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Las razones por las que Unidos Podemos rechaza dar apoyo explícito a Macron ante el ascenso de Le Pen

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Las elecciones presidenciales francesas celebradas este domingo han relegado a Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa) a un cuarto lugar. Apartado de la contienda en la que los dos candidatos más votados tendrán que competir el próximo 7 de mayo, el dilema de Mélenchon consiste ahora en definir su posición de cara a la segunda vuelta: apoyar al liberal Emmanuel Macron (En Marcha), votar en blanco o abstenerse, aunque esta última postura signifique dilatar el margen de la ultraderechista Marine Le Pen (Frente Nacional), la otra cara de la moneda en los próximos comicios. Todos los contrincantes de Macron se han apresurado a pedir el voto para el líder socioliberal, y lo mismo ha ocurrido en gran parte de los países vecinos. En España únicamente Podemos e Izquierda Unida han titubeado a la hora de pronunciarse. El motivo, según los expertos, responde al marcado carácter anti establishmentanti establishmentde la formación, mientras que varios de sus miembros justifican su cautela apuntando a la similitud entre las políticas de los dos actuales candidatos al Elíseo.

Pablo Iglesias reflexionó el mismo domingo que “apostar por Clinton/Macron (establishment) frente al neofascismo en lugar de Sanders/Mélenchon ya fue un fracaso”. Por su parte, Alberto Garzón señaló a través de redes sociales que “ni Macron y su liberalismo clasista (elogiado por las transnacionales) ni Le Pen y su xenofobia son modelos deseables”, y que “las políticas de Macron son las que han creado fenómenos como Le Pen. El fascismo es hijo directo del liberalismo”. El eurodiputado de Podemos Miguel Urbán admitió que “es muy difícil tener que elegir entre un banquero de la austeridad y los monstruos del pasado que se hacen presentes con Le Pen”.

Acerca de los resquicios del pasado se manifestó también el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, quien subrayó en rueda de prensa lo necesario de “frenar a la ultraderecha” y recordó que precisamente Francia Insumisa “ha sido la fuerza que más ha confrontado con estos fantasmas del pasado que representa la candidatura del Frente Nacional de Marine Le Pen”. Echenique zanjó que no cabe “ninguna duda” de su posición, y aunque recalcó que Podemos no le va a decir “qué votar a los franceses”, sí señaló que “hay que votar contra Le Pen”.

'Anti establishment'

En un primer diagnóstico, la postura “ambigua” de Unidos Podemos puede responder a dos estrategias. Así lo interpreta el doctor en Ciencias Políticas José Fernández-Albertos, quien en conversación con infoLibre considera que “una posibilidad es que exista un intento más o menos deliberado de atraer a un determinado tipo de votante o perfil sociológico muy contrario y muy crítico con el establishment y los partidos de orden” y que, además, se haya podido sentir atraído por Le Pen “sin tener una ideología muy definida ni parecida a la suya”. Esta hipótesis, no obstante, responde con mayor exactitud al electorado francés, “pero en el caso español esa correlación no existe porque no hay un votante que reúna dichas características”.

En segundo lugar, continúa Albertos, existe la posibilidad de que la izquierda española crea que “el enemigo de fondo es tanto una consecuencia de la austeridad y las políticas conservadoras como del populismo de derechas de Le Pen”, es decir, que Unidos Podemos “genuinamente compre el discurso de que ambos realizan políticas muy parecidas”. En cualquier caso, el politólogo subraya lo “problemático” de dichos escenarios en el caso de la formación morada, cuyo electorado “se define en oposición a la amenaza reaccionaria de Le Pen”, y cuyos potenciales votantes pueden “reaccionar de forma negativa” ante el discurso blandido hasta el momento.

La politóloga Máriam Martínez-Bascuñán entiende que “de alguna manera el hecho de que Mélenchon no pase a segunda vuelta hace que fracasen todas las hipótesis que [Unidos Podemos] estaba poniendo sobre la mesa, porque ha habido mucha implicación en su campaña”. Tales planteamientos, continúa, “tenían que ver con lo que [Íñigo] Errejón llama momento populista: estamos en un momento populista y esto quiere decir que la única forma de combatir el populismo de derechas es con un populismo de izquierda”. Sin embargo, el hecho de que al final no sea Mélenchon el que entre en la segunda vuelta niega esta hipótesis populista, de modo que “el populismo de derechas de Le Pen no se combate con populismo de izquierda; quien ha pasado a segunda vuelta es un socio liberal que representa un proyecto antagónico que se erige a través de una visión europeísta, cosmopolita y mucho más aperturista”.

