gobierno: que no tiene sentido volver a políticas del pasado, cuyos resultados fueron nulas. Rubalcaba hizo ver que el PSOE sigue enmendándose a la totalidad y que no está defendiendo lo que hizo cuando aún ocupaba la Moncloa. "Que no diga lo que no propongo, es una falacia", lamentó. Lo que propone es el "punto medio" entre la austeridad sin fin y el gasto "de los primeros años", combinar "austeridad con crecimiento".
En el debate estrella de los pactos de Estado también entró en escena, el sábado pasado, el monarca. Según afirmaba el programa Audiencia abierta, de TVE, Juan Carlos querría "propiciar pactos", aseveración luego matizada por la Zarzuela. Rubalcaba fue extremadamente sucinto: "He hablado con el jefe del Estado algunas veces. Sí manifiesta su opinión sobre los acuerdos y los pactos, pero nunca me ha concretado más detalle".
A vueltas con el crédito del Mede
La comparecencia de Rubalcaba en Ferraz tenía otro objetivo: aclarar varios puntos del plan de reactivación de la economía presentado ayer domingo. Uno de ellos, un fondo público de 20.000 millones para la financiación de las empresas y otro de 10.000 millones para reestructurar la deuda hipotecaria de las familias. Esos dos fondos, según el PSOE, pueden ser financiados con el sobrante del rescate bancario (60.000 millones del total de 100.000 millones con que estaba dotada la línea de crédito abierta por Bruselas a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad, Mede).
Estaba finalizando Rubalcaba su rueda de prensa cuando se conoció que el portavoz de la Comisión Europea en España había expresado sus dudas de que la propuesta del PSOE fuera "factible". "Voy a permitirme pedir a Bruselas que lea lo que decimos. Que escuche. Con carácter general, es tiempo para la humildad, aquí y allí, en Madrid y en Bruselas, en Moncloa y en Ferraz y en Bruselas. Pido a los señores de Bruselas que no contesten sin pensar. Que no están haciendo las cosas como para dar lecciones, que a ver si miran los cuadros macro y se preguntan: '¿Tendré algo que ver yo con esto que va tan mal?'. No es tiempo de dar lecciones", protestó, enfadado. Horas más tarde, su número dos, Elena Valenciano, elevó el tono de indignación. Se preguntó quiénes eran las "fuentes consultadas" que rechazaban la iniciativa del PSOE. De nuevo, pidió que se analice "con más seriedad y mos ligereza", porque “está en juego el presente y el futuro de miles de familias y empresas españolas que están sufriendo las consecuencias más duras de la crisis”.
Rubalcaba insistió en que con el sobrante del manguerazo del Mede no pretende articular "un plan de empleo". Se trataría, dijo, de una "recapitalización preventiva" de los bancos. Explicó su argumento: si España no crece, "dentro de año y medio", habrá que volver a inyectar dinero en las entidades financieras, porque habrá empresas y familias que no podrán pagar sus préstamos, con lo que aumentarán la morosidad y los desahucios. El PSOE plantea frenar ese escenario, pues lo "sensato" es que antes de que eso ocurra se utilice el dinero del Mede para "echar una mano a empresas y familias", facilitándoles liquidez, haciendo que circule el crédito, que hoy está seco.
"Lo que hay que hacer es ir a Bruselas y pedirlo"
El PSOE en su momento rechazó el auxilio a las entidades financieras. El secretario general dijo que siguen rechazándolo, que lo que acepta es "el dinero del rescate". "¡Es que ya hemos pagado por él!", exclamó. España, arguyó, ya tragó con la condicionalidad de un rescate de 100.000 millones de euros cuando realmente sólo metió 40.000 en los bancos con problemas. En consecuencia, hay que "usar bien el dinero" prestado por Bruselas.
