El contador está en marcha. El próximo 27 de noviembre expira el plazo en las Cortes Generales para intentar la investidura. Y el PSOE y Sumar se afanan en estos momentos para lograr un acuerdo con los grupos parlamentarios para atar los votos suficientes y que Pedro Sánchez siga conservando el Palacio de La Moncloa. Se busca la discreción, pero los focos están sobre ellos.
Uno de los puntos principales para ese acuerdo pasa por una futura ley de amnistía en relación al 1-O. Entre los socialistas no ha habido una confirmación oficial todavía de que se vaya a llevar a las Cortes, pero en el partido y en el Ejecutivo se preparan para ello. Sumar, en cambio, ha dicho públicamente que está a favor de ella y ha presentado las conclusiones del grupo de expertos a los que encomendó vías para su desarrollo.
En La Moncloa y en Ferraz guardan oficialmente silencio y apelan a la discreción, pero la labor pedagógica y de explicación arranca ya en mitad de la ofensiva de la derecha política y mediática contra un pacto con los independentistas. El relato será esencial. La primera voz potente que ha salido a defender a capa y espada esta posibilidad ha sido la de José Luis Rodríguez Zapatero, que mostró su apoyo durante una entrevista este lunes con Carlos Alsina en Onda Cero.
Zapatero volvió a la primera línea mediática durante la pasada campaña del 23 de julio, cuando se convirtió en uno de los principales activos del socialismo y en apoyo argumental de Pedro Sánchez. Vitamina para los votantes, pero también entre la militancia. Regresa otra vez de avanzadilla con un estilo muy didáctico y dispuesto a desmontar todo el relato que lleva semanas creando la derecha para que la amnistía parezca una claudicación ante el independentismo y una "traición" a España.
"Algo profundo": solucionar el "conflicto" en Cataluña
El expresidente del Gobierno desplegó su explicación desligando que se trate solamente de conseguir los votos de Junts. Va más allá: solucionar el “conflicto” en Cataluña. Para el socialista esta posible ley puede servir para resolver el problema que tiene su origen principal en la sentencia del Tribunal Constitucional que recortó en 2010 el Estatut aprobado en referéndum por los catalanes.
“Estoy a favor de la amnistía. Me sorprenden algunos pronunciamientos. Es una institución de la que disponen todas las democracias homologables. Ha habido decenas de amnistías desde la II Guerra Mundial. No hay ningún país europeo que haya renunciado a la figura”, sostuvo Zapatero, quien cree que cabe perfectamente dentro del ordenamiento jurídico español para superar “situaciones excepcionales” y utilizándose para el “interés general”. Y, por supuesto, para él, una amnistía tiene que estar “motivada y justificada” adecuadamente. Debe conllevar algo a cambio: “Un nuevo contexto, clima y actitud”.
La argumentación de Zapatero pasa por que se trata de algo “más profundo” que una simple votación y que tiene que tener un debate público y una deliberación que es necesaria en el país. “¿Ha habido algo más excepcional que el 1-O desde el 23-F?”, se preguntó el exlíder socialista. Con un telón de fondo principal: se tiene que solucionar con política. También con la vista puesta en que se debe enmarcar en el contexto de que España está en la senda del progreso económico y social con la coalición, reflexionó.
En línea con la filosofía de Sánchez
Por parte de La Moncloa y de Ferraz no ha habido unas palabras tan claras sobre la amnistía, pero sí se han impregnado de esta filosofía las declaraciones que ha formulado el presidente, Pedro Sánchez, durante estas semanas. Nunca ha contestado directamente sobre si aprobará esa norma, pero ha dejado la puerta abierta en todo momento y ha allanado el camino. En la rueda de prensa tras la cumbre de Granada, junto a Charles Michel y Ursula Von der Leyen, verbalizó la palabra amnistía. Pero, sobre todo, dio un argumento central a pesar de que rechazaba en este momento el texto de los de Yolanda Díaz: “Conocemos la propuesta de Sumar como la de otros partidos en relación con la amnistía, que no deja de ser una forma de tratar de superar las consecuencias judiciales de la situación que vivió España con una de las peores crisis territoriales de la historia de la democracia en 2017″.
Ese “tratar de superar” es una de las ideas principales que lleva transmitiendo el presidente en funciones desde el arranque del curso político. En el discurso que dio el pistoletazo de salida en septiembre en el Ateneo de Madrid se marcó acabar definitivamente con la “fractura” en Cataluña durante esta legislatura.
“No podemos repetir errores, es el momento de la política, de pasar página”, lanzó ante el público, con otro mensaje en clave: “Llega el momento de ser coherentes y seguir avanzando en este proyecto”, en clara alusión a medidas aprobadas anteriormente como los indultos (que fueron duramente criticadas por la derecha pero que en opinión de La Moncloa han servido para que Cataluña esté “infinitamente” mejor que en 2017). Asimismo, puso como hilo argumental: “Es la hora de la política y de la generosidad”.
