"¿Yo replicar? No, yo nunca le replico a nadie". Entre este Mariano Rajoy y el que se presentó este martes ante el Pleno del Congreso de los Diputados para hacer frente a la moción de censura planteada por Unidos Podemos no dista ni un mes. Contrario a lo que dijo en unas declaraciones, el 23 de mayo, en las que alababa el buen humor de la presidenta de la Cámara baja, Ana Pastor (PP), por elegir un martes 13 para el debate de la iniciativa, el presidente del Gobierno no sólo replicó al candidato, sino a la portavoz de Podemos, Irene Montero. En el Gobierno y en el PP habían insistido en las horas previas en que todas las opciones estaban abiertas y en que se decidirían las réplicas sobre la marcha. Una aparente improvisación que chocó con el hecho de que Rajoy llevara listas para leer desde la tribuna sendas respuestas para los dirigentes de Podemos.
Rajoy sorprendió a todos. A los partidos de la oposición y a los suyos, que se miraban con extrañeza cuando le vieron abandonar el escaño camino de la tribuna para responder a Montero. Era como si no tocase. ¿Cómo se le ocurría dar réplica a la portavoz? ¿Qué iba a dejar para el líder? ¿Se iba a atrever a ningunearlo sin salir después? Sólo un núcleo muy reducido de dirigentes, casi todos de la cúpula del PP, sabía que iba a implicarse en la moción de censura.
Poco a poco, las dudas se fueron disipando y los conservadores, que llegaban a la cita con el temor de salir escaldados fueron levantando la cabeza con el paso de las horas -no hubo receso hasta las 16.50-. Se esperaban una fuerte sacudida a cuenta de los escándalos de corrupción. Pero no se esperaban una respuesta tan "contundente" de su jefe de filas "parando los pies a Podemos". Podemos
"Han probado su propia medicina. Rajoy también sabe acaparar los focos, también sabe dar titulares. También sabe entrar en los telediarios", defendía uno de sus diputados que bromeaba con la idea de que el presidente no es tan previsible como presume. "Les ha descolocado sin estridencias y sin perder los nervios", completaba.
"Nadie quería dar la cara"
En las últimas semanas, sectores del PP y del Gobierno se quejaban de que, por lo general, no había una línea de defensa clara frente a los escándalos de corrupción. Que estaban viviendo días como los peores de la época del estallido de los casos Gürtel y los papeles de Bárcenas. Que nadie quería dar la cara. Y que se estaba permitiendo que la oposición extendiese toda una sombra duda sobre el partido.
Rajoy llevaba, señalan en su entorno, unos quince días preparándose para este debate. Y, en especial, para responder sobre la corrupción y otras actuaciones polémicas protagonizadas por su Gobierno o su partido. La operación Lezo, el caso Moix, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la amnistía fiscal... eran demasiados frentes como para dejar descubiertos o sin respuesta. "No podía dar la sensación de que pasaba de puntillas o de que dejaba a los suyos a los pies de los caballos, cuando al fin y al cabo él es el máximo responsable del partido y del Gobierno. No iba a dejar que nos calumniaran", interpreta un dirigente regional conservador.
"Afirmaciones falsas"
Así, el jefe del Ejecutivo acusó a Montero de haber hecho afirmaciones "falsas" sobre los miembros de su Gobierno. Algo, a su juicio, "tranquilizador".
"Los miembros de este Gobierno que usted censura no son corruptos ni se puede afirmar que lo sean, salvo con ánimo de calumniar. Son tan honrados como lo pueda ser usted, a quien presupongo honradísima", leyó Rajoy antes de decir que él tiene las manos "limpias" y "una gestión transparente".
"En el Partido Popular ha habido corruptos, sí, pero el Partido Popular que cuenta con 800.000 afiliados, no es un partido corrupto, lamento disgustarle. Y es por eso, señoría, por lo que los electores nos renuevan su confianza una vez tras otra. Yo mismo, modestamente, he ganado las tres últimas elecciones generales en España. Y no deberían ustedes olvidar que en junio del pasado año mientras ustedes perdían algo más de un millón de votos, nosotros recibimos la confianza de 800.000 españoles más. Se ve que 'la gente', en cuyo nombre hablan ustedes habitualmente, no contempla el mundo con las mismas gafas que sus señorías", prosiguió.
No obstante, la respuesta de Rajoy fue muy genérica, contrastando con lo detallado de las acusaciones de Podemos. Montero llegó a recitar, en orden alfabético, más de medio centenar de escándalos de corrupción vinculados con el PP. E Iglesias repasó los nombres de sus protagonistas.
Ministros desgastados
Pese al valor que en el PP dan a estos mensajes, sobre todo en clave interna, para levantar el ánimo de militantes, simpatizantes y dirigentes, en la formación son conscientes del desgaste con el que han acudido al debate. A los escándalos de corrupción se suman episodios, algunos de ellos tienen también que ver con la corrupción, que han dejado muy tocados a miembros del Consejo de Ministros. Sus nombres no faltaron en las intervenciones de Podemos.
Cristóbal Montoro, titular de Hacienda, ha visto en menos de un mes cómo pasaba de ser el máximo responsable del éxito de los Presupuestos Generales del Estado para 2017 a ser el máximo responsable de que el Tribunal Constitucional (TC) haya tumbado la amnistía fiscal. Si el PSOE no cambia de idea, llevará su reprobación al Pleno de la Cámara.