A juicio de Bascuñán, Unidos Podemos “necesita diferenciarse del resto”, y si todos los partidos políticos le están brindando apoyo al candidato socioliberal, “¿cuál es la oposición a Macron? ¿Le Pen? Y si Macron falla, ¿cuál es la oposición a Le Pen?”. En este contexto, prosigue la politóloga, la formación “se sitúa en el marco político como partido anti establishment”, de manera que todo aquello que implique entrar en un consenso con las élites de poder “negaría su propia lógica de actuación dentro de la esfera política”.

Bascuñán insiste, asimismo, en subrayar que dicha “ambigüedad es una pequeña victoria para Le Pen” y recuerda que en las elecciones de 2002, cuando Jean Marie Le Pen pasa a segunda vuelta junto a Jacques Chirac (Los Republicanos), “la izquierda llama al voto para apoyar” al segundo. “¿Qué ha cambiado desde entonces?”, cuestiona la politóloga.

Impulsores de la extrema derecha

La eurodiputada de IU Marina Albiol se muestra contundente en su respuesta: “Lo que ha cambiado es que durante todos estos años se ha visto cómo las políticas de extrema derecha las están haciendo partidos que se autodenominan socialdemócratas, conservadores o liberales”. Por ello, remacha la europarlamentaria en conversación con este diario, a la ultraderecha “no es sólo cuestión de combatirla en las urnas” .

En este sentido, añade, “está claro que nadie más que Francia Insumisa y la Izquierda Europea ha luchado contra el fascismo, ahora y siempre”, mientras que los partidos que forman el establishment “la han promovido”. Albiol recuerda que “ministros socialdemócratas, cuando [Benoît] Hamon estaba en un 6% y Mélenchon en un 20%, estaban pidiendo el voto para la derecha”, por lo que “quien ha impedido en realidad que Mélenchon esté en una segunda vuelta y sea alternativa a Le Pen, son ellos mismos”.

Marina Albiol entiende que, aunque España no debe tomar posición sobre el devenir de los franceses, “el hecho de que Le Pen haya logrado ese resultado y haya pasado a una segunda vuelta es consecuencia precisamente de las políticas de los conservadores y los socialdemócratas”, de modo que “no vale decir que hay que parar a Le Pen en las urnas, cuando lo que han hecho hasta ahora ha sido impulsarla con sus políticas de austeridad, recortes y negando respuesta a las necesidades de las clases populares”.

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También Juan Carlos Monedero apuesta por replantear los resultados de los comicios en términos analíticos. “Nos encontramos con que la izquierda antineoliberal y antipopulista es la que ha ganado las elecciones”, apunta el exdirigente de Podemos, porque “si sumas los votos de Hamon y los trotskistas, Mélenchon hubiera pasado a la segunda vuelta”. A su juicio, se trata de un resultado que evidencia la existencia de “una parte muy importante de Francia que no se siente representada en este juego de tahúres, que son formas renovadas de turnismo”.

En este contexto se produce una llamada contra Le Pen que genera “una jugada perfecta de vaciamiento de la democracia”, de forma que “en España los partidos del régimen están apoyando el voto a Macron, igual que la UE de los recortes, igual que los editorialistas de la derecha”. La principal consecuencia es, continúa Monedero, que “le deja todo el campo de la crítica del modelo a la extrema derecha, y eso es radicalmente irresponsable”, porque los franceses “tienen que saber que hay una fuerza política que no entra en ese juego”.

Monedero considera que, “en caso de que la solución final fuera pedir el voto para Macron", el proceso pasaría por una negociación que lo "comprometiera a poner en marcha determinadas cuestiones”, algo que el exdirigente de Podemos pone en duda, “porque tienen un plan político muy claro y les molesta cualquier tipo de alternativa”. Por el contrario, añade, las políticas y Le Pen se encuentran peligrosamente próximas. "En cuanto a política económica de fondo ninguno va a cuestionar las políticas de austeridad”, porque ambos “proceden de una misma estrategia”. Monedero insiste, finalmente, en que “votar a Macron es pan para hoy y hambruna para mañana”. Resulta, a su parecer, idéntico a lo que se vivió en España. “Cuando estaban obligando a Podemos a apoyar al programa de Rivera presidido por Pedro Sánchez, el argumento era el mismo: hay que frenar la derecha. ¿Para qué? ¿Para hacer las mismas políticas?”, se pregunta.

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