También los pasos dados por Sánchez de cara a la investidura y una posible amnistía han sido para rechazar que signifique un avance hacia la autodeterminación. El PSOE y el PSC pusieron pie en pared tras la resolución de ERC y Junts en el Parlament y el secretario general del PSOE ha rechazado de pleno el referéndum, como también hizo Zapatero este lunes.
Despejar la idea de inconstitucionalidad que lanza la derecha
Otra de las vías que se está abonando como argumento es que no se trata de algo inconstitucional como repiten el PP y Vox. El propio Sánchez ha deslizado en alguna declaración que la constitucionalidad la decide en España el Tribunal Constitucional (dando por hecho que una ley de este tipo tendrá que pasar ese filtro, ya que el propio Partido Popular ha anunciado que la llevaría ante el Alto Tribunal). Todo se hará, ha prometido el presidente en funciones, dentro de la Constitución. Por lo que un futuro texto, de aprobarse, estará muy cuidado sabiendo que tendrá que ser revisado. En las negociaciones se debate mucho sobre la exposición de motivos, que puede ser clave en su futuroen el plano jurídico y también de cara a la opinión pública.
A pesar de las proclamas de la derecha, son muchos los juristas que sostienen que una ley de este tipo sí tiene encaje dentro de la Carta Magna. En conversación con infoLibre, Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla, afirma que “no hay absolutamente nada que impida que se pueda aprobar una ley de amnistía por parte del Parlamento”.
“No hay ningún problema", insiste Pérez Royo, que sostiene: “La potestad legislativa del Estado la tienen las Cortes Generales, que pueden identificar cuál es el problema al que tiene que hacer frente la sociedad y articular la respuesta”. “En eso sólo tienes unos límites. Primero: no puedes ir contra el núcleo esencial de los derechos fundamentales. Y segundo: hay que seguir el proceso legislativo previsto en la Constitución y en los reglamentos parlamentarios. Y hay un tercero: estar dentro del derecho internacional. Por ejemplo, no pueden ser amnistiados los crímenes de lesa humanidad”. “Esto no afecta para nada porque en el procés no hubo delitos de este tipo. Esta es la amnistía más limpia que se puede dictar”, añade.
“El legislador tiene libertad para identificar el problema. ¿Cuál es? Tal y como están las circunstancias, ahora mismo es imposible hacer una negociación con Cataluña para que tenga una integración aceptable en el Estado. Eso exige desescombrar todo el terreno consecuencia de las sentencias que se dictaron a raíz de la aplicación del 155. Aquí hay un problema que sólo se puede resolver con una amnistía que acabe con esos obstáculos. Cataluña es la única autonomía con un Estatuto que es contrario al que aprobaron sus ciudadanos. Alguna respuesta habrá que darle. No hay jurídicamente un problema. Es una cuestión política que se debe resolver políticamente en las Cortes Generales. Los jueces no tienen que decir absolutamente nada”, remarca el catedrático.
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El magistrado Ignacio González Vega, exportavoz de Juezas y Jueces para la Democracia, también opina que una ley de amnistía tiene perfectamente cabida dentro de la Constitución: “El Legislador tiene la posibilidad de aprobarla”. Lo que sí señala es que su articulado tiene que ser “respetuoso” con los principales aspectos constitucionales, pero insiste en que la palabra la tienen en este caso el poder legislativo y el Alto Tribunal frente a las críticas que se hacen de que no es viable.
El PSOE, consciente de la labor pedagógica
En el PSOE son conscientes de que la labor pedagógica será esencial para explicar una posible ley de amnistía y el acuerdo con los independentistas. En todas las federaciones se ha expresado un apoyo cerrado al secretario general para intentar esta investidura y no se han seguido las voces críticas como las de Felipe González y Alfonso Guerra. Pero piden que una vez se llegue a un pacto se haga una gran labor comunicativa para que la gente lo entienda.
Por ejemplo, desde Sumar se viene reclamando al PSOE mayor celeridad en la negociación y una defensa pública de la amnistía, conscientes los de Yolanda Díaz de que el espacio mediático está copado principalmente por las derechas. En Ferraz siguen apelando a la discreción para que no haya interferencias y no se rompa una negociación que es muy compleja, como reconoció el propio Sánchez en los corrillos en el Palacio Real durante la celebración del 12-O. Tampoco quiere el presidente dar pistas sobre la posible fecha de la investidura para que no condicionen las conversaciones entre bambalinas que tienen lugar estos días. Lo que sí remarca, como otro de los argumentos, es que esa posible ley no es una petición de los independentistas, sino que ya es solicitada por 57 señorías (Sumar, ERC, Junts, Eh Bildu, PNV y BNG).
El contador está en marcha. El próximo 27 de noviembre expira el plazo en las Cortes Generales para intentar la investidura. Y el PSOE y Sumar se afanan en estos momentos para lograr un acuerdo con los grupos parlamentarios para atar los votos suficientes y que Pedro Sánchez siga conservando el Palacio de La Moncloa. Se busca la discreción, pero los focos están sobre ellos.