El martes de la semana pasada toda la clase política y mediática estaba pendiente de un debate. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se citaban ‘cara a cara’ en el Senado con el objetivo de confrontar por el plan de ahorro energético del Gobierno. Una tarde tensa, dura, con acusaciones, chocando modelos e inaugurando un curso que ya sabe a precampaña electoral.
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hacía público este miércoles una encuesta flash sobre ese debate. Según el barómetro, el 29% de los ciudadanos cree que el presidente del Gobierno salió victorioso, frente a un 24% que vio mejor al líder del Popular. No obstante, el 26% opina que ninguno ganó y un 19,5% se queda en la casilla de “no sabe”.
Pero hay que poner el foco de los datos que desgrana el CIS en el otro lado, en el de los receptores, en el de los ciudadanos. Y una de las primera conclusiones es que sólo dos de cada diez españoles siguieron ese ‘cara a cara’. De ellos, sólo el 9% lo visualizó en su totalidad y un 16,2% “prácticamente en su totalidad”, mientras que el 74,4% lo supervisó “en parte”.
Lo que deja clara la encuesta del CIS es que la televisión sigue siendo la reina para consumir política. El 60,4% siguió el ‘cara a cara’ en directo por vía catódica y un 16,6% a través de resúmenes televisivos, en tanto que la segunda fuente es Internet (26,8%). Por debajo, aparecen los medios más tradicionales y que cada vez tiene menos difusión ciudadana: radio (18,9%) y periódicos (4,1%). No obstante, el seguimiento exclusivamente a través de redes fue todavía menor (1,2%).
A pesar de que apenas lo siguiera el 21,1% de la población, la mitad de los encuestados (50,5%) confiesa, a tenor del CIS, que sí ha tenido alguna información sobre el enfrentamiento entre los dos principales líderes políticos. Y la televisión vuelve a ser la principal vía para obtenerla: un 59% acudió a ella.
¿Quiénes son más adictos a este tipo de debates? Los datos pormenorizados difundidos por el CIS ayudan a dibujar un retrato robot. Otro titular: los hombres lo siguieron más que las mujeres, un 25,3% en el ámbito masculino frente a un 17,2% en el femenino. Y por edades despertó más interés entre la gente mayor, alcanzando las máximas cuotas de seguimiento en los grupos de más de 75 años (33,1%) y de 65-74 años (32,7%). En cambio, los que menos se interesaron fueron los jóvenes, especialmente aquellos entre los 25 y 34 años (11,9%).
También el CIS refleja los hábitos de consumo de este tipo de debates, en el sentido de que las mujeres lo siguieron mucho más por televisión que los hombres. Y estos tienen porcentajes de consumo mayor del ‘cara a cara’ en Internet, radio y periódicos que las mujeres. Todos estos indicadores son estudiados al milímetro con vistas a las próximas batallas electorales.
Los datos sociodemográficos reflejan también otra realidad: suscitó más interés entre ciudadanos que viven en municipios de entre 2.000 y 10.000 habitantes (un 26,4% de sus ciudadanos afirma que lo siguió). Se trata de un porcentaje mayor, por ejemplo, al registrado entre los vecinos de las grandes ciudades de más de un millón de habitantes (20,7%). Los menos interesados, los de las poblaciones de la España vaciada con menos de dos mil habitantes (sólo un 13,3% estuvo atento).
En búsqueda de esos ‘forofos’ de la política, los datos muestran que, por voto anterior, los seguidores de Vox fueron los que estuvieron más atentos (el 33,6% de los que confiesan que metieron la papeleta de la ultraderecha vieron el debate). Después, están los ‘populares’, con un 33,3%. Los votantes de la izquierda estuvieron menos pendientes: los de UP (24,9%) y los socialistas (24,2%).
El apartado socioeconómico ayuda a dibujar también ese perfil. Por actividades laborales, tuvo más enganche entre los jubilados (un 34,2% sostiene que estuvo atento al ‘cara a cara’). El siguiente porcentaje más alto se registra entre los operadores de instalaciones y máquinas y ensambladores (31,3%). Los que menos interés mostraron a lo que pasaba en la Cámara Alta: profesionales, científicos e intelectuales (12,4%) y personal administrativo (12%).
La televisión, mirando esta variables, arrasa especialmente como principal fuente entre jubilados (79%) y trabajadoras domésticas no remuneradas (82,3%). En cambio, se dan comportamientos diferentes en otros sectores: los agricultores y pescadores se conectaron más a través de la radio.
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El CIS se detiene también en la clasificación subjetiva de clase. Y los que estuvieron más atentos fueron aquellos que se autodefinen como de clase alta y media alta (31%), seguidos de los de clase trabajadora (28,7%). Los que menos atención prestaron fueron los de clase baja/pobre (sólo un 14,1%).
La política tiene algo de fe también. Y el debate tuvo su porcentaje más alto de seguimiento, mirando las creencias, entre los católicos practicantes (27,5%), por delante de los creyentes de otra religión (24,3%) y ateos (22,9%). Los que más pasaron: los no creyentes o “indiferentes”. Sólo un 11,7% de ellos contesta haber seguido a Sánchez y Feijóo ese martes.
A por el próximo debate.
El martes de la semana pasada toda la clase política y mediática estaba pendiente de un debate. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se citaban ‘cara a cara’ en el Senado con el objetivo de confrontar por el plan de ahorro energético del Gobierno. Una tarde tensa, dura, con acusaciones, chocando modelos e inaugurando un curso que ya sabe a precampaña electoral.