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Rajoy lanza un órdago personal en el PP a cinco meses de las generales

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El presidente del Gobierno y del Partido Popular, Mariano Rajoy, volverá a ser candidato de su partido a las generales del próximo otoño. Sabe que se la juega. Y por ello ha puesto toda la maquinaria de la formación que lidera a su servicio. Esta es la principal conclusión que puede extraerse de los cambios que anunció este jueves ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP. "Más que una dirección de partido, lo que el presidente ha organizado es un megacomité de campaña de cara a las generales", señala un destacado miembro de la dirección de los conservadores.

A la salida del comité, los dirigentes asistentes tenían opiniones para todos los gustos. Había quienes consideraban que Rajoy se había quedado corto, que esperaban más. También había quienes pensaban que las nuevas caras incorporadas a la dirección iban a ayudar, por sus perfiles, a hacer del PP un partido más amable, más cercano, más de centro. Pero en lo que sí había unanimidad es en que su jefe había tomado "el mando" cumpliendo con una de las demandas que lleva escuchando toda la legislatura.

"Descuidar al partido es descuidar tus futuras opciones de Gobierno. Y tampoco hay que olvidar que cuando no hay poder lo único que queda es el partido", definía al abandonar Génova un presidente regional.

A Rajoy, él mismo lo ha dicho en más de una ocasión, no le gustan los "líos" internos, y menos en la recta final hacia unos comicios decisivos. Por ello ha evitado el "lío" que habría supuesto apartar a María Dolores de Cospedal, secretaria general y foco de muchas de las críticas internas del partido en esta legislatura, metiéndose a sí mismo de por medio. Su número dos sigue en el mismo puesto en el que la ratificó en el XVII Congreso Nacional del partido celebrado en Sevilla en febrero de 2012 pero con la diferencia de que ahora será él quien presida cada lunes las reuniones del comité de dirección de partido, el núcleo de poder de la formación conservadora. Si Rajoy quiere saber lo que pasa en estas reuniones no tendrá que llamar a Cospedal para enterarse. Estará presente.

También han tenido que pasar tres años desde el comienzo de la legislatura para que Rajoy tome cartas en el asunto y recomponga los puentes rotos entre la dirección nacional del partido y el Gobierno.

No es ningún secreto que las relaciones entre Cospedal y la vicepresidenta del Gobierno son más que mejorables y que ello ha provocado en muchas ocasiones descoordinación entre Génova y Moncloa. Ahora –no pocos le afean que no lo hiciese antes– Rajoy se persona y, bajo la denominación de "jefe de campaña", ubica a Jorge Moragas, el director de gabinete de la Presidencia de Gobierno.

Sin coordinador

En la práctica, Moragas, la sombra del presidente del Gobierno, será el nexo entre partido y Ejecutivo. Su papel viene a sustituir la recuperación de la figura del coordinador general con la que tanto se especulaba. Y desplaza a Carlos Floriano. El ya exvicesecretario de Organización y Electoral de los conservadores fue el director de campaña de las elecciones del pasado 24-M, una cita en la que el PP perdió todas sus mayorías absolutas en las comunidades autónomas y 2,4 millones de votos en las municipales. Su sitio estará ahora en el Grupo Parlamentario Popular, bajo el mando del diputado Rafael Hernando.

Rajoy quiere que Moragas compatibilice esta nueva función con su puesto en Moncloa, por lo que no pondrá el cartel de vacante en el puesto de jefe de gabinete.

Floriano es el único que sale, junto a Esteban González Pons, de la dirección del partido que Rajoy configuró en 2012. No obstante, la salida del vicesecretario de Estudios y Programas ya estaba prevista desde que éste ocupó su escaño en el Parlamento Europeo. En su condición de portavoz del PP en Bruselas ya tiene derecho a un asiento en el Comité de Dirección, por lo que Rajoy tenía pendiente su sustitución desde hace meses.

En el PP y el Gobierno interpretan que si para Rajoy mantener a Cospedal ahora es sinónimo de estabilidad, lo mismo ocurre con Javier Arenas, al que le une una buena amistad. Ambos llevan años enfrentados internamente –la pasada semana santa quedó confirmado por si había dudas– y prescindir de cualquiera de los dos y mantener al otro habría sido interpretado como una ofensa. "Se quedan los dos. No hay ninguna guerra. Y el papel de Arenas como vicesecretario general de Política Autonómica y Local es clave también de cara a las generales", señalan desde el Ejecutivo.