Reprobado por obstaculizar las investigaciones de los escándalos acude a este pleno el titular de Justicia, Rafael Catalá. En la misma sesión, también se retiró la confianza al Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, y al por entonces fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix. Moix presentó su renuncia "personal e irrevocable" al cargo hace un par de semanas, después de que infoLibre desvelara que posee el 25% de una sociedad con sede en Panamá que, a su vez, posee un chalé en la sierra madrileña. Su vacante está pendiente de cubrir. Este mismo martes
Por su parte, Juan Ignacio Zoido, titular de Interior, arrastra las polémicas de la etapa de su antecesor, Jorge Fernández Díaz, y su número dos, José Antonio Nieto, se ha visto salpicado en la operación Lezo. Cuando estalló este escándalo, se supo que el secretario de Estado de Seguridad se había reunido con el hermano de Ignacio González, Pablo González.
Una misión principal: desacreditar la moción
Ya menos en clave interna, Rajoy se dedicó en todas sus intervenciones a desacreditar la moción. A Iglesias le dijo que, "personalmente", no se siente molesto con la iniciativa. "Ni siquiera creo ser su auténtico objetivo. Es una moción contra la estabilidad de España y contra todos los que contribuyen a hacerla posible. Por eso, su anunciado fracaso es la mejor noticia para España. España gana y ustedes pierden", le dijo. Más tarde, sería más duro: "Un Gobierno liderado por usted sería letal para el bienestar general".
En este contexto de moción fallida y condenada al fracaso, Rajoy introdujo, el que es, a su juicio, el motivo que está detrás de que Iglesias haya llegado a la cita sin apoyos. "La prisa".
"Tiene mucha prisa para su programa de asalto porque siente que la ocasión se le escapa y porque aquí hay algunos que ya se están recuperando", dijo el jefe del Ejecutivo. Se refería al Partido Socialista, que este fin de semana celebra su congreso federal semanas después de que Pedro Sánchez venciera en las primarias.
La herida del 'sorpasso'
Previamente, también había ubicado a los socialistas como su principal rival tirando de resultados electorales: "En diciembre de 2015 afrontaron ustedes el proceso de elecciones legislativas para sustituir al PP en el Gobierno, pero si ello no era posible al menos para quedar segundos, pero no fue así. El PP ganó y el PSOE se mantuvo como segunda fuerza. Seis meses más tarde, hace ahora aproximadamente un año y tras su pacto con IU, blasonaron de su indudable triunfo sobre el PSOE, el sorpasso. ¿Se acuerdan del sorpasso? Pues no, señoría, tampoco pudo ser, aunque el PSOE había reducido sus apoyos en más de cien mil votos. Claro, ocurrió que el PP obtuvo 800.000 más y eso es muy molesto, pero es que ustedes perdieron más de un millón de votos, el 18 % de los que tenían, uno de cada cinco".
Rajoy nunca ha negado su predilección por que el bipartidismo se alterne en el poder. El Gobierno y su partido están muy pendientes de cuál va a ser el rumbo que va a tomar en "nuevo PSOE" de Pedro Sánchez a partir de la semana que viene, una vez se celebre el congreso. En todo caso, creen que podrán extraer "algunas pistas" en el discurso de su portavoz, José Luis Ábalos, en esta moción de censura. Toca este miércoles.
Pese a estas alusiones al principal partido de la oposición, el hecho de que Rajoy no rehuyera el cuerpo a cuerpo con Iglesias, dio muestras de que esta moción le preocupa más de lo que verbalizó.
"No hay alternativa"
Cerca de las 21.30, Ana Pastor daba por concluida la sesión del martes. Continuará el miércoles a las 9.00 de la mañana. A su salida, los diputados del PP sacaban pecho de la actuación de su líder. "Ha estado cómodo y fuerte y no ha entrado a las provocaciones de Iglesias cuando éste le decía que le veía descolocado y descentrado", señalaba un miembro de la dirección del Grupo Parlamentario Popular.
Ver másPodemos tiende la mano al PSOE para contrarrestar el giro a la izquierda de Sánchez
Frente a ello, vieron a un Iglesias "plúmbeo", "poco profundo y soporífero". "Si pretendía avanzar algo y ganar posiciones, ha conseguido todo lo contrario", opina una diputada del PP.
"Pese a que en un primer momento tuve mis dudas de su réplica a Montero, ha quedado demostrado que fue un acierto porque sirvió para condicionar todos el debate", añade la misma fuente.
En Moncloa habían pedido a todos los ministros que estuvieran preparados por si en algún momento tenían que intervenir. No lo hicieron. Ni tampoco la vicepresidenta. Ministros como Catalá, Íñigo de la Serna (Fomento), Luis de Guindos (Economía) o Dolors Montserrat estuvieron tuiteando a lo largo del debate vendiendo algunas de las actuaciones del Ejecutivo.
"¿Yo replicar? No, yo nunca le replico a nadie". Entre este Mariano Rajoy y el que se presentó este martes ante el Pleno del Congreso de los Diputados para hacer frente a la moción de censura planteada por Unidos Podemos no dista ni un mes. Contrario a lo que dijo en unas declaraciones, el 23 de mayo, en las que alababa el buen humor de la presidenta de la Cámara baja, Ana Pastor (PP), por elegir un martes 13 para el debate de la iniciativa, el presidente del Gobierno no sólo replicó al candidato, sino a la portavoz de Podemos, Irene Montero. En el Gobierno y en el PP habían insistido en las horas previas en que todas las opciones estaban abiertas y en que se decidirían las réplicas sobre la marcha. Una aparente improvisación que chocó con el hecho de que Rajoy llevara listas para leer desde la tribuna sendas respuestas para los dirigentes de Podemos.