Una noche con los nervios a flor de piel, sin una explicación razonable de lo sucedido. Fueron horas agónicas las que debió pasar la familia del recién nacido sustraído por una desconocida en el Hospital de Basurto, en Bilbao. La mañana del jueves, el bebé Aimar fue hallado con vida y en buen estado de salud, “sin un solo rasguño”, según el testimonio de la familia. La mujer que lo sustrajo, una joven de 24 años que ya ha sido detenida, se hizo pasar por una enfermera y abandonó el hospital con el niño en una bolsa de plástico. Poco después, lo dejó a su suerte en el felpudo de una vivienda.
El Gobierno vasco ha decidido tomar cartas en el asunto. La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha asegurado este mismo jueves que el servicio vasco de salud, Osakidetza, llevará a cabo un “análisis exhaustivo” sobre las razones que posibilitaron la sustracción, además de “proponer medidas” de cara a mejorar los protocolos existentes. ¿Cuáles son esos protocolos? ¿Existen medidas homogéneas en todo el país?
En el caso de Euskadi, las pautas son claras. En el año 2014, Osakidetza sacó adelante un nuevo protocolo que tenía por objetivo evitar la “separación accidental o robo” de los bebés recién nacidos. El protocolo vasco está gestionado y revisado por el propio Gobierno de Euskadi, pero no en todas las comunidades funciona igual. Si en Andalucía, por ejemplo, la consejería también ha redactado un protocolo general, en Cataluña no existen pautas regladas por la Generalitat y son los propios hospitales los que deben diseñar sus planes de acción. La Comunidad de Madrid cuenta desde 1995 con una ley de garantías de los derechos de la infancia en la que se establece que todos los niños y niñas "tienen derecho a ser correctamente identificados en el momento de su nacimiento, de acuerdo con los métodos más avanzados y precisos, mediante un documento de identificación infantil que se entregará inmediatamente tras el alumbramiento".
En cualquier caso, el grueso de las actuaciones que se desarrollan en los centros tiene características comunes que beben de los protocolos trazados por las principales organizaciones especializadas, como la Sociedad Española de Neonatología (SENEO) y la Asociación Española de Pediatría (AEP). Esta última entidad publicó un artículo en 2017 en el que expone algunas de las claves de la identificación, como la puesta en marcha del protocolo inmediatamente después del parto y antes de cualquier separación posible entre la madre y su bebé. La AEP también sugiere verificar la identificación durante el tiempo que dure la estancia hospitalaria y en el momento del alta. Es decir, no bajar la guardia en ningún momento.
Un sistema de identificación generalizado
El sistema de identificación es el eje central de cualquier protocolo que se ponga en marcha en los pasillos de un hospital. Se trata de un conjunto de herramientas pensadas para evitar el intercambio de bebés, como ocurrió hace dos décadas en un hospital de Logroño. Las piezas que lo componen son varias y giran en torno a un código numérico único que se le atribuye al recién nacido tras el parto. La criatura llevará esa identificación en forma de pulsera, en la muñeca o en el tobillo. Asimismo, la madre del bebé portará una copia idéntica de la pulsera. Además, el mismo código se estampa en la pinza del cordón umbilical, lo que permite su identificación inmediata. El mecanismo queda reforzado con un par de pegatinas con el mismo código, una que irá a parar al historial clínico y otra para el documento de identificación sanitaria madre-bebé.
Este conjunto de medidas configuran el pilar básico de los protocolos adoptados por los hospitales, pero algunos han decidido reforzar sus estrategias con algunas actuaciones añadidas. En los hospitales navarros, en los riojanos y en los valencianos, entre otros, se emplea también un sistema de identificación a través de una gota de sangre extraída del cordón umbilical del bebé y otra muestra de su madre, ambas almacenadas en una tarjeta que conserva las muestras en el tiempo. Otra de las medidas que implantan algunos centros es el registro de las huellas de la madre y su bebé, archivadas en el documento identificativo que expide el hospital, si bien este método ha ido pasando a un segundo plano con los años debido a sus limitaciones, como la baja calidad de las impresiones a consecuencia de la falta de personal especializado.
¿Cómo impedir robos?
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Sin embargo, los sistemas descritos están fundamentalmente pensados para evitar intercambios de bebés que se encuentran en el mismo hospital. Pero ¿qué ocurre con los robos, como el sucedido este jueves en Bilbao? En este caso, la clave es la más sencilla: impedir, en la medida de lo posible, que la criatura se separe de sus familiares.
En los hospitales andaluces, los accesos para las visitas pasan por un estricto sistema de control regulado mediante tarjetas vinculadas a cada habitación y los bebés que deben ser sometidos a pruebas tienen el derecho de ir acompañados por un familiar. Esto último está recogido en el decreto 246/2005, por el que se regulan los derechos de los menores a recibir atención sanitaria en condiciones adaptadas a las necesidades propias de su edad. En Bilbao, la mujer que hurtó al recién nacido llevó a cabo el robo haciéndose pasar por una enfermera y bajo el pretexto de llevárselo para realizarle unas pruebas médicas. En Euskadi, el protocolo insiste en priorizar el contacto entre la madre y el bebé durante las horas posteriores al parto y coincide en fijar que todas las pruebas se realicen supervisadas por un familiar y, siempre que sea posible, a pie de cama.
El protocolo que funciona de manera generalizada en los hospitales españoles sigue las pautas recomendadas por las sociedades especializadas, aunque casos como los conocidos este jueves demuestran que existe todavía un margen de mejora. El Gobierno de Euskadi estudiará cuáles son las actuaciones que permitirán mejorar el reglamento y que, tal vez, podrían ser una referencia para el resto de modelos del país.
Una noche con los nervios a flor de piel, sin una explicación razonable de lo sucedido. Fueron horas agónicas las que debió pasar la familia del recién nacido sustraído por una desconocida en el Hospital de Basurto, en Bilbao. La mañana del jueves, el bebé Aimar fue hallado con vida y en buen estado de salud, “sin un solo rasguño”, según el testimonio de la familia. La mujer que lo sustrajo, una joven de 24 años que ya ha sido detenida, se hizo pasar por una enfermera y abandonó el hospital con el niño en una bolsa de plástico. Poco después, lo dejó a su suerte en el felpudo de una vivienda.