Caras jóvenes y nuevas

En los nuevos fichajes también hay mensaje más allá de que son jóvenes y, casi todos, menos conocidos a nivel nacional. A la vicesecretaría de Arenas  se suman otras cuatro. Organización (Fernando Martínez Maíllo), Sectorial (Javier Maroto), Estudios y Programas (Andrea Levy) y Comunicación (Pablo Casado).

Martínez Maíllo, expresidente de la Diputación de Zamora, es de la máxima confianza de Rajoy. Un hombre ajeno a familias y a guerras internas, como le gusta al jefe de los conservadores. No obstante, su fichaje se vio envuelto en la polémica al conocerse que puede ser llamado a declarar como imputado en el caso Caja España

Él, por su parte, insiste en que no está imputado y en que a principios de mes reclamó a la juez que declare la nulidad del proceso. 

Martínez Maíllo supo un día antes que Rajoy le había reservado el puesto de número tres del partido. Su relación con Cospedal no es mala, algo también clave si se tiene en cuenta que va a tener que pasar muchas horas en Génova.

Maroto se quedó el sábado sin la Alcaldía de Vitoria pese a haber encabezado la lista más votada. Un acuerdo de última hora del PNV con Irabazi, apoyado también por EH-Bildu y Podemos, le arrebató este consistorio muy vinculado al PP. Alfonso Alonso, ministro de Sanidad, fue también alcalde de esta ciudad antes de dar el salto a la política nacional.

Integrante del grupo de jóvenes dirigentes del PP que tomó el relevo a la etapa de María San Gil, Maroto se enfrentó junto al resto del PP de Álava, presidido por Alonso, a Arantza Quiroga, presidenta del PP de Euskadi en el último congreso regional. Sin el consenso del PP vasco, Álava apostaba por Iñaki Oyarzábal, impuso como número dos a Nerea Llanos. En este proceso contó con el apoyo de Cospedal. Ahora, con este movimiento, las fuerzas se equilibran.

Maroto será clave estos meses a la hora de organizar actos de partido con los diferentes sectores sociales y la idea es que trabaje muy coordinado con Alonso, responsable también de Asuntos Sociales e Igualdad.

El nuevo vicesecretario de Sectorial de Rajoy es uno de los cargos del PP que más ha defendido los matrimonios entre personas del mismo sexo. Tras el verano se casará con su novio, al que lleva 19 años unido.

Catalana como él, Levy es el círculo de confianza de Moragas, el jefe de Gabinete de Rajoy.

De todos estos nombramientos el único que se daba por hecho es el de Pablo Casado, diputado por Ávila y que ya fue portavoz en la última campaña electoral. Junto a Levy, es el más joven de los nuevos rostros del PP. Tiene su origen en el PP de Esperanza Aguirre, fue presidente de Nuevas Generaciones, y trabajó junto a José María Aznar en FAES, pero es muy valorado por todos los sectores del partido.

"Si alguna vez me tiene que renovar alguien, que sea Pablo Casado", señaló en la campaña del 24-M el expresidente del Gobierno en un mitin en Ávila.

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En este contexto, cada vez son más las fuentes en el PP y en el Gobierno que creen que los prometidos cambios de Rajoy para el Ejecutivo serán, sin llegan a serlo, meros "ajustes".

El titular de Educación, José Ignacio Wert, se quiere ir. Y su sustitución podría ser el único movimiento. Él ha pedido ir como embajador a la OCDE, pero el presidente no tiene claro que deba premiarlo.

La opinión más extendida es que a estas alturas de legislatura perjudica más al Gobierno cambiar de ministros que mantener a los que hay. "No tiene mucho sentido poner a nuevos ministros o ministras a defender, en lo poco que queda, leyes que no son suyas. No tienen plazo para vender un proyecto con el que se les identifique", valora un miembro del Gobierno.

El presidente del Gobierno y del Partido Popular, Mariano Rajoy, volverá a ser candidato de su partido a las generales del próximo otoño. Sabe que se la juega. Y por ello ha puesto toda la maquinaria de la formación que lidera a su servicio. Esta es la principal conclusión que puede extraerse de los cambios que anunció este jueves ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP. "Más que una dirección de partido, lo que el presidente ha organizado es un megacomité de campaña de cara a las generales", señala un destacado miembro de la dirección de los conservadores.

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