Internet, como espacio de socialización, congrega parte de los problemas que se reproducen en la sociedad. La violencia, especialmente entre los más jóvenes, es una constante que preocupa a expertos y que no remite. Según un estudio [consultar en este enlace] presentado este jueves por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción) y la Fundación Mapfre, el 34% de los encuestados reconoce haber sufrido maltrato en internet y el 70% cree que el riesgo de acoso es "mucho más frecuente de lo que se dice".
Eulalia Alemany, directora técnica de la FAD, explica en conversación con infoLibre que "el mundo virtual para los jóvenes es central en su socialización, están absolutamente inmersos". Los usuarios de las redes, dice, "se sienten muy capacitados, entienden los códigos, están cómodos y combinan el mundo online con el offline". Esto, comenta, tiene sus ventajas pero también implica ciertos riesgos. El informe revela que uno de cada tres jóvenes ha sufrido maltrato en internet y uno de cada diez, el 9,2%, reconoce haberlo ejercido.
Los jóvenes entrevistados, de entre 14 y 24 años, son conscientes de los riesgos que supone el uso de las redes sociales. Concretamente, el 70% entiende que los riesgos de acoso –de adultos a menores, entre compañeros de la misma edad o respecto al envío de imágenes íntimas– son "bastante o muy frecuentes" y el mismo porcentaje estima que son "mucho más frecuentes de lo que se dice". Los resultados muestran un incremento de casi catorce puntos desde la anterior encuesta, publicada hace tres años.
El 66,2% cree que "el envío de imágenes privadas y comprometidas sin consentimiento", concretamente aquellas de carácter íntimo o contenido sexual, se da "bastante o mucho". Un 66% lo dice respecto al acoso entre compañeros y un 51,3% en relación al acoso de un adulto hacia un menor. También en estos tres casos ha aumentado la percepción del riesgo desde el año 2015: casi doce puntos en el caso del envío de imágenes sin consentimiento y prácticamente diez puntos en los otros dos casos. "Consideraciones que no dejan de ser percepciones, pero que dan buena cuenta de la importante manera en que ha aumentado la consideración de internet y las redes sociales como un medio propicio a determinados riesgos", dice el estudio.
Los autores del documento creen necesario "considerar el tipo de nuevos peligros que internet y las redes sociales ponen en juego, o más bien la nueva dimensión que alcanzan algunos riesgos que ahora encuentran cauces más difícilmente controlables", como son "el acoso, la difamación, el acceso a información personal, la difusión de imágenes y vídeos sin consentimiento o la suplantación de identidad".
En cuanto a los matices de género, las mujeres perciben de forma mucho más clara y contundente la existencia de los tres posibles problemas: quince puntos más en relación con el acoso entre compañeros, casi catorce puntos más el acoso de un adulto a un menor, y trece puntos más en cuanto al envío sin consentimiento de imágenes privadas y comprometidas.
Por otro lado, a mayor edad aumenta también la percepción de los riesgos de acoso, de manera que los más jóvenes son menos conscientes de los peligros que supone un mal uso de las redes sociales.
Amplificar la violencia
Alemany recuerda que "cualquier actividad humana tiene sus ventajas y sus riesgos" y en ese sentido "el mundo virtual es igual". La receta ante ello, añade, consiste en "reducir al máximo la vulnerabilidad de los jóvenes frente a esos riesgos, saber cómo los perciben y hacer programas de prevención" para conseguir que "los riesgos no dañen a la juventud" y su relación con las redes "pueda ser sana".
El problema se magnifica cuando, en lugar de espejo, las redes se convierten en amplificador de la violencia. "Las redes no son la causa pero son un instrumento que amplifica el daño". Habla Marisa Soleto, presidenta de la Fundación Mujeres.
La memoria de la Fiscalía advierte en su balance de 2017 de los peligros vinculados a las redes sociales. "Es preocupante el notable incremento de la violencia de género digital, especialmente entre adolescentes y jóvenes", señala el Ministerio Público, "pues las redes sociales constituyen el principal medio de comunicación entre ellos y a la vez facilita el control, vigilancia, presión sobre la pareja, aprovechando sin duda el anonimato y la gran repercusión que la red propicia".