Esa "recapitalización preventiva" exigiría negociar con el Eurogrupo. "Hay que decirle que o cambiamos o nos acabaremos gastando ese dinero en recapitalizar a los bancos. ¿No es mejor impedir eso y de paso salvar a empresas y familias? Es fácil de entender. El Eurogrupo no puede ser ajeno a esta situación. ¡Es que tenemos 6,2 millones de parados. Alguien tiene que decir en Europa 'me he equivocado'. Tiene que cambiar y lo sabe". Para apuntalar su idea de que es posible hacerlo, y no una ficción, recordó que él mismo pidió en su día dar dos años más de margen para la consolidación fiscal y rebajar el déficit al 3%. "En aquel momento, el PP me llamó antipatriota. Y al final nos han dado dos años. Nuestra propuesta está muy puesta en razón. Lo que hay que hacer es ir a Bruselas y pedirlo".
Cayo Lara, el coordinador federal de IU, había señalado horas antes que el paquete de medidas socialista generaba "más deuda y más rescate". Rubalcaba le contestó. Sin endurecer el tono demasiado, dijo estar de acuerdo en la propuesta de Lara de "fiar" toda la salida de la crisis a una reforma fiscal progresiva y a la lucha contra el fraude. "Estoy de acuerdo con él. Pero se tiene que dar cuenta de que aunque nos pusiéramos de acuerdo en una reforma fiscal, tardaríamos al menos dos años en percibir los ingresos. ¿Qué hacemos en esos dos años? Habrá que recurrir al dinero". Dinero que vendría del Mede. Fin del argumento.
Funcionaría por su "simplicidad"
La otra pata sobre la que se sustenta el plan socialista es la moratoria de los despidos por causas económicas de aquí hasta 2015, que consistiría en ayudar a las empresas en dificultades que se comprometiesen a no despedir a trabajadores y optasen por una reducción de jornada. Los trabajadores se reducirían su salario y el coste de su sueldo se repartiría entre el empresario y el Estado. El sistema es exportado del programa alemán Kurzarbeit.
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Rubalcaba defendió que es un "esfuerzo equilibrado" para todas las partes que persigue "mantener el empleo", y que aunque casa mejor con un país industrial como Alemania, "funcionaría" en España. Afirmó que no tendría demasiado coste, y saldría "lo comido por lo servido", porque el Estado pagaría "una parte del coste del puesto de trabajo", pero a cambio se ahorraría la prestación por desempleo. No obstante, el partido afinará los cálculos.
En paralelo, el PSOE sugiere que todas las empresas de menos de 50 trabajadores que contraten a desempleados y aumenten así el volumen de su plantilla podrían gozar de una bonificación extraordinaria y decreciente durante tres años (el 100% de las cotizaciones a la Seguridad Social el primer año; 75% el segundo y el 50% el tercero). El plan en su conjunto, reivindicó el líder, "puede funcionar por su simplicidad", en lugar de los "planes, planillos y planetes" diseñados por el Gobierno y que "nadie sabe cómo aplicar".
Lo que no tiene el PSOE es una cuantificación de su plan. Cuánta destrucción de empleo frenaría y cuantos puestos de trabajo podría ayudar a crear.
Llámese "gran pacto", gran acuerdo, o un "ejercicio de concertación nacional para salir de la crisis". El PSOE lleva machacando la idea desde hace una semana hasta la extenuación, dada la situación de "emergencia" en la que se halla el país, con el motor de la economía gripado y con 6,2 millones de parados. Este lunes, el secretario general volvió a apremiar a Mariano Rajoy a que se siente a negociar y escuche a partidos, sindicatos, empresarios y comunidades autónomas. Para ello, los socialistas, dijo, prefieren no marcar, de entrada, líneas rojas concretas y están dispuestos a hacer "concesiones" sobre su propuesta inicial, presentada ayer. Todo ello para conseguir un acuerdo "tan difícil como necesario". También el Gobierno, señaló, debe rectificar sus políticas. Ahora bien, quiere condicionar la negociación a un pacto más global que sirva para garantizar el Estado del bienestar.