"Es un comportamiento que conocemos y que reproduce la vida real", estima Soleto, quien recuerda que el fenómeno está "perfectamente identificado" por los profesionales. El riesgo que "añaden las nuevas tecnologías es su alcance y su impacto, porque de la red no te puedes escapar", reflexiona.
Según el informe anual de la Fundación Anar sobre acoso y ciberbullying, aunque un 53,2% de los niños sufren acoso frente al 46,8% de ellas, las cifras se invierten en cuanto al ciberacoso. "Las mujeres son más proclives a sufrirlo que los varones: 65,6% frente a un 34,4%", relata el estudio. Con respecto al género de los acosadores, la proporción de varones se ha incrementado en un año desde el 31,2% hasta el 46,7%, a la vez que descienden las agresoras, desde el 39% hasta el 23,3%.
Para Soleto, la sociedad en general se encuentra en un momento de "aprendizaje en cuanto al uso de las redes sociales y la factura la van a seguir pagando las generaciones jóvenes". Por ello, estima, es fundamental "trabajar en su uso como instrumento de desarrollo personal, y no como una amenaza". Por ello, la solución para "siempre por intervenir sobre la raíz principal", que en el caso de las mujeres atiende a la "discriminación por razón de sexo". "Mientras no se aborden las causas principales, cualquiera de las manifestaciones sociales, por mucho que se innove en herramientas, reproducirán los mismos comportamientos", concluye Soleto.
La violencia de género y el sexismo en las redes encuentra una alianza perfecta en la lgtbifobia. Según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), el acoso escolar al colectivo "lleva al 43% de quienes lo sufren a plantearse el suicidio". Además, el informe Stop Violencia Infantil, elaborado por Unicef, denuncia que los adolescentes son con frecuencia objetivo de agresiones por su orientación sexual y su identidad de género, y el 50% del alumnado LGTBI de la etapa de Educación Secundaria ha experimentado acoso y ciberacoso.
Iniciativas y compromisos
Si bien la advertencia sobre los riesgos de las redes sociales lleva años vigente, el primer gran paso se ha conseguido ya. Así al menos lo advierte Eulalia Alemany, quien recuerda que una percepción del riesgo alta entre los jóvenes "hace que sean más cautos". Toca ahora, añade, "empoderar a los padres, madres y profesores para ser mediadores válidos" y hacer pedagogía al respecto.
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En este sentido se han puesto en marcha novedosas iniciativas. Con la apertura del nuevo curso escolar, CCOO y la FELGTB presentaron de forma conjunta una guía con material educativo dirigido al alumnado, al profesorado y a las familias para "sensibilizar sobre la diversidad afectivo-sexual y de género". La idea gira en torno a la narración de historias en formato cómic protagonizadas por un joven trans, que tiene como objetivo "convertir las escuelas en espacios libres de violencia".
A nivel institucional los esfuerzos tampoco son pocos. El Pacto de Estado contra la Violencia de Género, de hecho, cuenta con cuatro artículos donde las nuevas tecnologías y las redes sociales tienen especial protagonismo. La medida 34 del acuerdo estatal llama a "dar formación a los jóvenes sobre el uso adecuado y crítico de internet y las nuevas tecnologías, especialmente en la protección de la privacidad y sobre los ciberdelitos". Cuatro puntos más adelante, el pacto habla de "publicar en la web del Observatorio de la Imagen de las Mujeres (OIM), de forma más visible, las resoluciones y sanciones impuestas por la difusión de contenidos sexistas, denigrantes o discriminatorios" y apela además a intensificar "la vigilancia específica de los contenidos de internet y de las redes sociales que se vinculen a esta vulneración".
Ya en la medida 112, los firmantes del pacto acuerdan "no considerar las injurias y calumnias a través de las redes sociales en el ámbito de la violencia de género como únicamente un delito leve". En el apartado 114, finalmente, se busca "establecer como medida cautelar y como pena privativa de derechos la prohibición de comunicarse a través de las redes sociales cuando el delito se cometa a través de las nuevas tecnologías".
Internet, como espacio de socialización, congrega parte de los problemas que se reproducen en la sociedad. La violencia, especialmente entre los más jóvenes, es una constante que preocupa a expertos y que no remite. Según un estudio [consultar en este enlace] presentado este jueves por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción) y la Fundación Mapfre, el 34% de los encuestados reconoce haber sufrido maltrato en internet y el 70% cree que el riesgo de acoso es "mucho más frecuente de lo que se dice".